¿Qué era en realidad lo que hacía mi Abuelo en la rivera del Río Coco?:
A propósito de conmemorarse el 75 Aniversario del infame asesinato del Héroe Nacional, el General Augusto Cesar Sandino, quien con mucho amor, fe, esperanza, justicia, honradez, humildad, sacrificio, dignidad, valor, perseverancia, esfuerzo, respeto, lealtad, solidaridad y convicción en sus ideales, dio fortaleza al verdadero espíritu indomable de los auténticos patriotas nicaragüenses. Principios y valores estos que deberíamos encontrar siempre en todo hombre de bien. Por ser estos principios y valores adquiridos por el pueblo nicaragüense, estamos obligados a protegerlos y sentimos la imperiosa necesidad de darlos a conocer al pueblo nicaragüense y al mundo entero a través de la historia real y de los hechos tales y como nosotros consideramos sucedieron.
Hoy, sus descendientes directos deseamos rescatar la verdadera historia y relatar con la mayor fidelidad posible la gesta heroica de nuestro abuelo y su infame asesinato a manos de quienes nunca supieron que matando su cuerpo, solo liberaban ese inmenso espíritu que iluminaría a todo el Universo.
Tomando en cuenta que una de las mejores formas para que el pueblo tome conciencia de esta gesta libertadora es mediante el estudio de su vida y obra, que son parte de la historia ejemplar de Nicaragua, pues la figura del General Augusto Cesar Sandino ha trascendido las fronteras nacionales hasta alcanzar a nivel mundial dimensiones de símbolo y bandera de las luchas populares de los pueblos del mundo que combaten la opresión, la explotación y todo tipo de dominación extranjera. A fin de que estos propósitos cumplan el destino que la historia les señala, pretenderemos presentar a ustedes al típico nacionalista, mismo hombre que sin ser militar fue general y sin tener una cultura académica supo recoger en frases el anhelo de ver una patria digna y mejor, quien fue capaz de recoger frases paradigmas que con el tiempo se convirtieron memorables.
Para nuestra familia, ésta seria la versión más acertada de cómo sucedieron los hechos históricos acontecidos la noche del 21 de Febrero de 1934. Ya que las fuentes utilizadas son seguras y de toda credibilidad para nuestra familia. También es nuestro deseo que estas líneas, sirvan para reflexionar a todos en nuestro país y puedan provocar una reacción de orden histórico.
Datos biográficos del General A. C. Sandino y su accionar guerrillero:
Nace en Villa Victoria, hoy llamado Niquinohomo, el día 18 de mayo de 1895, como a las 11 de la mañana el niño Augusto Nicolás Calderón Sandino, conocido también popularmente como el General Augusto Cesar Sandino, el General de los Hombres Libres, hijo natural de Margarita Calderón Ruiz, de oficio doméstico y de Gregorio Sandino López, acomodado agricultor. De niño, trabaja con su madre recolectando café en las plantaciones del Pacífico nicaragüense, a la edad de 17 años presencia los horrores de la intervención norteamericana y ve el cadáver del General Benjamín Zeledón el 4 de octubre de 1912, antes de ser sepultado en Catarina. A los 21 años trabaja como ayudante de mecánica en la hacienda Ceilán, propiedad de Pablo Jiménez Román, cerca de la frontera con Costa Rica. En 1920 hiere a Dagoberto Rivas ante una ofensa de este en Niquinohomo y se dirige a Honduras en compañía de su primo Santiago Sandino, en donde labora en empresas agrícolas de la costa norte. En 1921 se desempeña como bodeguero en el Ingenio Montecristo, de la Honduras Sugar and Distilling Company, establecido en La Ceiba, Honduras, en 1923 trabaja como jefe de cuadrilla de limpieza en el pueblo de Montecristo, La Ceiba, Honduras, ese mismo año se traslada a Quiriguá, Guatemala, en donde trabaja en las plantaciones de la United Fruit Co.. Continúa viaje hacia Tampico, Tamaulipas, México, en donde trabaja para la South Pennsylvania Oil Co. En 1925 obtiene trabajo en la Huasteca Petroleum Co., en la refinería de Cerro Azul, Veracruz, México, como jefe del departamento de expendio de gasolina. Renuncia a su empleo en la Huasteca Petroleum Co. el 6 de mayo de 1926. Es aceptada su renuncia el 15 de mayo. Inmediatamente después se embarca para Veracruz en el vapor «México» el 16 de mayo de 1926, con el propósito de ingresar a las filas del Ejército Constitucionalista de Nicaragua, «que combatía contra el régimen impuesto por los banqueros yanquis en nuestra República, siguiendo hacia Guatemala por ferrocarril. Llega a Nicaragua el 10 de junio de 1926, visita a su familia en Niquinohomo y el país se encontraba sacudido por una guerra civil, llamada Constitucionalista, resultado de la lucha entre los liberales y conservadores por alcanzar el poder político. En esta guerra, los conservadores una vez más habían solicitado la intervención yanqui para mantenerse en el poder. Luego se dirige al norte. Se emplea como asistente del pagador principal de la mina San Albino, Nueva Segovia. Para ese entonces la fuerzas liberales leales al depuesto vicepresidente, Dr. Juan Bautista Sacasa Sacasa, y conducidas por el Gral. José María Moncada Tapia, desembarcan en la Costa Atlántica de Nicaragua y en poco tiempo toman control de la franja comprendida entre Río Grande y Puerto Cabezas.
El Gral. Sandino, con parte de sus ahorros traídos de México, adquiere unos cuantos rifles y municiones, con un grupo de trabajadores del mineral de San Albino, a quienes había convencido de sus ideales políticos. Libró la primera batalla de su vida el 2 de Noviembre de 1926, en un lugar llamado «El Jícaro»; enrolado con los liberales del Dr. Juan Bautista Sacasa Sacasa y el Gral. José María Moncada Tapia. En esta ocasión, acompañaban al Gral. Sandino veintinueve hombres y se enfrentó a una fuerza de doscientos guardias nacionales que por la superioridad numérica vencieron rápidamente al grupo armado y dirigido por el Gral. Sandino. Posteriormente se dirige a Puerto Cabezas usando pipantes y atraviesa la selva de la Costa Atlántica usando sus ríos, en compañía de seis ayudantes, en solicitud de mas armas ante el Dr. Juan Bautista Sacasa, así consta en un documento que poseemos escrito por mi abuelo Titulado “BLANCA Y SUS VERDUGOS, para la prensa honrada del mundo en general”, fechado el 18 de Marzo de 1929, desde su Cuartel General El Chipoton y escribe entre otras cosas lo siguiente: …“Mi permanencia en puerto cabezas fue de 40 días, el 24 de Diciembre de 1926 los Yankees declararon zona neutral a Puerto Cabezas ordenando al Dr. Sacasa la evacuación del Puerto en el término de 48 horas, por todo ejercito constitucionalista y el retiro de elementos bélicos nicaragüenses que ahí hubieran. Al recibir la grosera intimidación procedieron a desocupar aquella plaza los constitucionalistas en el escaso tiempo de la intimidación. No pudiendo llevar todos los elementos bélicos ahí almacenados, gran cantidad de ellos fueron arrojados al mar por los Yankees. La desesperante humillación dio lugar a que las fuerzas de Sacasa dejaran abandonados 40 rifles y 7,000 cartuchos sobre la raya de la costa entre Puerto Cabezas y Prinzapolka. Mis seis ayudantes y yo no quisimos dar un paso sin llevar con nosotros los elementos abandonados, con la ayuda de algunos nativos de la Mosquitia condujimos por tierra a Prinzapolka aquellas armas y el parque. Moncada estaba en Prinzapolka y las armas recogidas por mí, volvieron a quedar bajo su control. Varias cartas había escrito yo al Gral. Moncada en solicitud de elementos para dar empuje a la guerra constitucionalista en las Segovias. Con engaños me entretuvieron. En mi afán de hacer algo por la Patria manifesté al Gral. Moncada que me permitiera tan siquiera los 40 rifles y el parque que ya estaban perdidos de no haberlos recogido yo, me contesto Moncada que yo no haría nada en las Segovias, y que lo mejor para mi era ingresar a una de las columnas que él estaba destacando hacia en interior. Mi contestación fue que yo no miraba éxito en el ejercito que él estaba destacando hacia el interior, si a la vez el enemigo no tenia una atención por las Segovias. Que en otro caso en Ejército Constitucionalista quedaría deshecho en las rondas de Chontales, no le gusto a Moncada mi razonamiento, se negó a darme las armas y yo me regresé para Las Segovias con mis seis ayudantes.
Viniendo de regreso encontré en Wonta, a los doctores Arturo Vaca y Onofre Sandoval que iban con rumbo a Prinzapolka a conferenciar con el Gral. Moncada, el primero de dichos Señores era Ministro de Guerra y el Segundo Ministro de Fomento del Gabinete de Sacasa. Los referidos Ministros me invitaron a regresar a Prinzapolka, prometiéndome gestionar ante Moncada que se me permitiera traer los 40 rifles y el parque que ellos mismos habían considerado perdidos. Regresé a Prinzapolka, recibí los rifles, el parque y después de un mes de dura navegación sobre el Río Coco hacia Las Segovias, llegué el 2 de febrero de 1927 a Wiwili”…
Cuando en 1927 el Gral. José María Moncada se encontraba sitiado por las Fuerzas Conservadoras, pidió apoyo a los muchachos Segovianos comandados por Sandino. ¿Que molesto debe haber sido para Moncada haber realizado tal desesperada petición? Así fue; El Gral. Sandino describe esta situación de la siguiente manera: “Yo había enviado varios correos con el objeto de ponerme en contacto con las Fuerzas del Gral. Moncada; ya lo había conseguido y las cartas del Gral. Moncada para mi eran desesperantes, en la última de ellas hay un párrafo que mas o menos dice así: “…Si Usted no viene pronto en apoyo del Ejercito, le haremos responsable por los desastres que pudiera haber, esta la firmaba Luis Beltrán Sandoval y José María Moncada…en los mismos días de la desesperación de Moncada me llegaron dos columnas de voluntarios desarmados, una de ellas al mando del Coronel Antonio López y la otra al mando del Coronel Pompilio Reyes…Blanca (Blanca Stella Arauz) y yo discutimos en privado el plan de combinación que debía permitirnos el envió de fuerzas al Gral. Moncada y la toma de la Ciudad de Jinotega…en una de las tardes del mes de Marzo del mismo año, reuní a toda mi columna en la plaza de San Rafael del Norte, organicé las Fuerzas Armadas en cuatro Compañías, un Estado Mayor y una Gobernación de Campo. Hice circular la noticia que íbamos para donde el General Moncada”.
