Ayer, casualmente, me enteré de que un amigo hondureño fue uno de los tantos desaparecidos que hubo en Sudamérica producto de las dictaduras militares, y que gracias a la gestión de alguien pudo salvar su vida. Y como encontré este poema de Benedetti en el blog de una amiga argentina que ama la poesía de este uruguayo, que también es uno de mis preferidos, decidí publicarlo yo también. Aquí les presento, pues, “Desaparecidos”:
Están en algún sitio / concertados
desconcertados / sordos
buscándose / buscándonos
bloqueados por los signos y las dudas
contemplando las verjas de las plazas
los timbres de las puertas / las viejas azoteas
ordenando sus sueños sus olvidos
quizá convalecientes de su muerte privada.
Nadie les ha explicado con certeza
si ya se fueron o si no
si son pancartas o temblores
sobrevivientes o responsos.
Ven pasar árboles y pájaros
e ignoran a qué sombra pertenecen.
Cuando empezaron a desaparecer
hace tres cinco siete ceremonias
a desaparecer como sin sangre
como sin rostro y sin motivo
vieron por la ventana de su ausencia
lo que quedaba atrás / ese andamiaje
de abrazos cielo y humo.
Cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían.
Están en algún sitio / nube o tumba
están en algún sitio / estoy seguro
allá en el sur del alma
es posible que hayan extraviado la brújula
y hoy vaguen preguntando preguntando
dónde carajo queda el buen amor
porque vienen del odio.
Mario Benedetti, poeta uruguayo (Paso de los Toros)
Pintura: “Desaparecidos”, de Antonio Santos, puertorriqueño
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