José Martí nació el 28 de enero de 1853. En esta fecha tan señalada quiero, con este trabajo de Ricardo Castrorrivas, honrar al Maestro y a los Cinco Héroes prisioneros del Imperio:
Con respeto y cariño para Los Cinco Héroes de la República de Cuba:
René González Sehwerert
Gerardo Hernández Nordelo
Ramón Labañino Salazar
Fernando González Llort
Antonio Guerrero Rodríguez
«Dolor infinito debía ser el único nombre de estas páginas. Dolor infinito porque
el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores, el que
mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas que no se borrarán
jamás. (….)
¿Qué es aquello?
Nada.
Ser apaleado, ser pisoteado, ser abofeteado.
Volver ciego, cojo, magullado, herido, al son del palo y la blasfemia, del golpe y
del escarnio.
¿Qué es esto?
Nada también.
¡Horrorosa, terrible, desgarradora nada!
¡Oh, y qué espantoso debe ser el remordimiento de una nada criminal!
Los ojos atónitos lo ven; la razón escandalizada se espanta; pero la compasión
se resiste a creer lo que habéis hecho, lo que hacéis aún.
O sois bárbaros, o no sabéis que hacéis.
Dejadme, dejadme pensar que no lo sabéis aún.
«Volved, volved por vuestra honra: arrancad los grillos a los ancianos, a los
idiotas, a los niños; arrancad el palo al miserable apaleador: arrancad vuestra
vergüenza al que se embriaga insensato en brazos de la venganza y se olvida
de Dios y de vosotros; borrad, arrancad todo esto, y haréis olvidar alguno de sus
días más amargos al que ni al golpe del látigo, ni a la voz del insulto, ni al rumor
de las cadenas, ha aprendido aún a odiar.»
El autor de esta valiente denuncia es el Apóstol José Martí, quien con dieciséis
años apenas, ciñó sobre su frente la corona del sufrimiento, en defensa de sus
ideales.
Es la Cuba colonial en 1869. A un año del Grito de Yara; en plena Guerra de los
Diez Años. En la Isla toda hay gran agitación patriótica.
En un cateo que las autoridades españolas hacen en casa de los hermanos Valdés, encuentran una carta comprometedora firmada por José Martí, donde le reprocha a un compañero suyo el haberse alistado en el ejército español.
Martí es detenido bajo el cargo de traición y recluido en la Cárcel Nacional. Después
de más de cuatro meses en prisión, es juzgado por un consejo de guerra y
condenado a seis años de cárcel.
Es pelado al rape y encadenado de la cintura hasta su tobillo derecho, que le es
sujetado con un grillete. Luego lo llevan a trabajar en las canteras. Allí se enferma de
los ojos y se le ulcera el tobillo por el roce del grillete.
Por gestiones de sus padres, le conmutan la pena de prisión y es enviado a Isla de
Pinos en calidad de deportado. De aquí es desterrado a España.
En Madrid, en las propias entrañas del imperio español, Martí publica en 1871, EI
Presidio Político en Cuba Un viril y acusador testimonio sobre la crueldad
carcelaria que imperaba en la Cuba colonial.
Desde aquellos oscuros tiempos, han pasado ya 137 años. El imperio español es
ahora sólo una amarguísima huella en la historia de nuestra América.
En 1959, Cuba logró su definitiva independencia, por la que su pueblo luchara
desde el 10 de octubre de 1968, y hoy constituye la primera Revolución
S ocialista del continente Latinoamericano
Esta es la mayor gloria del Apóstol y de Cuba y su pueblo, que trabaja
arduamente porque el legado martiano continúe vigente en cada cubano y
cubana; en cada obra de la Revolución. Con tanta presencia como en aquel
glorioso 26 de Julio de 1953; cuando Fidel Castro y sus héroes asaltaron el
Cuartel Moneada y el de Bayamo, en el Centenario del natalicio de José Martí;
rindiéndole con estas acciones un tributo de dignidad y decoro al autor
intelectual de la Revolución Cubana.
Esta robusta presencia martiana se agigantó con el triunfo revolucionario del
Primero de Enero de 1959.
