(…) y es la cadencia de tu voz tan cristalina,
tan suave y argentada, de ignota idealidad,
que impresionado por todos tus encantos
se conmovió mi lira y en mí la inspiración (…)
Tras los pasos de la trova llegan a Santa Clara, en el centro de Cuba, bardos de todo el país con guitarras al hombro, morrales llenos de canciones y el ánimo colmado de desmedidas ansías por compartir el embrujo de la trova en cualquier rincón de esa ciudad: el mismo embrujo que atrapó a Manuel Corona cuando en 1918 conoció a Longina O’Farril y su belleza cautivadora le inspiró una de las composiciones más legendarias de la cancionística cubana.
Del 7 al 11 de enero, y como para empezar el año con buenos acordes, el Encuentro Nacional de Trovadores Longina, auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz, reúne a trovadores jóvenes que animan las interminables descargas en el céntrico Parque Vidal, el Museo de Artes Decorativas, la Escuela de Instructores de Arte, la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, la Galería Provincial de Arte, el Café Literario y El Mejunje, que con sus fuertes ruinas y arraigo cultural llega a sus 25 años desafiando difíciles mareas, y el Longina le rinde tributo.
Con el respaldo del público santaclareño y de otros tantos trovadictos de desperdigados sitios de la Isla que llegan sin importar donde dormir o comer, los trovadores del patio devienen anfitriones de unos de los festivales troveros más importantes del país.