El héroe de la lucha contra el apartheid y primer Presidente negro de Sudáfrica, que pasó 27 años en la cárcel, festeja su cumpleaños en su pueblo natal.
Johannesburgo. DPA y AFP
Se festeja desde hace meses, pero el 18 de julio se cumple la fecha: el héroe nacional sudafricano, Nelson Mandela, celebra su cumpleaños 90. Así como hasta ahora las fiestas, conciertos, lecturas y homenajes fueron públicos, hoy el festejo será más bien privado y familiar. “Festejará en el círculo estrecho de su familia en un marco muy relajado en Qunu”, explicó su hija Zindzi. Incluso sus nietos y bisnietos no participarán esta vez en la fiesta, pues Mandela prefirió tener un día tranquilo.
No habrá discursos ni actos festivos. “Quiere descansar y pasarlo bien”, dijo su hija, que ahora lo ve más como nunca antes.
El concierto 46664, el número con el que Mandela fue identificado durante los años que estuvo preso en Robben Island, se realizado en junio en Londres. Y fue considerado como su despedida del gran escenario mundial.
Pero, según su ex esposa Winnie Madikizela-Mandela, coquetea con una aparición en el primer Mundial de Fútbol que se festejará en el 2010 en Sudáfrica. “Ya lo veo ahí”, comentó al margen de uno de los homenajes más inusuales en honor al líder sudafricano: la presentación de su biografía gastronómico-política.
En ella, la antropóloga Anna Trapido describe las preferencias culinarias de Mandela. “La comida es un medio inusual, pero efectivo para una biografía: el recuerdo de olores, sensaciones y comidas deliciosas ayuda a revivir momentos pasados”.
Otro regalo inusual llegó del lado de Estados Unidos, que finalmente quitó al primer Presidente negro de Sudáfrica de la lista de personas sospechosas de terrorismo. El Gobierno estadounidense había colocado al Congreso Nacional Africano (CNA) en los años ochenta en la lista de organizaciones terroristas del mundo.
El Premio Nobel de la Paz sigue siendo una importante figura a escala mundial. Según su colaboradora Mothamang Diaho su fundación sigue recibiendo solicitudes para apariciones en actos festivos, galas y conferencias.“Recibimos todas las semanas unas 40 000 solicitudes de todo el mundo», explicó.
Comentó que Mandela siguió con gran interés los recientes ataques violentos contra extranjeros en su patria: “Sigue leyendo con mucho interés los diarios. Y está muy triste por la violencia”.
Todavía hoy, el popular estadista sigue gustando de las camisas de colores, y consigue con su encanto y su humor que los ricos y famosos contribuyan en sus tareas benéficas.
Mandela pasó a causa de su lucha contra la separación racial casi tres décadas en prisión. Esto lo marcó, incluso a la hora de comer. Después de su liberación voló a EE.UU., en una cena hundió el pan en la comida, como lo hacían presos, contó su hija.
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