El Gral. Sandino sale para Chontales el 13 de abril de 1927 en horas del medio día, a la cabeza de ochocientos hombres de caballería, bien equipados. Toma el poblado de San Ramón, Departamento de Matagalpa el día 18 de abril; sigue avanzando hacia Chontales y Boaco el 19 de abril. Derrota a las fuerzas del conservador Adolfo Díaz cerca de El Bejuco. Sandino ocupa el cerro El Chiflón el 30 de abril de 1927, también ocupa el cerro de El Común, en el departamento de Boaco el 2 de mayo de 1927 y no solo fue luego a derrotar al Ejército sitiador de la columna de Moncada, sino que tomo todo su cuartel general del Ejercito Conservador con varios miles de rifles y muchos miles de cartuchos, con lo que tenia de sobra para equipar perfectamente a todo su Ejercito, ya bastante numeroso. Moncada se sintió tan sorprendido y envidioso por esta acción del Gral. Sandino, que no pudo disimular las intensiones que pretendía para deshacerse de él; pero la trama no dio resultado y quedó descubierta al poco tiempo. El malestar de Moncada fue creciendo al ver que parte de sus soldados se incorporaban a las columnas de Sandino vitoreándolo. Algún tiempo después sucedió aquel acontecimiento que retrata a Moncada en toda su desnudez moral, vendiendo la libertad nicaragüense en el Pacto del Espino Negro de Tipitapa.
Desde aquella fecha el héroe de las Segovias siguió combatiendo al invasor solo, animado por su Espíritu recto de patriota y de heroico jefe guerrillero. No había en él, para ese entonces otro pensamiento que el de la liberación de su querida Patria de los invasores Yankees, luchando por una Nicaragua libre y soberana, con nuevas orientaciones fraternales y lograr tener un País feliz y respetado mundialmente. Bien sabía que nada podía esperar de la desencantada “Liga de las Naciones Ginebrina», la que nunca cumplió con su deber de protestar aunque siquiera una sola vez de la injusticia de la ilegal intervención norteamericana en Nicaragua.
Comprendía perfectamente cual era la tarea que le correspondía realizar a los propios hijos nativos, conquistar o mejor dicho; reconquistar esa soberanía nacional. Desde ese momento formó el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua “EDSN”, el 2 de Septiembre de 1927, cuya Jefatura Suprema fue asumida por el propio General Sandino.
La prensa daba informes con bastante frecuencia de los hechos heroicos realizados por ese Ejército Defensor, que no obstante sus recursos muy limitados mantuvo a raya al invasor y a la Guardia Nacional asalariada por el enemigo, consiguiendo al fin, después de mas de seis años de lucha, que el invasor abandonara el territorio patrio después de haber intervenido el Dr. Juan Bautista Sacasa. Entonces el héroe hizo otro sacrificio muy grande, porque sabiendo, que su patria peligraba de una nueva invasión, si la guerra interna continuaba; ofreció la paz leal y noblemente al Gobierno de Sacasa.
No vaciló un solo instante ante tal peligro, en sacrificar sus anhelos de mayores beneficios, bajo un Gobierno de principios fraternales, de igualdad de derechos y obligaciones; La paz se firmo el 2 de Febrero de 1933, un día después declaro: “Quiero la paz en Nicaragua y he venido a hacerla” publico La Prensa del 3 de febrero de 1933 y se retiro con sus hombres a las montañas segovianas, y seguidamente se dio a la tarea de organizar una Comuna Universal y Fraternal entre los obreros, agricultores, mineros e industriales a fin de que con su trabajo honrado pudieran ganar su subsistencia sin ser peligrosos en lo mas mínimo a la paz del país que tanto amaban, creando luego nuevas fuentes de riquezas, como lo fueron las plantaciones de plátanos en extensos terrenos de las llanuras de la Segovias, para exportar al extranjero y además emprendiendo la explotación de minas de oro, lavando las arenas auríferas del río Coco que por las Segovias existían en abundancia.
Era una Comuna Universal de halagadoras promesas para todos sus integrantes; se construyeron casas modestas pero higiénicas y cómodas para las familias de los colonos, los que recibían instrucciones sabias sobre las doctrinas de la Escuela Magnético Espiritual de la Comuna Universal (EMECU), de la cual el propio General era su Director, donde él mismo les impartía clases con todo amor fraternal, tratando a todos como hermanos, siendo respetado y querido como un patriarca, padre de todos y para todos; no existía el dinero entre ellos. La Comuna Universal era de todos por igual y se estaba sacando oro de las arenas de un modo primitivo, a lo gambusino, mediante lavados. Como prueba de que todo marchaba bien ya el representante de mi abuelo en México el Dr. Pedro José Zepeda había sido comisionado para ir a Estados Unidos a arreglar la venta de cargamentos de plátanos y de oro, así como la compra de maquinaria para las minas y el lavado de las arenas auríferas, cuando se perpetro el infame crimen que indignó a todo hombre honrado de la época. El hecho de que mi abuelo formara una «Comuna Universal» en Wiwilí (cooperativa), tras entregar las armas y firmar la paz, constituye la evidencia más palpable de su más grande sueño. La creación de la Comuna Universal en Wiwilí tenía como objetivo principal el modelar un Paraíso Terrenal en Nicaragua, que se convirtiera en un prototipo que pudiera ser copiado y reproducido por el mundo entero y lo interpretó como un paso hacia el proyecto de redención mundial de los pueblos oprimidos.
¿Cómo mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:
En los días que mediaron desde el 9 de Diciembre de 1933, en que mi abuelo se regresó al campamento “Luz y Sombra” en Wiwili en su tercer viaje, hasta el 16 de Febrero de 1934 que vino Managua para no regresar a sus queridas montañas Segovianas. Mi abuelo celebraba incansables y emotivas reuniones con todos y cada unos de sus compañeros de lucha. El 15 de febrero de 1934, como de costumbre, hizo formar su tropa y se dirigió a ella, pero esta vez de manera más efusiva, expresándoles siempre ideas definitivas y claras de su justa lucha. Había entre él y sus jefes que lo acompañaban un afecto muy especial; solo así se explica que le hubieran seguido en aquel lamentable estado de privaciones. Esta unión tenía un carácter espiritual muy fuerte que los identificaba y los mantenía firmes en la lucha, con una profunda convicción y lealtad, hija de las más dolorosas experiencias. Varios fueron testigos de las intimidades de esa despedida, cuando mi abuelo reunía a todos sus generales en una habitación separada y al rato se veía salir a cada uno de ellos limpiándose las lágrimas.
Aquellos rudos hombres, que no temblaban ante nada, lloraban por el fatídico viaje del Gral. Sandino a la Capital, en especial del hombre más fiel a su causa revolucionaria, el General Pedro Altamirano (Pedrón), un hombre de carácter áspero y de facciones grotescas, pero valiente como los guerreros antiguos; quien fracasado en su perorata persuasiva, suplicándole a mi abuelo, que desistiese de su viaje a Managua, lloraba como un niño. Cuando se despidieron ambos hombres; mi tío Pedro Antonio Arauz nos contaba que ésta fue una de las pocas veces que vio llorar a Pedrón. Era sin duda, el último adiós de dos generales revolucionarios, compañeros de lucha.
Por su parte el Jefe Director de la Guardia Nacional Anastasio Somoza García,
cumplía años en esos días y sus serviles le hacían inacabables fiestas,
porque la Guardia es la que más fiestas daba en Nicaragua a costa del pueblo
que pagaba los impuestos y se quedaba sin comer. Pues bien, tales fiestas se
prolongaban tanto, que alcanzaban toda la semana y le llamaron la “Semana
Somoza”, como si se tratara de una señorita burguesa. Fue en uno de estos
días de fiesta, que un diario de Managua llamado “La Noticia”, publicó entre
sus crónicas de agasajos de la “Semana Somoza” una larga serie de actos
violatorios de los acuerdos de Paz y asesinatos de la Guardia Nacional en
muchas partes del país.
En esos días se suscitó un intercambio de palabras entre el citado diario y Somoza. Con este motivo, en editorial del 6 de Febrero de 1934 dijo el director de «La Noticia»: “No soy enemigo de la Guardia Nacional, únicamente quiero que sea una institución útil a la Patria, al orden, al Gobierno y al pueblo. No soy ni puedo ser enemigo del general Anastasio Somoza, Jefe Director de la Guardia Nacional. Como amigo le digo lo que no le van a decir a él, porque unos lo ven poderoso y se acercan para quedar bien y obtener algo, y otros temen decir en voz alta lo que todo el mundo repite por lo bajo. Eso que dicen es lo siguiente, entre otras cosas: Que en estos momentos, Sandino está dejando de ser el, problema militar del país, y que la Guardia Nacional se está convirtiendo día a día en el verdadero problema de la paz nacional. Que la Guardia es la que tiene a su cargo mantener la paz material del país; pero también tiene la obligación de mantener la paz moral. Que la Guardia Nacional debe prestigiar al Gobierno y que los detalles el encarcelamiento del subsecretario de Relaciones y lo ocurrido al subsecretario de la Guerra, están demostrando que Nicaragua esta cayendo en las garras de un militarismo que socava la confianza pública en Nicaragua. Que de los oportunistas de todo tiempo se acerquen a quien ven con poder y con dinero, sea jefe militar o ministro de Hacienda, para quedar bien con él, en esperanza de favores, agitando ante ellos el incensario político. Tengo la esperanza de que el general Somoza hará por su parte todo cuanto esté para que el Reglamento de la Guardia Nacional se reforme, dando al Ejército lo que es del Ejército, o la Constitución lo que es de la Constitución, a la Policía lo que es de la Policía”.
Así era el ambiente de esa época de Febrero de 1934, al momento del asesinato de mi abuelo por parte de la Guardia Nacional, siguiendo órdenes del Gobierno de los Estados Unidos.
Fue precisamente para esos días en que el diario “La Noticia” publicó un artículo, donde informaba que la Guardia Nacional hacía todo un despliegue de su aparato bélico contra los excombatientes sandinistas en los campos de Wiwilí, donde se encontraba mi abuelo. Sin embargo el verdadero motivo del viaje de mi abuelo a Managua era el de constituir una Compañía Anónima Minera para trabajar en las regiones de Wiwili, la conformación de una Comuna Universal. Se sabe que entre su equipaje de viaje llevaba barras de oro que quería mostrárselas al Dr. Sacasa, para demostrarle de la prosperidad del Proyecto. Estaba convencido de haber encontrado una buena veta de este precioso metal dorado, cerca de la comuna en Wiwilí; y con ánimo de ayudar a sus viejos compañeros de lucha se dedicaría a hacer planes para formar una mina de producción cooperativa en esa región.
Llegan a Managua el 16 de Febrero los generales Augusto C. Sandino, Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor, el padre del guerrillero Gregorio Sandino, su hijo el Coronel Sócrates Sandino, un joven militar llamado Juan Ferreti y el ayudante de mi abuelo Santos López. Todos se hospedan en la casa del Ministro Prof. Don Sofonías Salvatierra.
En Managua el Presidente Juan Bautista Sacasa los invitó a almorzar en Casa Presidencial. Hacían compañía Don Salvador Calderón Ramírez (residente en México) a quien se le había mandado a llamar para que sirviera de asesor y el General Horacio Portocarrero, amigos del General Sandino y delegados suyos en las conferencias de paz, quienes habían llegado a Managua hacía unos pocos días. Ellos habían ido al campo de aterrizaje a dar la bienvenida al General Sandino y su comitiva.
Los periodistas se entrevistan con mi abuelo, quien les reafirma nuevamente: “…que la Guardia Nacional es inconstitucional y por eso no le entregaría nunca sus armas…”. Noticia esta muy desagradable para el Jefe Director de la Guardia Nacional el Mayor Gral. Anastasio Somoza García, pero este no le demostró hostilidad alguna a mi abuelo, ya que tenía otros planes maquiavélicos para el ex-guerrillero.
