Sus esfuerzos, a menudo colaborando con la ONU, han ayudado a lograr un mundo “más pacífico” y a impulsar la “fraternidad entre las naciones”, siguiendo el espíritu del fundador de los premios, Alfred Nobel.
Oslo.- El Comité Nobel Noruego recompensó la labor como mediador durante tres décadas en conflictos internacionales del ex presidente finlandés Martti Ahtisaari otorgándole el Nobel de la Paz 2008, en una elección que se ajusta a los pronósticos.
El nombre de Ahtisaari figuraba entre los principales candidatos al premio desde hacía años, especialmente a partir de 2005, cuando a través de su organización Iniciativa para la Mediación de Crisis (CMI) contribuyó de forma significativa a la resolución del conflicto en la región indonesia de Aceh.
La de Aceh forma parte de una larga lista de mediaciones que comenzaron con la independencia de Namibia (1989-1990) y que incluye la cuestión de Kosovo y contribuciones para resolver los problemas de Irak, Irlanda del Norte, Asia Central y el Cuerno de África.
Sus esfuerzos, a menudo colaborando con la ONU, han ayudado a lograr un mundo “más pacífico” y a impulsar la “fraternidad entre las naciones”, siguiendo el espíritu del fundador de los premios, Alfred Nobel, señaló el comité en su explicación del fallo.
El comité recordó que ya ha galardonado en otras ocasiones a mediadores internacionales y que Ahtisaari es uno “sobresaliente” que ha mostrado la importancia que esta figura puede tener en la resolución de conflictos.
“Este año queríamos poner de actualidad la mediación por la paz. Hoy en día tenemos problemas por todos los sitios, en Irak, Afganistán, Sri Lanka y otras áreas con conflictos en distintos continentes. Aunque lo principal es poner las condiciones y crear la paz, también es importante destacar la mediación”, señaló en rueda de prensa Ole Danbolt Mjøs, presidente del comité.
Aunque Ahtisaari era un candidato sólido al galardón, las quinielas señalaban como principales favoritos a dos activistas de los derechos humanos, el chino Hu Jia y la abogada chechena Lidia Yusúpova.
Jia y Yusúpova tenían a su favor entre otras cosas el calendario: en 2008 se cumplen 60 años de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU en París.
Entre los 197 candidatos al premio de este año también se citaba a la política colombiana Ingrid Betancourt, al presidente de Bolivia, Evo Morales; el opositor cubano Osvaldo Payá y las argentinas Abuelas de Plaza de Mayo.
Ahtisaari sucede en el palmarés del Nobel al ex vicepresidente de EU Al Gore y al indio Rajendra Pachauri, que preside el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, premiados en 2007 por construir y divulgar un mayor conocimiento sobre este fenómeno e impulsar medidas para contrarrestarlo.
Al igual que la elección del Nobel de Literatura, la del de la Paz vino precedida de polémica, en este caso originada por la publicación de un libro del conocido activista noruego Fredrik S. Heffermehl en el que acusa al comité de contravenir la voluntad de Nobel, pide su dimisión y amenaza con acciones legales en su contra.
Heffermehl considera que el comité se ha desviado en el último medio siglo por intereses económicos y políticos de los deseos de Nobel, que dejó escrito en su testamento que el premio debía ir a personas que contribuyeran a fomentar la fraternidad entre las naciones, la reducción de armamento y la promoción de la paz.
- Toda una vida consagrada a promover la paz mundial
Después de figurar durante varios años en la lista de favoritos al Nobel, finalmente el finlandés Martti Ahtisaari ha visto recompensadas cuando menos se lo esperaba sus casi cuatro décadas de trabajo en favor de la paz mundial.
Ahtisaari entró con fuerza en las quinielas del Nobel de la Paz en 2006, un año después de que su mediación hiciera posible poner fin a casi 30 años de conflicto armado en la región separatista de Aceh, en el norte de Indonesia.
