Javier Echemendía Hernández es el único orfebre que ha dado hasta hoy la ciudad costera de Caibarién, primero fue joyero y luego pasó cursos en La Habana Vieja para calificarse en este oficio de artistas.
Ya cuenta con varias exposiciones personales y colectivas, algunos premios importantes, donde se inscribe el más reciente: Primer Premio en la modalidad de metales y vidrio del XV Salón de Artesanía Artística de Villa Clara, 2008.
Empezó en el 2004 en la Orfebrería, que ha sido su sueño y puso todo su empeño en alcanzarlo, se siente muy bien y cómodo con su oficio.
Los dos premios más recientes son la mención en una exposición nacional por el 80 aniversario del natalicio del Che, y el Premio en el XV Salón… con la obra titulada “La esperanza del reciclaje”.
Títulos largos y un poco filosóficos corresponden a una serie que se llama Flagelos: alcohol, SIDA, contaminación, guerra, todos los flagelos que a su juicio pueden ser resueltos, obras en las que se aprecia un interés didáctico, una preocupación social.
A Javier Echemendía le gusta explicar las obras, pero solo en su pueblo, porque aquí la Orfebrería es una novedad, y le gusta ayudar a interpretar y conocer. Ha preferido mantenerse en Caibarién porque ama a su pueblo y quiere que aquí florezca esa manifestación artística, por eso sueña con preparar personas, que se inserten en la gran tradición de Artes Plásticas de este municipio de la costa centro norte de Cuba.
Es meticuloso en la concepción de la obra y su elaboración, sigue una serie de pasos que van desde el diseño hasta la terminación y pueden durar entre ocho meses y un año, de acuerdo a la complejidad de la obra.
No le preocupa ser “guajiro”; su arte siempre sorprende porque no tiene la referencia del contacto frecuente con otros orfebres, donde unos inciden sobre la obra de otros, cuando él llega del interior con su pieza, es impactante.
Raisa Guevara
Fuente: Centro Arte
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