El Presidente Sacasa ofrece otro banquete el sábado 17 de febrero a los principales generales sandinistas. Todo fue muy cordial que hasta mi abuelo y Somoza se abrazaron y se tomaron famosas fotos poniendo ambos sendas dedicatorias.
El domingo 18 de Febrero de 1934, en la noche, estaba mi abuelo en la Casa Presidencial y llegó en ese momento el general Somoza, había por allí un ejemplar de «La Noticia», de ese día, cuyo editorial ponía de acuerdo a Sandino con el Jefe de la Guardia en cuanto a la constitucionalización de ese cuerpo militar. Se leyó el articulo, y Sandino dijo: “Esta bien; ahora solo falta que esa unión sea de modo que no se olvide que la desunión la pueda aprovechar nadie en contra del país”. Inmediatamente abrazaron a Sandino al oírle hablar así. Ya el general Somoza lo había abrazado pocos momentos antes al encontrarse. Ese mismo día el se cruzaron dos cartas convenidas entre el Presidente y el general Sandino, en que se fijaban la forma de cumplir con las garantías ofrecidas. La del General Sandino, que fue la primera, redactada por él mismo en la Casa Presidencial, dice así:
Managua, 18 de Febrero de 1934.
«Excelentísimo señor Presidente de la República,
Doctor Juan B. Sacasa. Casa Presidencial.
Excelentísimo señor Presidente: Como usted tiene presente, en los convenios de Paz firmados el 2 e Febrero de 1933 entre usted y yo, con las asistencias de las Delegaciones de los partidos conservador y liberal nacionalista y de cuatro delegados del suscrito, en mi carácter de jefe supremo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, se estipula en el articulo dos del referido convenio que los partidos liberal y conservador señalarían como puntos capitales de sus respectivos programas políticos el respeto a nuestra constitución y leyes fundamentales de la República y en mantener o por todos los medios racionales y jurídicos el resplandecimiento en toda su plenitud de la soberanía e independencia política y económica de Nicaragua.
Comprendo, pues señor Presidente, que el partido liberal ha llegado al Poder encontrando muy estrecha la independencia política y económica del país y que por esta misma razón de no independencia es que existe una institución militar apolítica en Nicaragua, con reglamentos extraños a nuestra carta fundamental.
Comprendo sus fervientes deseos de encauzar el país dentro de nuestras leyes; pero que hay el inconveniente de la existencia, o sea el de la Guardia Nacional, con formas y procedimientos inconstitucionales y el resguardo de emergencia.
Que usted tiene en el río coco, al mando de los generales Francisco Estrada y Juan Santos Morales; fuerza ésta que es constitucional desde el momento que es puesta por usted en su carácter de Presidente de la República y comandante general y que está al arbitrio de usted para su continuación o no.
Sin embargo, señor Presidente, como en los mismos Convenios hay la obligación de su parte de dar garantías eficaces a la vida e intereses de todos los hombres que militaron a mis órdenes en la recién pasada campaña que sostuvimos contra las fuerzas interventoras de los Estados Unidos en Nicaragua, y ya que esa indispensable garantía no podía realizarse sin corregir la forma y procedimientos leales de la Guardia Nacional, deseo reiterar a usted las pruebas de mi cooperación franca y leal, en los casos que en alguna forma pueda yo contribuir al mantenimiento de la paz.
Con el propósito de que usted, por parte de la gente que militó conmigo, no tenga ninguna dificultad para el desarrollo de su programa de gobierno y de ofrecerle asimismo las facilidades para que reglamente la forma y procedimientos de la Guardia Nacional de acuerdo con la constitución de la República. Influiré en el ánimo de los hombres que integraron mi ejército, a fin de que unánimemente demos a usted un voto de confianza en el sentido de fortalecer su autoridad y pueda hacer más eficaces las garantías a que nos dan derecho los Convenios del 2 de Febrero de 1933 y pueda también durante un tiempo determinado verificar la reglamentación de la Guardia Nacional.
Lo básico de esta carta será saber de usted la manera de garantizarnos, tanto la constitucionalización de la Guardia como los otros modos de garantizar la vida e intereses e todos de todos los hombres, quienes militaron a mis órdenes durante la reciente pasada campaña que sostuvimos contra las fuerzas interventoras.
De usted muy atento servidor.
Siempre mas allá…
A. C. Sandino»
El Presidente le contestó así:
Casa Presidencial. Managua. 20 de Febrero de 1934.
Señor general Augusto C. Sandino. Ciudad.
Estimado general: Impuestos de los conceptos se su atenta carta de ayer, me complace manifestarle, desde luego, que estoy de acuerdo con usted en el objetivo altamente patriótico el Convenio de Paz que suscribimos a 2 de Febrero de 1933, con la intervención directa de los delegados de los partidos conservador y liberal nacionalista de la República.
Aunque la apreciación personal de usted difiere sustancialmente con la mía sobre varios puntos de que trata en su carta, no considero el caso entrar en detalles específicos. Puesto que, por otra parte, abundo en buena voluntad para satisfacer amplia y razonablemente los deseos de usted en todo lo que propenda a mejorar el funcionamiento de la Guardia Nacional, creada para el sustentáculo de las instituciones de la República, y para dar eficaz garantía a todo nicaragüense, sin distinción de ninguna clase, al amparo de las constituciones y las leyes.
Precisamente, un régimen de justicia por parte de la autoridad, y una vida ordenada, de paz y de trabajo por parte de sus habitantes, son indispensables para la conservación y resplandecimiento pleno de nuestra autonomía nacional.
Por eso me he encontrado siempre dispuesto. o más bien dicho decidido. A poner mi contingente en el propósito de que la ley orgánica y reglamentos de la Guardia Nacional se corrijan en breve, lo cual se realizará dentro del primer semestre de este año, para amoldarlos a la constitución y al sistema administrativo legalmente establecido en el país.
Me doy el gusto de manifestarle, que mientras se llevan a la práctica esas necesarias reformas y para inspirar mayor confianza en el ánimo de usted, mandaré a los departamentos del Norte un delegado el Ejecutivo y de la Comandancia General, a cuya orden directa estará la fuerza pública de aquella región, y a quien daré el encargo especial de recoger todas las armas que se hallan fuera de control del Gobierno, así como el de atender con solicitud a la protección de los hombres que militaron bajo las ordenes de usted.
Con el mayor agrado le dirijo esta carta en forma de satisfacer a los deseos expresados por usted, por la actitud patriótica que se ha demostrado inquebrantablemente desde que firmamos el convenio de paz, y también por las manifestaciones espontáneas que me ha hecho en cuanto al fortalecimiento de mi autoridad, las que agradezco muy sinceramente.
De usted atentamente,
Juan B. Sacasa
Mi abuelo el día lunes 19 de febrero envía otra nota al Presidente Dr. Sacasa: reiterándole que “la Guardia es inconstitucional”. La cuestión a resolver, casi única, pero que era fundamental y legal y que por lo mismo no constituía una exigencia, era la manera como el Presidente se pondría en condiciones de hacer efectivas las garantías ofrecidas. En esas pláticas de paz mi abuelo exige garantías para los combatientes que pelearon defendiendo la soberanía nacional mancillada por los invasores y apoyados por algunos traidores y entreguistas nicaragüenses. Mi abuelo en forma clara le decía al Presidente Sacasa: “la Guardia los esta aniquilando a pesar de haber un compromiso de alto al fuego y respeto mutuo, pero si esto continúa volverán a coger las armas los combatientes”.
Mientras se verificaban las conferencias, los reporteros de los periódicos asediaban a mi abuelo pidiéndole entrevistas. Algunos de esos reporteros tenían el propósito de producir sensación en interés de la venta diaria y así no cuidaban de la exactitud de los conceptos vertidos por él, ni de escribir todo lo que les decía. El interés era presentar el choque entre Sandino y la Guardia, lo cual le daba sensación a las ediciones. Mi abuelo les decía, por ejemplo: “Muchos me invitan a la revolución y yo digo que el que quiera guerra, que la haga; la paz es necesaria al país y no seré yo quien la altere. Oigo hablar aquí de gente sin trabajo. Me río de eso, cuando allá está la riqueza en las manos; hay que irse a aquellas montañas a recogerla”; pero esto no lo publicaban. Pero si hubo un periódico que publicó que Sandino había dicho que en Nicaragua existían tres poderes: el Gobierno, la Guardia y él. Cuando eso salió publicado dijo: “No vuelvo a darle reportaje a ese, que ponen las cosas como le gustan”. Mi abuelo mal podía expresar tales palabras, cuando en las entrevistas con el Presidente le decía: “Yo no tengo que ver en que haya Guardia Nacional o no, ni en las personas que la dirijan; yo mismo como ciudadano que soy, estoy obligado a pagar los impuestos para mantener el Ejército o la Guardia, o como se llame; lo que quiero únicamente es que se nos den las garantías constitucionales y que se constitucionalice la Guardia”. Por constitucionalización de la Guardia, mi abuelo lo que quería dar a entender es que el Presidente de la Republica, como Comandante General, la mandara directamente y de verdad.
Mientras tanto la Embajada norteamericana por medio de su Ministro Arthur Bliss Lane informa a su gobierno: que su Agente Consular norteamericano en Matagalpa Sr. John A. Willey le dice, “que hay mucho temor en las Segovias con respecto a los futuros movimientos del Gral. Sandino y que las actividades del bandolerismo podrían interferir en los embarques de café y la posibilidad de un ataque a Matagalpa con el propósito de saquearla”.
El Gral. Sandino fue el día martes 20 de febrero nuevamente a la Casa Presidencial con sus asesores y los del Dr. Sacasa representado por el Dr. Leonardo Arguello Barreto, Ministro de Relaciones Exteriores. El Gral. Sandino en presencia del Ministro Diplomático norteamericano Arthur Bliss Lane dijo a los periodistas algo que no le gusto al diplomático Lane: “A los Estados Unidos le gustaría sacarme de la región del río Coco, a fin de que la tierra allí pueda caer en manos norteamericanas y servir como fuente de abastecimiento alimenticio en caso de una guerra”.
El miércoles 21 de Febrero se hizo público el arreglo de la cuestión segoviana y los diarios pidieron copias de las cartas para publicarlas. De la Casa Presidencial consultaron al General Sandino de su opinión y este contestó que no veía inconveniente en darlas. Tenía dispuesto ir al otro día a Niquinohomo a ver a su mamá y en la tarde fue a la Casa Presidencial a verificar una gestión a favor de su amigo el doctor Escolástico Lara. Se le facilitó un automóvil de la Secretaría de Agricultura y poco después de las cinco de la tarde llegó acompañado del propio señor Lara, de su padre Don Gregorio y de los Generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor. Pocos minutos después salió el Presidente y en torno al Gral. Sandino se hizo una rueda de amigos distinguidos. El héroe segoviano hablaba con buen humor; refería episodios de guerra constitucionalista, que todos oían con agrado por la manera interesante con que se expresaba. El Presidente lo invitó a comer y todos fueron a la mesa, menos el doctor Lara, quien tenía urgencias profesionales. En la mesa, Sandino estuvo siempre alegre y decidor. Observando bien, decía, “hemos adelantado mucho, porque antes los presidentes salían del poder para el destierro, y ahora todos están aquí: Don Bartolo, el General Moncada, el General Chamorro. Solamente Don Adolfo Díaz no está, pero no porque nadie se lo impida”.
