Maestro en el lenguaje de la abstracción, Salvador Corratgé exhibe un trazo virtuoso, su indiscutible vitalidad, y la utilización ingeniosa del espacio en La telaraña de mis sueños, una muestra que se exhibe en la galería La Acacia, en el centro de La Habana.
Un aspecto muy importante de este conjunto es el reto que el pintor lanza a sus coetáneos y a los de más de una generación subsiguiente; pues las obras que allí pueden contemplarse, todas de gran formato, fueron realizadas en 2008 por un creador con más de 50 años de vida artística.
En esta exposición de sorprendente coherencia, Corratgé explora las posibilidades infinitas de ese lenguaje abstracto en el cual se ha expresado todos estos años, en una continuidad que jamás admitió la reiteración.
Él fue uno de los artistas que contribuyó a la gran repercusión del Salón de Arte Abstracto, efectuado en 1957, con obras de creadores cubanos seguidores de esta corriente. Ese evento constituía una respuesta del arte nacional al Salón de Pintura alentado por la tiranía batistiana, con obras de conservadores criterios estéticos y políticos.
REPERCUSIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL DEL ARTISTA
Sus muestras personales han abarcado importantes espacios consagrados a las artes plásticas. Entre ellos, el Club Irlandés de Raqueta, la Galería Lois C. Morton, el Museo Universitario Contemporáneo de Arte, de México D.F. y el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo, de Yucatán, en Mérida, México.
Otras de sus exposiciones en solitario fueron presentadas en Seattle, Estados Unidos; la Universidad de Oviedo, en España; la Casa de la Cultura Cubana en Praga, Checoslovaquia; y las del Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Arte de 23 y 12, el Memorial José Martí y el Hotel Inglaterra, todas en La Habana.
Obras suyas han sido seleccionadas para una profusión de muestras colectivas; entre las cuales se destacan por su relevancia: Espacios abstractos, en La Acacia; La razón de la poesía, Diez pintores concretos cubanos, Museo Nacional de Bellas Artes; Tono a tono, Salón de la Solidaridad del Hotel Habana Libre; II Bienal de Cerámica de Pequeño Formato, Castillo de la Real Fuerza; y Sa1ón de Artes Plásticas UNEAC 90, todas en Cuba.
También ha participado en exposiciones colectivas en el exterior, como: Estampas cubanas de tres siglos, en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá; Arte Cubano. Los últimos 60 años, en Dallas, Texas, Estados Unidos; y en la Primera Bienal Internacional de Gráfica, en el Exhibition and Congress Center, de Maastricht, Holanda.
CÓDIGOS DE UN ARTISTA SINGULAR
Corratgé otorga tridimensionalidad a sus piezas, pues la solidez de las formas provoca en el espectador la ilusión óptica de sumergirse en lo escultórico. El maestro hace gala de su dominio de la teoría del color; busca efectos impactantes con planos que resplandecen sobre un fondo sombrío y fascinan a quien lo contempla.
No se limita a plasmar manchas que recreen contrastes o armonías gratas o retadoras a la vista; en sus obras existe un misterio especial, pues cada persona capta un mensaje diferente.
Esta corriente interactiva propicia que el público reincida en la galería, para intentar descubrir otras lecturas, penetrar en las honduras de esta Telaraña de mis sueños, donde un acrílico sobre tela en fondo azul, se traduzca en un cataclismo submarino, la caída de un avión en el mar o los fragmentos de la propela de un barco…
Mientras otro, de suave naranja como fondo, con una sucesión de rectángulos en estallido de rojos, puede sugerir un incendio o los fulgores de una pasión próxima a detonar.
Ada Oramas
Fuente: CubAhora
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