Es un ingeniero en construcción de aeropuertos convocado por las pasiones de la Patria y de la poesía.
Un día supuestamente dejó a Cuba, pero en realidad se la llevó en silencio, en el silencio necesario para materializar la mayor de sus obras de constructor y poeta.
El 12 de septiembre de 1998 lo detuvieron en Miami por amor a la humanidad, aunque el FBI, experto en mascaradas, le imputó graves delitos. A partir de entonces Antonio “Tony” Guerrero Rodríguez, junto a sus cuatro hermanos de epopeya, comenzó a vivir una vida distinta: la del prisionero que por sus razones justas y conmovedoras, está siempre libre a despecho de las rejas.
En un juicio devenido farsa cruel, lo sancionaron a cadena perpetua y 10 años de cárcel.
Así recibió una de las cuotas de la perversidad con la cual la jueza Joan Lenard repartió entre él, Gerardo Hernández, Ramón Labañino,
Fernando González y René González cuatro cadenas perpetuas y 77 años de encierro.
Nacido el 16 de octubre de 1958, Antonio festeja su cumpleaños 49, el noveno desde el encarcelamiento. Es válido afirmar que lo festeja, pues él no cree en la derrota, ni aun en medio de la condena que, además de excesiva, resulta absurda.
En proclamas forjadas en la prisión, ha reflejado también en versos sus testimonios de optimismo, amor a la vida y canto a la esperanza. Los textos ratifican la actitud de quien se sabe libre incluso en la celda, y subrayan a su vez la arista profundamente humana y sensible del autor.
Frescos, vitales, apasionados, desnudos de afeites, sin complejidades técnicas, cargados de verdades esenciales y entrañables, sus poemas hablan de disímiles temas, incluidas reflexiones intimistas, entroncadas con su compromiso social.
El 27 de diciembre del 2001, en su Alegato en la vista de sentencia, él expresó al concluir la intervención: “Al final reposaremos libres y victoriosos frente a ese sol que hoy nos ha sido negado”.
Es una declaración de fe inconmovible en las más caras virtudes humanas, de esas tantas con las cuales los Cinco Héroes prosiguen su misión frente al sol por el que han luchado.
Adolfo Silva Silva, Servicio Especial de la AIN
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