Mientra los Generales Sandinistas cenan pacíficamente con el Presidente Dr. Juan Bautista Sacasa, confiándose de la Paz firmada días antes, en la oscuridad de la noche los implicados en el complot finalizan sus últimos pormenores.
Terminada la Cena, hablaron de la formación de una Compañía para explotar lavaderos de oro en la región del Río Coco; se trazaron sus bases y la escritura pública de sociedad la cual iba a autorizar el doctor Alejo Icaza Icaza el día que regresara de Niquinohomo el General Sandino. Serían las diez de la noche cuando salieron de la Casa Presidencial. El doctor Sacasa despidió al General Sandino con un abrazo; el General Portocarrero que estaba allí hizo lo mismo, y el señor Calderón Ramírez fue invitado por Sandino para que lo acompañaran, pero manifestó, conjuntamente con el Presidente, que se quedaban para esperar al General Somoza con quien arreglarían los detalles de sus futuras funciones de Delegado del Ejecutivo en las Segovias, pues el era el designado de acuerdo con el arreglo convenido. El doctor Federico Sacasa, hermano del Presidente, con toda amabilidad, fue a despedirlo hasta la puerta de la salida y entraron en el auto: en la parte trasera, tomaron asiento el General Sandino, Don Gregorio Sandino (Padre de Sandino) y el Ministro de Agricultura y del Trabajo Prof. Don Sofonías Salvatierra, en la parte delantera, con el chofer, los dos ayudantes, Generales Estrada y Umanzor.
Descendieron de la Loma de Tiscapa, altura en que esta la Casa Presidencial, sin ninguna novedad, hasta que llegaron hasta el píe de la colina donde estaban las garitas del campo de Marte, en una de las cuales, en la del Hormiguero, en un trecho en que las luces no disipan la oscuridad, el auto fue detenido por un pelotón de 15 guardias dirigidos por el Tnte. Lisandro Delgadillo quien fingiendo ser alistado gritaba “Párese este carro, el que levante las manos lo tiran, repitió tres veces; todos a tierra”. Se bajaron y todos entregaron sus pistolas, menos Don Gregorio y Sofonías porque no andaban, mientras tanto el Sargento Emilio Canales con una ametralladora Thompson simula arreglar un carro.
La Sta. Maruca Sacasa Arguello, hija del Presidente Sacasa, venía en otro automóvil detrás de Sandino y fue testigo de su detención; diciéndoles a los militares de que el General venía de cenar con su padre; al comprobar que era inútil, volvió a Casa Presidencial a informar al Presidente Sacasa. Preocupado el Dr. Sacasa inmediatamente llamó al Campo Marte, pero sus llamadas por órdenes del Gral. Somoza no fueron atendidas.
Momentos después entró un pelotón de guardias y el jefe que lo comandaba, dijo dirigiéndose a Sofonías: «Usted y el señor Sandino (Don Gregorio) quedan aquí hasta segunda orden y los otros van con nosotros». A lo que este le pregunto, que si eso era orden del Presidente. Esta pregunta tenía por objeto recordarles la autoridad del comandante general, que la estaban haciendo pedazos. Al oír esto Sandino dijo: “No, es orden militar y esa se acata inmediatamente” y rompió la marcha sin tardanza seguido de Estrada y Umanzor. Don Gregorio y Sofonías quedaron siempre de pies en medio del patio. Al rato un guardia les llevó asientos.
En las cárceles del hormiguero dejan a Don Sofonías y a Don Gregorio, al resto se los llevan en un camión con destino desconocido. Mientras tanto los militares Policarpo (alias el Coto Gutiérrez), López Barrera y Davidson Blanco toman como cuartel del Campo de Aviación, próximo a la casa de Salvatierra quienes después de rodearla la ametrallan durante 15 minutos en forma indiscriminada, muriendo peleando en el operativo el Coronel Sócrates Sandino que no había ido a la cena y un niño inocente, criadito de Don Sofonías que jugaban en la puerta principal, resulta herido el yerno del Ministro Salvatierra, el joven Rolando Murillo Rivas. Lograron escapar por la parte trasera de la casa al terminárseles el parque, el Coronel Santos López quien resulta herido en el intercambio de disparos y el Capitán Juan Ferreti que andaba de visita en el Hotel Anaya y recién llegaba al lugar de los hechos; huye a Costa Rica donde posteriormente dio declaraciones sobre los acontecimientos.
Mientras tanto, en el camión GN el capitán Lizandro Delgadillo y Carlos Eddy Monterrey con diez alistados llegan a su destino, allá por donde comienza la Colonia Tenderí y cruza la pista Larreynaga, pasaba el viejo camino a Sabana Grande, en una propiedad de Camilo González Cervantes conocida como “Los Guanacastes”. En el sitio donde había dos de estos gigantescos árboles, ahí se detuvo el camión y bajaron todos sus ocupantes. En los últimos momentos de su vida el Gral. Sandino, de pie, con las manos en los bolsillos, dicen que dijo: «Mis lideres políticos me embaucaron».
Se dice que el Cptn. Lisandro Delgadillo, debía dar la orden, pero tuvo un escrúpulo por ser hermano masón de Sandino, no quiso presenciar la masacre, poniendo en manos del Subteniente Carlos Eddy Monterrey el mando del pelotón, pero disparando Delgadillo al aire desde un matorral en señal que autorizaba a éste a hacer fuego. Una bala penetró en la cabeza del héroe y otra en el corazón, el resto de los generales recibieron una lluvia de balas. (Ya muertos al Gral. Sandino le quitaron parte de su ropa, su reloj, una leontina de oro y un anillo de brillantes). Mientras tanto en la prisión «El Hormiguero» su padre Don Gregorio Sandino al escuchar los disparos dijo: «….Ya los están matando. El que se mete a redentor, muere crucificado….»
Al llegar el camión con los cadáveres de la masacre donde Salvatierra, todos juntos fueron arrojados a una fosa común en las cercanías del Aeropuerto Xolotlán. En esta fosa fueron sepultados los cuerpos de los Generales Augusto Cesar Sandino, Juan Pablo Umanzor, Francisco Estrada, Sócrates Sandino y un niño inocente. Levantó el acta el Teniente Domingo Ibarra Grijalba en su carácter de Oficial de Leyes de la GN. (Grijalba años más tarde escribió el libro «Sandino o el calvario de la Segovias», pero Somoza lo expropio y lo hizo suyo como el autor). Años después durante la revolución de 1979-1990 se buscaron los restos de los heroicos combatientes, pero no fueron encontrados.
En un documento inédito para el pueblo Nicaragüense, mi bisabuelo el Sr. Don Gregorio Sandino López, hizo públicas su versión sobre los trágicos acontecimientos sucedidos la noche del 21 de febrero de 1934, y a pesar de existir la más estricta censura en Nicaragua en todos los ordenes de comunicaciones para evitar que el mundo supiera como fue asesinado. El periódico “El Panamá-America” logro obtener y publicar días después exclusivamente copia literal de su declaración.
El Documento al cual me refiero dice textualmente lo siguiente:
“En la ciudad de Managua a las doce y quince minutos de la tarde del día 24 de Febrero de mil novecientos treinta y cuatro, se presentó el Señor Gregorio Sandino López, casado, mayor de edad, agricultor del departamento de Masaya.
Ante el Capitán Joaquín Rivas S., Guardia Nacional, Presidente del consejo de investigación nombrado por el Jefe de División de la Guardia Nacional, en relación con los deplorables hechos ocurridos la noche del veintiuno de febrero del presente año.
Previo juramento declara que el veintiuno de Febrero de los corrientes venimos aquí a la Casa Presidencial mi hijo Cesar Sandino, el Ministro Salvatierra, el General Juan Pablo Umanzor y el General Francisco Estrada, de haber arreglado lo pertinente a una Compañía Minera Nicaragüense para explotar el oro en Wiwili, invitó al señor Presidente para que nos quedáramos con él y su familia, cómo a las diez de la noche, poco más o menos, dispusimos irnos para la casa del señor Salvatierra donde estábamos hospedados, pensando ir al día siguiente para Niquinohomo lugar de nuestra residencia y de vuelta pasar firmando las Escrituras de la Compañía Minera Nicaragüense y enseguida mi hijo el General Sandino y sus compañeros cuando íbamos enfrente del portón del Campo de Marte que estaba frente al Colegio de los Hermanos Cristianos nos sorprendieron de pronto como diez o más guardias nacionales con ametralladoras diciéndonos que no nos moviéramos, porque el que se moviera era hombre muerto.
Entonces mi hijo César Augusto y los demás que íbamos, no me fijé si el señor Salvatierra hizo lo mismo, levantamos las manos y mi hijo Cesar Augusto ordenó que dejáramos que ellos quitaran las armas, porque él no ensuciaba sus manos, y así fue que ellos las quitaron. A continuación ordenaron que echáramos pie a tierra, todos menos el chofer quien quedó en el carro y entonces los guardias quitaron dos maletas pequeñas que llevábamos en el carro y nos condujeron al Hormiguero o cuartel, Estando allí nos pusieron a todos en fila y prepararon todos las ametralladoras las pusieron bala en boca, apuntándonos y entonces mi hijo Cesar Augusto les habló a los guardias diciéndoles: Dígale por, teléfono al General Somoza que porque me manda a fusilar, pues yo los quiero a todos Uds. como a mis hermanos, pues son Nicaragüenses y yo también y luché por sacar al invasor o interventor y cuando logré que hubieran desocupado el país vine hacer la paz y ahora estoy haciendo o formando una compañía anónima minera para ir a trabajar allá en las regiones de Wiwili, para que, tengamos oro y tengamos trabajo para todos los que quieran irse a trabajar allá, pues aquellos minerales son muy riquísimos, dígale más que el me ha declarado que es mi amigo, pues así me lo demostró cuando me fue hacer un visita a casa del Ministro Salvatierra y yo correspondí igualmente yendo a su casa a pagarle la visita cambiando retratos con dedicatorias y otras cosas más que hace como cinco días que nos encontramos en casa Presidencial, yo le daba la mano y el me dijo que no era la mano sino un abrazo fraternal y acto seguido me abrazó fuertemente diciéndome que los dos estaban identificados para conciliar la paz en Nicaragua y trabajar por la prosperidad de ella.
El Teniente López que era el que estaba con nosotros, le obedeció y fue al teléfono y después que habló con Somoza llego donde estábamos parados y ordenó que el Ministro Salvatierra y yo quedáramos parados en el mismo lugar y que Augusto, Estrada y Umanzor fueran conducidos para la puerta de salida y quede escuchando el ruido como caminaban con dirección al Oriente como quien va para la iglesia del Perpetuo Socorro.
Que a continuación nos brindaron asiento al señor Salvatierra y a mí, allí en el patio donde estábamos parados, pero a continuación volvió el Teniente López solo que venia muy fatigado, quitándose la corbata y diciendo que había corrido como siete kilómetros.
Cuando se oyeron los primeros disparos al lado Oriente le dije al señor Ministro Salvatierra, “están fusilado Augusto, Umanzor y Estrada” ese fue mi presentimiento, a continuación oí la segunda disparadera y entonces dije “están matando a Sócrates a Ferretti y al Coronel Santos López” y cuando en medio de la excitación nerviosa estaba dije: “pero no importa, ya mis hijos cumplieron con su misión que era lo que tenían que cumplir y yo les había dicho que el que a Redentor se mete, crucificado muere y que no esperaran recompensa alguna”.