Muy pronto se cumplirán 50 años de esta hazaña. Cincuenta años también de
resistir un criminal bloqueo genocida; y miles de agresiones, atentados y
ataques terroristas de toda clase. Medio siglo ha resistido Cuba defendiendo su
Revolución; pero la hostilidad imperialista no cesa.
Ante esta permanente amenaza, Cuba no tiene más recurso que defenderse
con todo el derecho que tiene como nación libre y soberana.
Es entonces un momento cumbre de la patria: cuando sus mejores hijos se
lanzan al combate. Ese minuto inmenso ya lo había anunciado José Martí, a los
dieciséis años, cuando escribió estos versos:
«El amor, madre, a la patria,
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca…”
Es entonces el momento supremo cuando surgen los patriotas, tal como él lo
dijo: «Los hombres son productos, expresiones, reflejos. (….) no es aire sólo lo
que les pesa sobre los hombros, sino pensamiento; esas son las grandes bodas
del hombre, sus bodas con la patria»:
De este noble compromiso de dignidad surgió Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio. De allí nació el Ejército Rebelde. Luego las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Milicias y demás organizaciones de masas. Así como las gloriosas misiones internacionalistas en África y la honrosa y delicada misión antiterrorista que le fue encomendada a los Cinco Héroes Cubanos. Una magna tarea que realizaron en Miami, en el corazón de las mafias terroristas anticubanas.
Con esta patriótica acción revolucionaria, Los Cinco lograron detectar acciones
terroristas en contra de Cuba y las denunciaron. Pero en vez de capturar a los
terroristas, los encarcelaron a ellos.
Los Cinco, como son conocidos en todo el mundo, están en prisión desde 1998;
sufriendo humillaciones y abusos de poder en las cárceles norteamericanas.
Víctimas de un imperio feroz. Así como José Martí fue también victima del
imperio español.
Pero así como Martí, engrandecido por el sufrimiento; así se elevan Los Cinco
sobre la injusticia imperial.
Y es aquí donde fulguran más lúcidas las ideas. Es aquí donde hay más fragor
en esta batalla de ideas por la liberación de Los Cinco; quienes también como
José Martí, «aún no han aprendido a odiar».
Porque, como el noble corazón del Apóstol dice: «Odiar y vengarse cabe en un
mercenario azotador de presidio; cabe en el jefe desventurado que le reprende
con acritud si no azota con crueldad; pero no cabe en el alma joven de un
presidiario cubano, más alto cuando se eleva sobre sus grillos, más erguidocuando se sostiene sobre la pureza de su conciencia y la rectitud indomable de
sus principios».
«Esos son los héroes: los que pelean por hacer a los hombres libres, o los que
padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad».
Y como la verdad de Cuba es sagrada, así se la defiende; con mucho honor. Dejemos que José Martí defienda a Los Cinco: «Pero yo os pido en nombre de ese honor de la Patria que invocáis, que reparéis algunos de vuestros más lamentables errores, que en ello habría honra legítima y verdadera; yo os pido
que seáis humanos, que seáis justos, que no seáis criminales sancionando un crimen constante, perpetuo, ebrio, acostumbrado a una cantidad de sangre diaria que no le basta ya».
Con esta contundente denuncia, Martí censura el crimen jurídico que se
comete contra Los Cinco; pues continúa la injusticia de mantenerlos en prisión
siendo todos ellos inocentes; y de haberse anulado el juicio espurio de Miami y
revocado las infames condenas que les impusieron.
Los Cinco Héroes, como verdaderos martianos y en un fiel paralelo histórico de
dignidad y decoro con su Maestro, se comportaron honrosamente en la Corte,
al pronunciar estas palabras:
«Su Señoría, la Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el resto
de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en éste, en algún otro nivel del
sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los prejuicios y los
deseos de venganza y se comprenderá que no hemos hecho ningún daño a
este país, que merezca semejante condena. Pero si así no fuera, me permitiría
repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas de esta nación, Nathan
Hale, cuando dijo: «Sólo lamento no tener más que una vida para entregar por
mi Patria.» Gerardo Hernández Nordelo.