Entonces, tras siete meses de reuniones intermitentes celebradas en Helsinki, el Gobierno indonesio y el rebelde Movimiento para la Liberación de Aceh (GAM) firmaron un histórico acuerdo de paz, fruto en gran parte de la pericia diplomática del ex presidente finlandés.
“Es más probable que me toque la lotería a que me den el Nobel de la Paz”, declaró entonces Ahtisaari, un hombre cabal y sumamente modesto, con una larga trayectoria diplomática.
Sin embargo, la concesión del Nobel de la Paz ese año al bangladeshí Muhammad Yunus, el llamado “banquero de los pobres”, supuso una gran decepción para Ahtisaari, quien vio cómo se desvanecían sus aspiraciones de conseguir el prestigioso galardón.
Nacido el 23 de junio de 1937 en Viborg, en la provincia oriental de Carelia, Ahtisaari sufrió en sus propias carnes a muy temprana edad las consecuencias de conflictos armados como los que más tarde ayudaría a resolver.
Cuando tenía dos años, el ejército de la Unión Soviética lanzó una ofensiva sobre Finlandia y dio comienzo a una guerra que duraría hasta 1944 y que se libró en paralelo a la II Guerra Mundial.
Tras la firma del armisticio en 1944, la URSS se anexionó, entre otras regiones, la provincia de Carelia, lo que obligó a Ahtisaari -y a varios miles de finlandeses más- a abandonar sus hogares y emigrar a otras ciudades de Finlandia.
Ahtisaari y su familia rehicieron sus vidas en Oulu, en la costa oeste, donde estudió magisterio y realizó varios cursos de Ciencias Económicas.
Quizás marcado por la experiencia de su infancia, a los 28 años Ahtisaari inició su carrera diplomática y se especializó en cooperación técnica.
En sus primeros años en el Ministerio de Exteriores desempeñó diversas labores, entre ellas las de embajador en Tanzania, Zambia, Somalia y Mozambique, hasta que en 1978 fue designado representante especial del secretario general de la ONU en Namibia.
Ahtisaari dedicó trece años de su vida a supervisar el proceso que culminó con la independencia de este país de Sudáfrica en 1990, una labor de la que se siente especialmente orgulloso.
Durante los primeros años de la década de los noventa, Ahtisaari continuó su trabajo por la paz en distintos puntos del globo a las órdenes de la ONU.
Entre otros destinos, Ahtisaari fue enviado a Irak para supervisar el cumplimiento del alto el fuego tras la primera guerra del Golfo, y a Bosnia-Herzegovina después de la guerra de Yugoslavia.
En 1994, pese a no pertenecer a la clase política, su prestigio personal le permitió convertirse en el primer presidente de Finlandia elegido por sufragio universal directo, aunque sus seis años al frente del Estado supusieron sólo una pausa en su carrera diplomática.
En 2000, al término de su mandato, decidió no presentarse a la reelección y fundó el Crisis Management Initiative (CMI), una organización dedicada a promover la paz y a mediar en los conflictos internacionales.
A partir de entonces, Ahtisaari supervisó el desarme del IRA en Irlanda junto al ex dirigente del Congreso Nacional Africano (CNA) Cyril Ramaphosa y fue enviado especial de la OSCE en Asia Central y de la ONU en el Cuerno de África, entre otras misiones.
Además de su papel como mediador entre el Gobierno indonesio y la guerrilla independentista de Aceh, Ahtisaari tuvo una labor muy destacada en el proceso de negociación del estatuto de Kosovo.
En 2007, él mismo presentó al Consejo de Seguridad de la ONU un plan que lleva su nombre, donde sostiene que la independencia de Kosovo es “la única opción viable” para solucionar el conflicto.
Casado con Eeva desde 1968 y padre de un hijo, Marko, Ahtisaari es un trabajador incansable, y según sus colaboradores del CMI, “un jefe ejemplar”.
Fuente: El Economista
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