En seguida llegó el Ministro Americano (Mister Arturo Bliss Lane), como a la una y media de la noche allí al Hormiguero y nos saludó diciéndonos que llegaba a sacarnos y cuando salíamos dijo el señor Ministro Salvatierra al Teniente López, que si íbamos libres o íbamos presos, todavía; a lo que el contestó que estábamos libres; entonces el señor Ministro Americano, nos monto en su carro y nos llevó a la legación Americana (Embajada Norteamericana). Después que nos brindo asiento nos preguntó como había ocurrido y yo se lo referí a él así como lo estoy declarando a Uds., entonces el señor Ministro Salvatierra le pidió permiso para hablar por teléfono con la casa Presidencial y el señor Ministro Americano, procedió gentilmente dando el aparato telefónico para que hablara, entonces el señor Presidente le dijo que nos fuéramos para la Casa Presidencial.
En vista de eso el señor Ministro Americano nos brindó su carro y acompañado por el y su secretario Mister Damels vino a dejarnos, aquí quedamos hasta la hora en que nos han atendido, tanto el señor Presidente como su apreciable familia y los amigos que nos han venido a visitar.
Interrogado al señor Gregorio Sandino si reconocía a alguno o algunos de los guardias que los capturaron en el Portón frente al Campo de Marte contesto: “el que nos aprendió era un cabo porque así me lo dijo el señor Ministro Salvatierra por la insignia que portaba sin llegar a saber su nombre ni numero”
Preguntado el mismo señor Sandino si ya en el Hormiguero reconoció algún guardia u oficial contestó: “que reconoció a un Teniente López porque así lo llamaban sus subalternos que no le supo su nombre, pero que no es el Teniente López de Jinotega porque a este él lo conoce.”
Preguntando si fue maltratado por la guardia en su persona contesto: “que nadie le maltrató y que mas bien fue tratado con consideración durante su permanencia en el Hormiguero”.
Declara que ha dicho la verdad la rectifica y firma Entre líneas y vale.-”
Días después del asesinato de los Generales Augusto C. Sandino, Francisco Estrada, Juan Pablo Umanzor y Sócrates Sandino el Gral. Anastasio Somoza García ordena a la aviación y a la GN que se encontraban muy cerca de ese lugar, atacar y arrasar el Campamento Agrícola y Minero de Sandino en Wiwilí llamado «Luz y Sombra». Ahí había centenares de campesinos reconcentrados por Sandino junto con sus mujeres e hijos al frente del Coronel Abraham Rivera y el Gral. Ramón Raudales. El ataque fue una terrible carnicería con un saldo de más de 300 familias asesinadas. El Coronel Abraham Rivera y el Gral. Ramón Raudales logran evadir el cerco y salvar sus vidas.
La Guardia Nacional con 500 efectivos durante varios meses se dedicó a «limpiar» la zona donde operaban las fuerzas sandinistas. Los “valientes pacificadores” estaban al mando del Coronel Rigoberto Reyes, Mayor Alberto Baca, Capitán Hermógenes Prado, Teniente Edmundo Delgado (Juan Matagalpa), Teniente Rodolfo Dorn y otros de menor rango. Seguido de esta matanza, el Gral. Somoza había ordenado a sus subalternos que ejecutaran al instante a todo sandinista que encontrasen en cualquier lugar y lo mismo a todos aquellos que les ayudasen dándoles refugio y comida.
El campamento de Sandino fue saqueado por la Guardia Nacional, quienes se apoderaron de gran parte de los Archivos del Ejército de Sandino y estos más tarde fueron utilizados en el libro que el Teniente Grijalba le hizo a Somoza en 1936, llamado: «El Verdadero Sandino». (Toda la documentación capturada por la Guardia entre (1927-1932), fue llevada a los Estados Unidos cuando los «Marines» desocuparon Nicaragua y actualmente se encuentran en la «Sección de Documentos Navales de los Archivos Nacionales en Washington» y en los «Archivos del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos en Washington», muchos de estos documentos han sido publicados también en «Marine Corps Gazette» y en los llamados «Papers Relating to the Foreing Relations of the United States.» y pueden ser vistos en la actualidad en una pagina de Internet llamada “The Sandino Rebellion in Nicaragua 1927-1934”, (http://www.sandinorebellion.com), cuyo propietario el Profesor de Historia Michael J. Schroeder (Military Encounters), nos ha autorizado recientemente a hacer uso de esos documentos.
Según nos relataron nuestros familiares, a pocas millas del campamento, seis meses más tarde de la masacre, el Coronel Abraham Rivera es capturado por el Coronel Rigoberto Reyes y por el Mayor Alberto Baca, cuando éste se encontraba en el “Río Llamales” en compañía de su Sra. esposa doña Petrona Irías y de varios acompañantes. «El Gral. Rivera agotado de andar huyendo, sin armas y sin hombres, es fusilado en el acto junto con su esposa y demás acompañantes siendo enterrados en un lugar llamado «Playa Hermosa».
Algunos de los hombres del General Sandino: Marcial Rivera Zeledón, Tomás y Germán Blandón (hermanos del Gral. Pedro Blandón y de Vicente) fueron perseguidos implacablemente y asesinados por patrullas de la Guardia Nacional al mando entre otros, del Teniente Edmundo Delgado (Juan Matagalpa) y sus hombres.
El Gral. Pedro Altamirano (Pedrón) se internó en la montaña a pelear por su cuenta durante siete años; hasta que fue también muerto por asesinos pagados por la GN. Casi todos los miembros del Estado Mayor Sandinista fueron muriendo asesinados uno tras otro, siendo el último el Gral. Ramón Raudales que muere en 1958 en un movimiento armado en contra del Gobierno de Luis Somoza. Los Somoza de esa manera sientan y afirman las bases de su Gobierno dictatorial en Nicaragua. «….Sin embargo los norteamericanos al terminar la guerra admitieron públicamente haber sido derrotados por el Gral. Sandino….»
Muchos de los admiradores del «Héroe de las Segovias», sintieron su asesinato y se expresaron en Revistas y Diarios de la época, entre ellos estaba el escritor y político mexicano José de Vasconcelos, que le había conocido cuando él visitó México en los primeros meses de 1930 y publico lo siguiente el 1º de Marzo de 1934:»….Asesinado fríamente, canallescamente muere el hombre que durante seis años realizó la hazaña increíble de tener a raya a un Imperio. Conozco la leyenda negra que se ha tejido en torno a Sandino y aunque la creo en su mayor parte falsa, conviene recordarla, para poder decir después que, a pesar de ella, Sandino es una de las más grande figuras de la historia Iberoamericana….»
¿Quiénes en realidad mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:
Según el testimonio de uno de los participantes en este crimen, el Tnte. Abelardo Cuadra Vega, años después escribió como se había planeado todo, de la siguiente manera: Que el día miércoles 21 de febrero de 1934, como a las cuatro y media de la tarde, mientras dirigía el training de unos boxeadores en el ring del “Campo de Marte”, se le acercó el subteniente César Sánchez (primo del general Somoza) y le dijo: “Dice el General Somoza, que te espera en su oficina a las seis de la tarde” y añadió: “Se trata de un asunto de mucha importancia que el General quiere tratar con algunos oficiales. Y se marchó.
Con reloj en mano, cinco minutos antes de las seis de la tarde, llegó a la oficina del General Somoza en el Campo de Marte, donde encontró reunidos a un grupo de oficiales. Dice que llegó completamente ajeno a lo que iba a tratarse, pero en cuanto escuchó las primeras palabras y opiniones que salían de los corrillos formados en la Oficina, se dio cuenta que se trataba de solucionar las dificultades existentes entre el Gral. Sandino y la Guardia Nacional.
Dice que el General Somoza no llegó sino hasta las seis y cuarenta y cinco de la tarde. A su llegada hicieron silencio y se sentaron en semicírculo. Somoza, detrás de su escritorio, les habló así: “Les he mandado a llamar por ser ustedes oficiales de mi entera confianza y para someterles a sus consideración la solución que debe darse a las dificultades que existen entre la vida del General Sandino y la vida de la Guardia Nacional. Yo vengo ahora mismo de la Embajada Norteamericana y he presentado al Ministro Arthur Bliss Lane, este mismo problema y él me ha prometido su apoyo incondicional.”
El Acta de los asesinos
Alguien de los presentes dispuso que se hiciera una Acta firmada por cada uno de los asistentes y así se realizó. Se sabe que se redactaron dos actas, la primera fue elaborada por el Capitán Francisco Mendieta pero al leerse la misma, el Gral. Gustavo Abaunza objetó que ella estaba redactada de manera tan ambigua que parecía que era el Poder Ejecutivo quien ordenaba la ejecución que estaban planeando, por tal motivo se redacto una segunda acta y esta fue elaborada por el mismo Gral. Abaúnza, obedeciendo al cargo para el cual había sido colocado allí (Jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional). Esta última Acta fue aprobada por unanimidad, pues era más clara la responsabilidad directa sobre el Ejército.
Al momento de firmar el Acta, el Tnte. Abelardo Cuadra observo que las firmas eran completamente ilegibles; y entonces propuso que todos, para asumir la responsabilidad consiguiente, pusieran su nombre en letras de molde bajo cada firma.
El Acta en mención hasta hace muy poco fue considerado como un secreto de Guerra, llamado “Pacto de Sangre” o conocido también como “La Muerte del Cesar”. En el que literalmente se puede leer lo siguiente:
CUARTEL GENERAL, GUARDIA NACIONAL DE NICARAGUA
Managua, Nicaragua
Los suscritos, miembros del Estado Mayor de la Guardia Nacional y altos oficiales del mismo cuerpo, CONSIDERANDO que el país pasa por un momento de angustia proveniente del no-desarme de las fuerzas del General Sandino, quien se había comprometido a efectuarlo el 17 de febrero pasado, valiéndose de subterfugios o imposiciones que van en mengua del buen nombre del gobierno de la Republica y del Ejercito que es la salvaguardia de las instituciones patrias; CONSIDERANDO que no nos cabe el derecho de deliberar, pero si de robustecer la acción de aquel que tenemos como jefe superior a fin de que el en sus procedimientos este respaldado por la opinión unánime de los jefes y oficiales subordinados a su comando, ACORDAMOS dar un voto de confianza al Jefe Director de la Guardia Nacional, General Anastasio Somoza, a fin de que sus gestiones se encaminen a sacar avante el buen nombre de la Republica, de nuestro eximio gobernante Dr. Juan B. Sacasa y de la Guardia Nacional, único cuerpo armado de la Republica, que es el sostén de las instituciones nacionales.
Firmado de nuestra espontánea voluntad, en la ciudad de Managua, a los veintiún días del mes de febrero de mil novecientos treinta y cuatro a las siete de la noche.