«Señores fiscales, les guste o no, Cuba es un país independiente y soberano;
tiene su propio gobierno legítimo, su propio Presidente, sus mártires y héroes y
sus propias convicciones. Cuba es igual que Estados Unidos. ¡A Cuba,
señores, hay que respetarla!
Comprendemos los esfuerzos que se hicieron por lograr un juicio imparcial;
pero la ciudad de Miami no es lugar para lograr tales propósitos cuando se trata
de Cuba. He aquí, posiblemente, el error más crítico en nuestro caso: realizar
el juicio en esta ciudad.
¡Si por evitar la muerte de seres humanos inocentes; si por defender a nuestros
dos países del terrorismo, y evitar una invasión inútil a Cuba, es por lo que se
me condena hoy, pues bienvenida sea!
¡Llevaré el uniforme de recluso con el mismo honor y orgullo con que un
soldado lleva sus más preciadas insignias!
¡Este ha sido un juicio político y, como tal, nosotros somos prisioneros políticos!
¡Aquí está toda la evidencia; y aquí está escrita la historia: ella será quien nos haga verdadera justicia!»
Ramón Labañino Salazar.
«De manera que no tengo ni el derecho a pedir clemencia para mí en un
momento como este… quisiera creer que usted entenderá el que yo no tenga
razones para el arrepentimiento. Pero siempre sentiré la obligación de pedir
justicia para mis compañeros acusados de crímenes que no cometieron y condenados sobre la base de los prejuicios… Nosotros seguiremos apelando a
estos valores y a la vocación por la verdad del pueblo norteamericano, con toda
la paciencia, la fe y el coraje que nos puede infundir el crimen de ser dignos.»
René González.
«Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria y por la convicción de que la
historia demuestra que es la única opción que le queda al pueblo cubano para
evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que traen aparejadas
las acciones terroristas que se cometen contra mi país.» Fernando González Llort.
«Ha sido éste, por encima de todo, un juicio político. En lo personal no tengo otra cosa que pedir: sólo justicia; por el bien de nuestros pueblos, por el bien de
la verdad. Llegará el día que ya no vivamos en la zozobra del temor y la muerte, y en ese día de la historia, se verá la justicia real de nuestra causa. Tomo versos de Martí para esta última página que anoté en el diario de mis
largos días: «He vivido: al deber juré mis armas y ni una vez el sol dobló las cuestas sin que mi lidia y mi victoria viere.”” Antonio Guerrero Rodríguez.
Esta es la poesía de la Revolución Cubana: La dignidad, el decoro y el sacrificio
por la patria amenazada. Y tiene sus poetas soldados. Miles y miles de
cubanos y cubanas, junto a Fidel y José Martí, el poeta mayor. En este enorme
poema revolucionario, ¡Los Cinco Héroes también dicen presente!
Porque Antonio es poeta; y además, dibujante y pintor. Ramón es poeta.
Gerardo es poeta de la línea y el color; es dibujante y caricaturista. Y Fernando
y René, son poetas del honor. Los Cinco son lo que Martí sentenció: «el único
modo de ser poeta de la patria… es ser soldado».
Los Cinco Héroes lo son. Poetas guerreros de la luz y la poesía. Escuchemos a Antonio Guerrero en estos versos dedicados a José Martí:
ODA AL MAESTRO
En tus versos crecí, con alma pura;
De niño te adoré, como a un padre:
A tu vigencia eterna mi corazón se abre
Con tu ejemplo de amor y de bravura.
Nunca habrás de morir y menos hoy
Que tu luz ilumina este camino.
Estás en cada paso del destino
Hacia donde con todo valor voy.
Podrá tener un monstruo en sus entrañas
Preso mí cuerpo, si en su vientre habito,
Pero mi pensamiento es libre, con el grito
De libertad que nace en tus montañas.
28 de enero de 1999
Con José Martí como espada y escudo en fiel sintonía con su ideario, Los
Cinco están unidos en un sólido bloque, y son una sola voz y un solo puño y así
lo proclaman ante el mundo.
