La respuesta a la pregunta básica, a saber, qué queremos decir con «lengua internacional», puede expresarse desde dos posiciones:
La definición general se limitaría a decirnos que una lengua es internacional cuando se habla en dos o más naciones, de acuerdo con la definición del diccionario académico. El español cumple ese requisito, efectivamente. La definición demográfica precisa la anterior, y viene a decirnos que un número de hablantes superior a un nivel —necesariamente arbitrario, convencional— confieren el carácter de internacionalidad a una lengua. El nivel trescientos, cuatrocientos o quinientos millones funciona inmediatamente y nos permite volver a responder afirmativamente a la cuestión de si el español es lengua internacional.