General Anastasio Somoza García, Jefe Director de la Guardia Nacional;
General Gustavo Abaunza, Jefe del Estado Mayor de la Guardia Nacional;
Coronel Samuel Santos-Jefe de Operaciones e Inteligencia de la Guardia Nacional;
Mayor Alfonso González Cervantes, Jefe de la Pagaduría de la Guardia Nacional;
Capitán Lizandro Delgadillo, Jefe de la 15ª. Compañía de la Guardia Nacional;
Capitán Francisco A. Mendieta, Jefe de Abastos de la Guardia Nacional;
Capitán Policarpo Gutiérrez (alias el “Coto Gutiérrez”), de Servicio Temporal en Managua;
Capitán Carlos Tellería, Oficial Ayudante de la Guardia Nacional;
Capitán Diego López Roig, Jefe de la 17ª Compañía de la Guardia Nacional;
Teniente Federico Davidson Blanco, Oficial Ejecutivo de la 17ª. Compañía;
Teniente José Antonio López, Jefe de la Policía de Managua;
Teniente Ernesto Díaz, Segundo Jefe de la Policía de Managua;
Teniente Abelardo Cuadra Vega, Jefe del Segundo Batallón de la GN;
Subteniente César Sánchez, Oficial Ejecutivo de la Primera Compañía de la GN;
Oficial Carlos Zelaya
Camilo González Cervantes (Empleado Civil del Campo de Marte, amigo de correrías de Somoza, años más tarde nombrado Gral. por Somoza en pago de sus servicios personales, por ciertas razones aun desconocidas).
El Gral. Somoza García, un hábil asesino, que para protegerse e impedir que en el futuro alguno de los implicados quisieran negar su participación en el crimen, les hizo firmar el Acta. Escogió para la ejecución del crimen a los Capitanes Lisandro Delgadillo y Policarpo Gutiérrez (apodado “el coto Gutiérrez”, por haber perdido un brazo en la guerra contra Sandino) y a los Tenientes Federico Davidson Blanco y José Ángel López, quienes se reúnen a solas con Somoza.
Pero hoy sabemos la verdad, de todas formas. Recientemente hemos tenido nuevas evidencias sobre el involucramiento directo del Gobierno de los Estados Unidos en este crimen. Pues se trata de las afirmaciones del Coronel GN Francisco Solórzano Murillo, primo del Joven Rolando Murillo Rivas, yerno del Ministro de Agricultura y del Trabajo Prof. Don Sofonías Salvatierra, quien en declaraciones testimoniales relata los hechos que estremecieron al mundo ese 21 de Febrero de 1934. En ese acto criminal se conoce fue herido en el abdomen este joven Murillo Rivas quien yacía en el suelo a eso de las 10.30 pm. luchando por su propia vida con los ojos cegados de la abundante sangre que tenia en su rostro, según las declaraciones del Coronel Francisco Solórzano Murillo, dice que estando en su beneficio de café y arroz que tenía en Masatepe, en el mes de Febrero de 1934, recibió una llamada telefónica de Managua en la que se le dijo que su primo Rolando Murillo quería hablar con él antes de morir, pues le decían que estaba muy mal herido, dice que salió inmediatamente para Managua el día 22 de Febrero de 1934 y cuando llegó a la casa de la mama del Joven Murillo Rivas, lo llevaron a su cuarto, que Rolando al verle, le dijo:
«Has llegado a tiempo, pues dentro de poco me operan y ya no se si hubiera podido hablar contigo. Quiero contarte que como a las ocho de la noche de ayer (21 de Febrero) llegué a casa de mi suegro (Don Sofonías Salvatierra, Ministro de Agricultura del Dr. Juan Bautista Sacasa) aunque ya se rumoraba que a César Augusto Sandino y a sus compañeros los iban a capturar en la casa de mi suegro. Encontré solo a Sócrates Sandino Tiffer, enfermo en los ojos, haciéndose unos remedios. De pronto apareció el Capitan Juan Ferreti, y dijo: “Acaban de capturar al General (Sandino), a sus compañeros y a Don Gregorio (padre del Gral. Sandino y de Sócrates Sandino), así es que vámonos antes de que nos agarren. Que en ese momento rodeaban la casa las patrullas de la Guardia Nacional. El Capitan Juan Ferreti huyó saltando por una tapia vecina y Sócrates Sandino corrió a su cuarto. En esos momentos se oyeron disparos de ametralladoras por el lado de la Aviación y Sócrates dijo: «Ya mataron a César Augusto» Luego entraron los guardias a la casa y Sócrates sostuvo un violento tiroteo con ellos hasta que se le terminó el parque. Sócrates cayó muerto y yo (Rolando Murillo) caí mal herido de un balazo en el hígado. Cuando se terminó la balacera, se llevaron el cadáver de Sócrates y a mí (Rolando Murillo) me dejaron tendido en el suelo. Como el ministro americano (el embajador) Arthur Bliss Lane, llegara junto con las patrullas de la Guardia Nacional y andaba por ahí como inspeccionando el lugar, al pasar, cerca de mí, lo cogí de una pierna y le dije: «Señor Ministro, sálveme, yo soy civil, yo nada tengo que ver en estos asuntos. «No me hizo caso y al dirigirse a la puerta de salida se encontró con el Policía, Meléndez, a quien le dijo algo mientras me señalaba con la mano. En seguida se apareció un soldado de la Guardia Nacional, el que me dijo: «Te voy a rematar. «Yo le dije entonces: «no seas bárbaro! tenés familia, tenés madre, tenés esposa, tenés hijos, pues todo eso tengo yo también…»En ese momento llegó Santos Ramírez y me preguntó: «¿Qué te pasa?» «Me balearon y éste me quiere rematar.» Entonces Santos me echó sobre su hombro y me llevó a su camioneta que le dicen «La Barata», me fue a dejar a la casa de mi madre. A Santos Ramírez lo echaron preso porque me debía haber entregado (entiéndase eliminado).»En este momento entraron unos hombres con una camilla para llevárselo al Hospital, donde el eminente cirujano, Dr. Rodolfo Espinoza R. realizó la delicada operación. Pero su primo, Rolando Murillo, murió varios días después, el 17 de Marzo de 1934, como a las 6 am y se llevó a la tumba el resto de la historia de aquel suceso sangriento. Supuestamente a complicaciones de las heridas recibidas esa fatídica noche. Versión esta que fue desmentida por el propio primo del Sr. Murillo Rivas, el Coronel GN Francisco Solórzano Murillo.
Estas fotos históricas, fueron tomadas en la casa de Don Sofonías Salvatierra, ubicada en la Calle 15 de Septiembre, o calle de la Aviación, frente a la Iglesia El Calvario de Managua. Al momento de la foto, Don Sofonías era Ministro de Agricultura y del Trabajo en el Gobierno del Dr. Juan Bautista Sacasa.
En una de estas fotos aparece el joven Rolando Murillo Rivas, yerno de Don Sofonías Salvatierra, quien fuera herido de bala el día del infame asesinato del Héroe Nacional, el General Augusto Cesar Sandino. También aparece el Sr. Norberto Salinas de Aguilar, un gran amigo personal del Gral. Sandino, escritor y abuelo del actual Ministro del Turismo de Nicaragua, Cro. Mario Salinas Pasos.
La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Qué hacia el propio embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en esa fatídica noche, acompañado de guardias nacionales, solamente minutos después de perpetrado semejante crimen?, pues no era lógico que este Sr. se encontrara de casualidad a altas horas de la noche en esta casa, la cual se encontraba en un lugar apartado en las afueras de Managua, frente a la iglesia del Calvario, mucho menos en horas de la madrugada del 22 de Febrero de 1934 en los cuarteles de la GN. Todo indica que este crimen no solamente fue planificado por el Imperio Yankee, sino que lo supervisaron y ejecutaron por ellos mismos, quienes veían amenazados sus intereses en la región Centroamericana.
Arthur Bliss Lane fue designado nuevo embajador de Estados Unidos en Nicaragua el 31 de julio de 1933, llega a Managua el 28 de Noviembre de ese mismo año y presenta credenciales como nuevo embajador de Estados Unidos en Nicaragua, en sustitución de Matthew Hanna el 7 de diciembre de 1933. Todo parece indicar que la decisión de eliminar al General Sandino fue tomada desde Washington.
Desde tempranas horas del día 21 de Febrero de 1934 el Pro-Cónsul norteamericano, Bliss Lane sostenía incansables reuniones planificando este crimen. Después de una conversación telefónica, entre Bliss Lane y Somoza sostienen una entrevista personal en horas de la mañana, luego Lane almuerza, con Moncada. A las seis de la tarde de este mismo día, Somoza García se reúne con dieciséis oficiales de la guardia para ultimar detalles del plan criminal. Como podemos ver el peso del Pro-Cónsul norteamericano, se hizo sentir a partir de las 10 de la mañana cuando sostiene una reunión con Somoza para ultimar detalles, después en horas de la tarde (6:00 pm) se le ve cerca de la Casa Presidencial corroborando la asistencia del Gral. Sandino y sus generales, como a las 10:30 de la noche del 21 de febrero se presentó en la casa de Don Sofonías Salvatierra, pese a las extremas medidas de seguridad de los militares, él no tuvo problemas para llegar y ver al joven Murillo herido y desangrándose. Luego fue de nuevo a Casa Presidencial, donde el presidente Sacasa le pidió que mediara ante Somoza García, pues creía que se trataba de un golpe de Estado. Logró hablar con Somoza quien le acompañó a Casa Presidencial, fue testigo cuando aquél le dijo al Presidente que ignoraba todo lo acontecido, pues esa noche había estado en el recital de la declamadora peruana. La demostración de poder de Bliss Lane quedó expuesta cuando como a la 1:30 de la madrugada del día 22 llegó a El Hormiguero y se llevó en su carro a los señores Salvatierra y Sandino hasta la sede diplomática norteamericana. Más tarde los condujo a Casa Presidencial. Por la mañana, a petición del Presidente Sacasa, Bliss Lane acompañó al campo de aviación al general Portocarrero y al doctor Salvador Calderón Ramírez, quienes partieron a El Salvador.
¿Por qué mataron a mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:
Hasta hoy se ha dicho que el crimen fue meditado, planificado y ordenado por el General Anastasio Somoza García como forma eficaz de congraciarse con los norteamericanos y ganar influencia. Recordemos que el Gral. Sandino los había humillado ante el mundo en la guerra de guerrillas: “David contra Goliat”. Se conoce también que al terminar la balacera en la casa del Ministro Don Sofonías Salvatierra, Camilo González Cervantes hizo irrupción en las habitaciones y se llevó toda la valiosa documentación sandinista y varias libras de oro en barra, producto del sudor de los campesinos de la mina en Wiwili y que el Gral. Sandino guardaba en la caja de hierro de Don Sofonías Salvatierra. Este oro meses más tarde Somoza se lo entrego nuevamente a su amigo y conocedor del rico metal Camilo González, quién lo vendió en Nueva York, al National City Bank, dicen que eran 768 onzas a 35 dólares la onza, dando un total de US$26.880 dólares «fuertes», entregados luego a Somoza García para uso de sus gastos personales, dándole su comisión a Camilo González.
Nota importante: Solo para que el lector tenga una idea de lo que significaba el tesoro producto del trabajo de los campesinos de la mina en Wiwili, podemos concluir sin temor a equivocarnos lo siguiente: Se conoce que la cantidad de oro que el Gral. Sandino traía consigo en su ultimo viaje a Managua era de 768 onzas, equivalente a 60 libras de oro aproximadamente. Eso significaba una fortuna para aquella época, si tomamos en cuenta que el oro se ha establecido como una inversión refugio tras el estallido de la crisis financiera, en busca de posiciones seguras, los grandes capitales de todo el mundo han recurrido al metal amarillo para capear el temporal bursátil. Así pues, la onza de oro llegó a un récord de 1,030.80 dólares americanos en marzo de 2008, lo que significaría que esa misma cantidad de oro en el mercado internacional hoy en día tuviera un precio aproximado de 791,654.40 dólares.
