Por qué un español coge el avión y un mexicano nunca lo haría, o cómo ha de gemir un hispanohablante para no confundir a su amante, fueron algunos de los apuntes didácticos de la charla «El sexo en la lengua», celebrada en la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
«¿Con cuántos ‘testículos’ escribimos?», preguntó la escritora argentina Luisa Valenzuela al juvenil auditorio (la media de edad rondaba los 20).
La autora dedicó su reflexión a la pérdida del simbolismo de algunas palabras con connotaciones sexuales: para ella, ser boludo (tonto) en Buenos Aires perdió el encanto.
No faltaron en la charla los tabúes del español en los distintos países: así, en Argentina, reseñó Valenzuela, no son aconsejables términos como concha (vagina) o tortillera (lesbiana).