El 2 septiembre de 1960 el pueblo cubano, representado en un millón de personas reunidas en la capital, aprobó la Primera Declaración de La Habana, que no fue más que la respuesta a la Conferencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en San José de Costa Rica, que justificaba las pretensiones del imperialismo estadounidense de intervenir en los asuntos internos de los estados de América Latina, y, entre otros aspectos, aislar a Cuba para contribuir a la agresión militar que ya gestaba la CIA.
En esa conferencia, Raúl Roa García, el Canciller de la Dignidad, quien encabezaba la delegación de Cuba, dio muestras de su brillante y agudo verbo, y no solo defenció los derechos de nuestro país, sino los derechos de todos los pueblos de Latinoamérica.
También hay que destacar la actitud de Ignacio Luis Arcaya, canciller venezolano, y Raúl Borras Barrenechea, candiller peruano, los cuales se negaron a firmar la declaración y después hidieron renundia de su cargo.
Condenó la política imperialista de los Estados Unidos, la traición de los gobiernos latinoamericanos a los intereses nacionales, la explotación del hombre por el hombre y la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero imperialista; así como expresó el agradecimiento de nuestro pueblo a la solidaridad que brindaba la Unión Soviética.
La Asamblea General Nacional del pueblo de Cuba adoptó los siguientes acuerdos:
—Aceptar la ayuda de la URSS y de la República Popular China en caso de que Cuba fuese invadida por ejércitos imperialistas.
—Romper el tratado militar suscrito entre los Estados Unidos y Cuba. (lo cual hizo Fidel desde la tribuna y con sus manos).
—Establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China, reconociéndola como única y legítima representante del pueblo chino y romperlas con el régimen de Taiwán.
—Rechazar la llamada Declaración de San José, aprobada por los cancilleres de la OEA a instancias del Gobierno imperialista de Estados Unidos.
—Aprobar la Declaración de La Habana, que incluye la proclamación de los derechos del hombre latinoamericano.
PROCLAMACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE LATINOAMERICANO
– El derecho de los campesinos a la tierra.
– El derecho del obrero al fruto de su trabajo.
– El derecho de los niños a la educación.
– El derecho de los enfermos a la asistencia médica y hospitalaria.
– El derecho de los jóvenes al trabajo.
– El derecho de los estudiantes a la enseñanza libre, experimental y científica.
– El derecho de la mujer a la igualdad civil, social y política.
– El derecho del anciano a una vejez segura.
– El derecho de los intelectuales, artistas y científicos a luchar, con sus obras, por un mundo mejor.
– El derecho de los estados a la nacionalización de los monopolios imperialistas.
– El derecho de los pueblos a convertir sus fortalezas militares en escuelas y a armar a sus obreros, a sus campesinos, a sus estudiantes, a sus intelectuales, al negro, al indio, a la mujer, al joven, al anciano, a todos los oprimidos y explotados para que defiendan, por sí mismos, sus derechos y sus destinos.
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