Se creía también que este crimen había sido incubado en el mismo Gobierno del Presidente Sacasa y la prueba de ello es que inmediatamente de cometido ese bochornoso crimen, se estableció la más estricta censura, no dando a nadie cuenta de los resultados de las investigaciones que prometió ese mismo Presidente a raíz del crimen y el mundo siempre espero los pormenores verídicos que de ese Gobierno nunca se tuvo. El Presidente Sacasa pudo haber parado la inevitable masacre, pero calló por temor a Somoza. Al mismo tiempo se hizo publica también en Managua la opinión del ex presidente José María Moncada, que en la misma noche en que se supo de la matanza la justificó asegurando que: “solo matando a Sandino podía haber seguridad”.
Para el Gral. Sandino, Sacasa era un hombre noble y honrado, le enviaba con frecuencia informes de sus trabajos en la Comuna, le participaba con toda buena fe, sus proyectos sus éxitos, sus triunfos, sus métodos y todo se lo decía como a un hermano, de confianza ilimitada; hasta pensaba que le protegería pecuniariamente para llegar mas pronto a la realización de sus anhelados sueños.
El General Sandino pensaba, que el mismo Presidente Sacasa se daría cuenta que esa Comuna Universal seria fundamental y ejemplo de inmenso progreso en el que participarían por igual todos sus habitantes, entrando en una nueva y mejor vida, de igualdad, de fraternidad y de felicidad, sin nubes oscuras y en un corto lapso de tiempo. Le enviaba al Presidente Sacasa con mucha frecuencia productos de la Comuna, también le llevo como obsequio en este ultimo viaje un kilo de oro, sacado de las arenas del Río Coco para darle una prueba contundente del futuro hermoso de su querida Comuna, sin pensar que con eso despertaría la envidia y las ambiciones en almas viles y corruptas que buscaron la manera de arrebatarle esas riquezas en alianza con su enemigo mayor El Imperialismo Yankee.
No fue proyectado el crimen en el momento de la visita al Presidente; fue engendrado desde Washington meses atrás, a quienes sí les preocupaba la implementación de este nuevo Proyecto Comunal que se contraponía a los intereses y a la Política de ese Sistema Capitalista. Y fue Mr. Arthur Bliss Lane el hombre escogido para cometer semejante crimen, cuando es designado como nuevo embajador de los Estados Unidos en Nicaragua el 31 de julio de 1933. Mr. Bliss Lane arriba a Managua el 28 de noviembre de 1933; presenta credenciales como nuevo embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en Nicaragua, en sustitución de Matthew Hanna el 7 de diciembre de ese mismo año. El 5 de febrero de 1934, el Presidente Sacasa propone a Sandino un nuevo viaje a Managua para una “franca discusión”. Arthur Bliss Lane y Somoza sostienen una entrevista el 21 de febrero de 1934, en horas de la mañana, luego Mr. Bliss Lane almuerza con el Gral. José María Moncada y a las seis de la tarde de este mismo día se reúne nuevamente con Somoza García, para darle instrucciones precisas del Plan al cual llamaron “Pacto de Sangre” o conocido también como “La Muerte del Cesar”. Concluida esta reunión Somoza se reúne con dieciséis oficiales de la Guardia Nacional para ultimar detalles del plan criminal, que ya todos conocemos.
Hoy los descendientes directos del Gral. Augusto Cesar Sandino, tenemos el deber y la obligación de dar a la luz esta verdad sobre la muerte de nuestro abuelo y sabemos que los criminales no han quedado impunes; pues conocemos que la Ley de la Justicia Divina no perdona; ella es la Ley que anota, pesa, paga y cobra con supremo dolor.
Nosotros hemos perdido a un familiar muy querido pero Nicaragua y el mundo entero perdieron a uno de sus más fuertes paladines de la libertad. ¿Cuánto bien pensaba hacer en beneficio de la Humanidad entera, cuantos proyectos bullirían en su esclarecido Espíritu todo Luz todo Amor?. Hoy mas que nunca estoy convencido que quienes hemos sido consecuentes con sus ideales, tenemos la obligación y autoridad moral para continuar realizando este trabajo de investigación en función de la verdadera imagen que debieran de tener todos los ciudadanos Nicaragüenses y de los pueblos del mundo. Estoy sumamente orgulloso de él y comprometido a continuar su Proyecto. “El que no espera nada de los hombres es superior a todos los hombres” ACSandino.
Y por último, ¿Dónde está mi Abuelo, el General Augusto Cesar Sandino?:
Primera Versión “el de La Aviación”
La noche del 21 de Febrero de 1934, fecha de este infame asesinato del Gral. Sandino y sus Cros. de lucha, sus cuerpos fueron montados en la plataforma de un camión GN, en la cabina del mismo iban el chofer, el capitán Delgadillo y el subteniente Carlos Eddy Monterrey. Entre los custodios estaban el sargento Rigoberto Somarriba y el cabo Alfonso Delgado. El camión tomó rumbo hacia la zona nororiental de Managua, cerca del Aeropuerto Xolotlán que quedaba por donde están ahora las oficinas de Migración y Extranjería, cerca de la loma conocida como de Chico Pelón.
Allá por donde comienza la Colonia Tenderí y cruza la pista Larreynaga, pasaba el viejo camino a Sabana Grande. Camilo González Cervantes, quien llegaría a ser general y persona de mucha confianza en el somocismo, tenía una propiedad allí conocida como “Los Guanacastes”. En el sitio donde había dos de estos gigantescos árboles, ahí se detuvo el camión y bajaron todos sus ocupantes. Casi como a las 11:00 de la noche, los militares comandados por “El Coto” Gutiérrez y Davidson Blanco atacaron la casa de Don Sofonías, dando muerte a Sócrates, a un niño que vivía con la familia Salvatierra, hirieron al coronel Santos López que logró escapar, a Rolando Murillo casado con Celina, hija de Salvatierra, quien falleció a los pocos días. Mi bisabuelo Don Gregorio Sandino mencionó a Alfonso Gutiérrez como el que mató a Sócrates.
Apenas habían pasado las 2:00 de la madrugada del 22 de febrero, cuando todos los cadáveres estaban en el lugar donde iban a ser sepultados en una fosa común que hizo cavar el capitán Ernesto Díaz Medina, más conocido como el “Indio Bárbaro”, por órdenes de Camilo González Cervantes. Participó también el capitán Fernando Valladares Lacayo.
Todos los cadáveres fueron llevados en medio de los potreros que estaban en los alrededores del Aeropuerto Xolotlán hasta las barracas abandonadas de lo que había sido el Hospicio Zacarías Guerra. Antes en este lugar estuvieron las fuerzas de ocupación norteamericanas. Cuando el terremoto de 1931 sirvió como oficina policial y más tarde se construirían las famosas cárceles de La Aviación. (todavía en la actualidad se pueden ver los cimientos de este tenebroso local)
Los militares a cargo de la macabra operación estaban todos llenos de sangre, Juan Emilio Canales “Cabuya” le tocó cargar el cuerpo del general Sandino. La poca luz de la Luna medio dejaba ver los cadáveres del Gral. Sandino, el de su hermano Sócrates, el del Gral. Estrada, el del Gral. Umanzor y el de un inocente niño, hijo de casa de donde Don Sofonías Salvatierra
Segunda Versión “1944”
Somoza en 1944 mandó a su hijo Luis y al mismo Papa Chepe, a dirigir las excavaciones para exhumar los restos de Sandino y sus generales y el niño de 10 años y quemarlos en una hoguera que se hizo casi frente a donde está hoy el restaurante Los Gauchos, en la parte norte de un pozo de ENACAL. Precisamente desde este lugar se aprecia a lo lejos la efigie del General de Hombres Libres, que descuella en la Loma de Tiscapa y la bandera de Nicaragua.
En febrero de 1980, el arqueólogo Jorge Espinoza, entonces director del Departamento de Arqueología del Instituto Geográfico Nacional, realizó excavaciones en las instalaciones policiales de la Ajax Delgado, estando presente Abelardo Cuadra Vega. Lograron encontrar las bases de lo que fueron las barracas construidas por las tropas de ocupación y los edificios del Hospicio Zacarías Guerra. Se encontraron evidencias de fosas pero en ninguna había restos humanos. Todo hizo indicar que en efecto los restos fueron sacados. Años mas tarde el arqueólogo Espinosa, dice que llegó donde Don José Somoza en Miami, antes que le diera el derrame que a la postre le provocó su muerte. Recordemos que el Sr. Espinosa dirigió en los terrenos de la policía Ajax Delgado, en febrero de 1980, la operación para hallar la osamenta de los generales Juan Pablo Umanzor, Francisco Estrada, Sócrates Sandino, la del niño de 10 años y la del General Sandino, pero solamente encontró las fosas vacías.
Dice el Sr. Espinoza que en la sala de su residencia le narró lo siguiente: No lo podrás encontrar, te voy a explicar porque: y así procedió a dar información de lo que él conocía. Me indicó que no recordaba el año (según el diario La Prensa del 11 de febrero de 1980, era el año de 1944). En esos días se organizó una manifestación que amenazó a Somoza García, gritándole que iban dispuestos a sacar los restos del General Sandino, de la Aviación.
-Entonces -dijo José Somoza- mi papá nos ordenó a Luis y a mí ir a sacar el cadáver de Sandino. Pusimos todos los huesos en un saco y los fuimos a quemar en una hoguera que hicimos frente al restaurante Los Gauchos. Mi hermano Luis se quedó con la quijada de Sandino. Entonces le pregunté, ¿Qué pasó con la quijada del General? -José Somoza contestó: «Uno de los hijos de Luis la ha de tener». Espinosa dice que se inclina por esta versión de Papa Chepe. Somoza García era muy supersticioso y siempre tenía en cuenta que era hermano de logia de Sandino. Ambos eran masones, en grado 33. El sintió temor de la multitud y por eso corrió a exhumar los restos del guerrillero. El arqueólogo, dice que el hijo de Tacho viejo, le puso mucha leña, prendió una gran hoguera. Luego, cuando las llamas se elevaban lo suficiente, lanzaron el saco con las osamentas. Quiere decir, que las cenizas quedaron en este lugar y fueron esparcidas. Según Carlos Eddy Monterrey, Juan Emilio Canales “Cabuya” y el general Gustavo Abaunza, los restos fueron sacados en una operación que dirigió Luis Somoza Debayle.
Esta versión también coincide con la de Carlos Eddy Monterrey y Canales, ambos dicen que llevaron los restos a la Hacienda Santa Feliciana, propiedad de Somoza García que se extendía al sur de la Laguna de Tiscapa. Allí esperaba José Somoza, exactamente donde estuvo el restaurante Los Gauchos y ahora está una discoteca. En ese lugar quemaron los restos y esparcieron las cenizas. Según Canales, en la operación participaron los hermanos Francisco y Horacio Aguirre Baca, entonces jóvenes oficiales de la Guardia Nacional, por quienes Somoza García tenía especial preferencia hasta mayo de 1947, cuando el derrocamiento del presidente Leonardo Arguello, con quien fueron solidarios. Otra versión señala que los restos fueron metidos en sacos y lanzados desde un avión en el lago de Managua.
