La revista joven más antigua de Cuba.
Para muchos investigadores, la revista Alma Mater sacó su primer número el 17 de noviembre de 1922; para otros, esto ocurrió cinco días después, el 22.
Lo cierto es que en la primera portada solo se anota la constancia del volumen 1, en número romano, el cabezal en letra gótica con el nombre de la nueva publicación, las siglas en círculo de la Universidad de La Habana y la caricatura de la figura de una joven, en atrevido para la época atuendo playero, pelo al aire y sombrero en su mano izquierda.
¿Anticipo de los tiempos reformistas que presagiaban el país o desafío a la corrupción que confundía la mojigatería con la politiquería dominante?
Alma Mater había nacido para pelear y concientizar, no para satisfacer las vanidades sociales de los estudiantes de la época, en su inmensa mayoría hijos de las clases pudientes, ni para confabularse con los gobiernos devenidos de la intervención yanqui, empeñados en mantenerlos sumisos y ajenos a los asuntos políticos.
El primer editorial se titulaba «Nuestro Credo», escrito por Julio Antonio Mella, y en él clamaba por un cambio radical en la Universidad:» (…) Daremos nuestra protección a todos aquellos ideales de reforma y progreso que están en la memoria colectiva. Estudiantes del siglo XX no pueden regirse por principios hechos por seminaristas de hace dos siglos (…) Somos optimistas, confiamos en la victoria, nuestra juventud y nuestros ideales nos incitan a luchar y a triunfar. Amén».