Dice Antonio: «vivo convencido de que habrá un despertar y el arma cargada de
futuro (la poesía), nos salvará y nos dará la victoria. Un abrazo martiano de Los Cinco».
Comentando la solidaridad mundial con Los Cinco, René dice; «Esa solidaridad ha ido creciendo hasta hacerse abrumadora. Pero no podemos olvidar que
comenzó por aquellas pocas cartas que en principio nos fueron llegando gota a gota, hasta convertirse en el torrente del que ustedes son ahora parte, en la medida en que personas honestas y sensibles alrededor del mundo, fueron
atravesando la barrera de cómplice silencio impuesta por la maquinaría mediática que hoy oscurece los ojos del planeta.»
Oigamos a Ramón: «Tanto yo como mis cuatro hermanos nos negamos a la
oscuridad, y cultivamos cada día un sol radiante y virgen, en medio de lo más negro. No te preocupes, pues, por mí, por nosotros; mientras exista un rayo de
luz, y cuando no, conquistaremos todas las razones que tiene la esperanza; pero nunca nos vencerán. Hay un mundo nuevo por construir y miles de sueños por realizar, que la única opción es vivir, luchar y vencer; tanto que
incluso, ni la derrota es una opción. Con cinco abrazos, Ramón.»
Gerardo agradece así: «Llegue el agradecimiento sincero de sus cinco
compañeros cubanos, que encontramos en su solidaridad una fuente de
inspiración y aliento.»
Y Fernando saluda así: «crece la solidaridad y se fortalece el movimiento de apoyo a nuestra causa. No tengo dudas de que será esa solidaridad la que diga
la última palabra y la que garantizará que se haga justicia en nuestro caso.»
Estos testimonios demuestran que Los Cinco son un solo corazón que arde en
defensa de la Revolución Cubana. Los Cinco representan las cinco puntas de
la Estrella Solitaria que orgullosa refulge en la gloriosa bandera cubana.
Escuchémoslos: «Con gran aprecio, un abrazo de Los Cinco». Antonio
Guerrero./»Con la paciencia de un revolucionario convencido, y con la
seguridad en el triunfo que la alimenta, continuaremos luchando junto a
ustedes, sin descanso, y venceremos.» Fernando./»Recibe el abrazo fraterno y
hermano de Los Cinco. ¡Hasta la victoria siempre!» Ramón./»Nunca he mirado a
estos versos como simples inspiraciones del alma, sino que han sido y son
trincheras de resistencia contra el aislamiento y armas de combate contra la
injusticia. En cada sentimiento y en cada mensaje que ellos encierran están el
sentir y la voz de Los Cinco. «Antonio./ «Con el saludo revolucionario de Los
Cinco y un fuerte abrazo de Gerardo». / «¡Pero es dolor que torna regocijaos;
pues entre celdas, mi tierra tiene, en batalla fiera a Cinco de sus hijos!.»
Ramón.
Hombres como estos, llenos de poesía, amor y dignidad, están en cautiverio
desde hace casi diez años, siendo inocentes de todos los cargos que les
imputan. Por eso, ante las reiteradas triquiñuelas judiciales en contra de los
Cinco, se alza el verbo condenatorio de José Martí y a la distancia de 137
años, increpa así al poder judicial de Estados Unidos:
«Aflige verdaderamente pensar en los tormentos que roen las almas malas. Da
profunda tristeza su ceguedad. Pero nunca es tanta como la ira que despierta la iniquidad en el crimen, la iniquidad sistemática, fría, meditada, tan constantemente ejecutada como rápidamente concebida.»
Es precisamente por eso: Porque cinco fieles seguidores de su credo revolucionario están injustamente presos, es el propio José Martí, el Apóstol, quien armado con 137 años de luz, hace esta viril exigencia en defensa de Los Cinco: «en nombre de la integridad de la honra verdadera, la integridad de los lazos de protección y de amor que nunca debisteis romper; en nombre del bien, supremo Dios; en nombre de la justicia, suprema verdad, yo os exijo
compasión para los que sufren en presidio, alivio para su suerte inmerecida, escarnecida, ensangrentada, vilipendiada.
Fuente: Portal José Martí
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