Tercera Versión “la de Mario Mejía López”
Dice que vivió hasta los diez años en el “Barrio Quintanina”, en el sector enclavado entre la antigua procesadora de gaseosas Pepsicola y la pasteurizadota La Selecta, a la altura del kilómetro uno y medio de la Carretera Norte.
Detrás de la última fila de casas, en donde estaba la de su familia, había unos potreros, que a inicios de los sesenta fueron algodonales. Durante el día los chavalos solían jugar de día y de noche en esos montes. Dice en su relato que no se preocupaban mucho, porque eran tiempos de poco peligro. Sin embargo, había una prohibición: desplazarse hacia el noroeste, en donde había una extraña casa sin ventanas ni puertas; por ahí solían pasar corriendo debido al temor que se les había infundido.
Este edificio estaba ubicado en un predio de menos de una manzana detrás de los patios de La Selecta, rodeado de árboles de mango, a menos de cien metros de la bajada de Carranza, ubicada hacia el norte. Tenía esa edificación entre tres o tres metros y medio por cada una de sus cuatro paredes; y como cuatro metros de alto, coronado por un techo de zinc en forma piramidal. Por aquella época el zinc estaba bastante sarroso, pero sin orificios. Las paredes se distinguían también por tener unos centímetros menos de diámetro en la parte superior que en su base. Además, sus esquinas eran curveadas. En uno de sus lados tenía pegada una lámina metálica color blanco con una cruz negra en el centro, la cual medía más o menos 25 centímetros de ancho por 50 de largo.
No recuerda que alguien les hubiera dado una explicación directa sobre aquella extraña casa blanca (ese color lo tenía posiblemente por su repellado a base de cal). Sin embargo, recuerda que en los años de 1960, en el velorio de un anciano carpintero del barrio llamado Jesús María Díaz, Don Chu, escucho por primera vez algo relacionado con la existencia de la bóveda. La gente comentó algunas barbaridades cometidas por el dictador Anastasio Somoza García contra la gente más antigua del barrio, especialmente contra Don Chu. Escucho hablar de cárceles, torturas y asesinatos.
Tiempo después escucho otra historia de vieja data sobre la desaparición de un vecino, que él pudo ver cuando hacían la fosa y lo que echaban dentro de ella, sobre la cual se construyó después la bóveda. Según supo, el vecino se despertó a altas horas de la noche o en la madrugada a causa del bullicio de un grupo de gente y el ruido de maquinarias y vehículos en el lugar. El hombre salió de su casa a curiosear, con tan mala suerte que fue descubierto y aprehendido. Fueron guardias de Somoza. Dicen que el hombre nunca apareció.
La bóveda se derrumbó durante el terremoto de 1972. Para entonces estaba rodeada de humildes casas habitadas por familias que habían sido expulsadas de la costa del lago Xolotlán en la crecida de octubre de 1969. El derrumbe permitió descubrir el material utilizado en la construcción de sus paredes. Eran piedras negras arenosas y porosas de bastante espesor. Todavía después del huracán Mitch fue a echar una ojeada al lugar acompañado por un amigo de la infancia que todavía vive en el lugar. El espacio que ocupaba la construcción es el patio de una de las viviendas.
Cuarta Versión “la del Sr. Jorge Estrada Granizo”
Según una narración del Sr. Jorge Estrada Granizo, primo de Rafael Espinoza Estrada, dice que en el año de 1986, en la casa de Miami del Coronel Rafael Espinoza Altamirano (Padre), que fuera el fundador de la Fuerza Aérea de Nicaragua y quien trajo desde México el avión “Tomochic”, en el cual trasladaron a Sandino de la Segovia a Managua; se reunieron dos de los generales que habían sido miembros del Estado Mayor de la Guardia Nacional.
En esa ocasión, al calor de los tragos, uno de los generales, le dijo al otro general: Hombré, ¿y viste cuántos disparates andan diciendo sobre la tumba de Sandino? Unos dicen que está enterrado en la Aviación, otros que lo descuartizamos y lo esparcimos por ahí, otros que lo cremamos en la casa de la Finca Santa Feliciano; en fin, se ha hecho una alharaca, pero nadie tiene idea de cómo nos desembarazamos del cadáver.
Luego, el otro general que había permanecido callado le dijo: Hombré, habíamos quedado de nunca hablar de eso, sólo vos y yo sabemos la verdad. Todavía me recuerdo bien cómo metimos en la caja de seguridad los restos de Sandino. Me acuerdo clarito cuando agarramos el tecle y lo elevamos lo suficiente para luego tirarlo al vacío de la laguna de Tiscapa. ¡Cómo dio vueltas el paquete rodando en las laderas hasta caer al fondo!. Agrega el primer general: Y pensar que a nadie se le ocurre que esto lo hicimos desde el parqueo del Hospital (Militar). Fue un trabajo excelente, nunca lo van a encontrar, por eso es que nos quería tanto el hombre (Somoza) a nosotros dos.
Quinta Versión “la del Gral. Camilo González Cervantes”
Todavía sigue siendo un misterio el lugar donde se encuentran sus restos mortales, nosotros sus descendientes directos hemos escuchado todas las versiones habidas y por haber al respecto, sin embargo hay una versión que es para nosotros la más veraz por tratarse de personas muy vinculadas al dictador Anastasio Somoza García y que recientemente hemos conocido. Creemos que llegó la hora de reiniciar la búsqueda de los restos del General Sandino y sus compañeros de lucha. Los fracasos de los años ochenta no deben ser un impedimento para realizar nuevos esfuerzos en su búsqueda. La última excavación, según recuerdo, se hizo en los predios del antiguo campo de la aviación de Managua, con base en el relato de Abelardo Cuadra. Hubo mucha frustración en ese tiempo.
Mi deseo para que se reinicie la búsqueda es inspirado en los nuevos vientos que refrescan nuestro país ante la llegada al poder por segunda vez del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Pero además creo que hay pistas del caso que no han sido tomadas en cuenta. Les voy a decir una, que es la más creíble para nosotros por tratarse de un personaje muy cercano a Somoza García y que tuvo una activa participación en el infame asesinato de mi abuelo y sus hermanos de lucha: se trata de Camilo González Cervantes, quien, como se ha mencionado antes, se jactaba de ser amigo de correrías de Somoza y que años más tarde fue nombrado Gral. de la GN en pago de sus servicios personales, por ciertas razones aún desconocidas.
Esta pista se obtuvo a partir del 21 de Febrero del 2007, cuando el Presidente de la República, Daniel Ortega, prometió en un acto público retomar el desafío de buscar los restos del General Augusto César Sandino a los 73 años de su asesinato. Días después recibimos varias llamadas telefónicas en nuestra casa de habitación dándonos a conocer sobre nuevas pistas. Pero hubo una en particular que a nuestra familia le pareció la más acertada y se trata de las declaraciones que nos brindara un familiar del Gral. Camilo González Cervantes, quien en sus últimos días de vida le confesó el lugar exacto donde se encuentran los restos del Gral. Sandino y sus acompañantes. Una comisión de familiares y amigos nos dirigimos al lugar, encontrándonos que el sitio aun permanece factible para la excavación, además nos entrego una foto aérea de la época, donde aparece el lugar exacto indicado.
¿Porque creemos en la veracidad de esta información?. Porque si analizamos las andazas mafiosas de este Gral. GN Camilo González Cervantes, podemos llegar a la siguiente conclusión: Fue amigo de infancia de Somoza García. Camilo González no fue un militar de carrera, pues cuando Somoza llega al Campo de Marte, a la jefatura de la Guardia Nacional, le dio un cargo administrativo, como civil. La confianza entre ambos es tal que el 21 de febrero de 1934, participa en la planificación y ejecución del asesinato del Gral. Sandino y sus compañeros de lucha junto a dieciséis asesinos, todos ellos militares, con excepción de uno: “Camilo González”, quien a los dos o tres días después del asesinato de mi abuelo, es ascendido a Mayor del Ejército (como premio a su participación en el asesinato). Fue en su propiedad donde se ejecuto el asesinato (“Los Guanacastes” a cinco kilómetros de donde fueron capturados mi abuelo y sus Cros. de Lucha). Se conoce también que al terminar la balacera en la casa del Ministro Don Sofonías Salvatierra; Camilo González Cervantes hizo irrupción en las habitaciones y se llevó toda la valiosa documentación sandinista y varios kilogramos de oro en barra, que se guardaban en la caja de hierro de Don Sofonías Salvatierra. Este oro meses más tarde Somoza lo vendió en Nueva York, al National City Bank, por medio del mismo Camilo González, quien se cobraría su comisión. No se sabe como años más tarde de la noche a la mañana fue ascendido al grado de General GN. También estuvo implicado directamente en el asesinato del Joven Poeta Rigoberto López Pérez la noche del 21 de Septiembre de 1956. Como se puede ver son muchas las coincidencias en esta relación de mafiosos. Jefe del Estado Mayor, conocido popularmente como “El hombre del maletín”, ya que después de confiscar a los alemanes, so pretexto de declararle la Guerra al Nazismo; sus propiedades se sometieron a subasta pública y González era el comprador del Dictador. Le decían el hombre del maletín, porque en una mano llevaba una metralleta y en la otra un maletín lleno de dinero. De esa manera, Somoza se apropió indebidamente de los bienes de la colonia alemana, de muchas haciendas cafetaleras y fincas, como La Fundadora. Siempre mantuvo una amistad muy cercana con Somoza García y llegó a ser Jefe del Estado Mayor Presidencial de la Guardia Nacional, que fue el máximo cargo que tuvo. Por lo que fácilmente se puede concluir que las aseveraciones de este asesino de confianza del Gral. Anastasio Somoza García gozan de toda credibilidad o al menos vale la pena verificar esta información.
Queridos hermanos, el presente trabajo de investigación nace como una iniciativa de los descendientes directos del General Augusto Cesar Sandino, como una eminente necesidad en nuestro País de preservar, transmitir y proyectar la vida, el pensamiento y la Obra de nuestro Héroe Nacional en beneficio y referencia de las futuras generaciones. La biografía del General Sandino y su papel preeminente en la historia de los acontecimientos históricos en Nicaragua durante su vida, están reconocidos en todo el mundo. Las futuras generaciones y la sociedad nicaragüense en general se llenarán de Luz al lograr reconocer, honrar y presentar la esencia de los mejores valores del nicaragüense que a través de la Historia adquirieron por cuenta propia un nivel Universal. Mi único objetivo al escribir este articulo es primero llenar un vacío histórico que existe sobre el tema del asesinato de mi abuelo aquella fatídica noche del 21 de febrero de 1934 y siento la imperiosa necesidad de darlos a conocer al pueblo nicaragüense y al mundo entero a través de la historia real y de los hechos tales y como nosotros consideramos sucedieron. Es un alivio espiritual escribir este artículo y me parece que el pueblo de Nicaragua tiene derecho a conocer la verdad y debe conocer la verdad.
Siempre más allá…
Fuente: Argenpress
Gracias por rescatar la historia de una figura legendaria no solo de Nicaragua, sino de todo el continente, las nuevas generaciones te lo agradeceran… Gloria Eterna al invicto y Heroico General Augusto Cesar Sandino .