La indiferencia —contracara del amor— es ajena a la Revolución Cubana y a Fidel Castro. Ellos despiertan a Eros o a Tánatos, el edén o el infierno, el amor o el odio, según la visión de cada uno. Descubrir su esencia, es tarea ciclópea.
Más que conocer la historia, importa pensar en esa isla con sus luces y sombras; y también con un pueblo que tiene mística. Se trata de desaprender la mirada capitalista que —mal que nos pese a muchos— en mayor o menos medida, tenemos incorporada. Y de indagar la esencia misma de la libertad; de preguntarnos qué significa ser libres. ¿Lo somos cada uno de nosotros?
Todo el proceso revolucionario que hizo de Cuba un país socialista desde 1959, se conoce como Revolución Cubana. Precisamente, el primer día de 2009 fue el 50º aniversario de su comienzo, cuando un grupo aglutinado en torno de Fidel Castro derrotó al dictador Fulgencio Batista (1952-1958), y tomó el Poder. Nombró Presidente al magistrado Manuel Urrutia, y Castro asumió como primer ministro hasta 1976, en que asumió la presidencia.
La revuelta se había iniciado con el asalto del Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y, antes, Castro había llamado a la huelga general con la consigna «Revolución, sí; golpe de Estado, no». El desembarco del yate Granma en 1956, dio el impulso definitivo a la guerra. Ochenta y dos guerrilleros, entre ellos Ernesto «Che» Guevara, Camilo Cienfuegos y Raúl Castro, hicieron tierra aquel día. «¡Aquí estamos! /La palabra nos viene húmeda de los bosques, / y un sol enérgico nos amanece en las venas», les latían los versos de Nicolás Guillén.
Llevaban armas: querían derrocar a Batista, un asesino que sembró muerte, hambre y corrupción. Llevaban sueños, valores —esas semillas fundamentales para Fidel—, y se nutrían de los ideales del escritor, poeta y héroe nacional de Cuba, José Martí: «Ser cultos para ser libres».
Fidel se mantuvo en el cargo hasta 2006, cuando —a raíz de una seria afección intestinal— lo cedió su hermano Raúl. En 2008, éste fue elegido por el Parlamento, tras la renuncia de Fidel, quien hoy es el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y el primer secretario del Partido Comunista.
Desde 1959, el «Comandante» —una de las personalidades más importantes que dio el siglo XX— sufrió más de 600 atentados contra su vida, y los Estados Unidos de Norteamérica no cesaron jamás los ataques contra la Isla. Hace 47 años le impusieron el bloqueo económico más cruel y prolongado que se haya conocido. Su objetivo fue destruir la Revolución Cubana «[…] a través del desencanto y el desaliento basados en la insatisfacción y las dificultades económicas […], negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno […]».
Mientras tanto, acusan a Fidel de dictador. Pero, aun los opositores deben rendirse a la evidencia de que los índices de educación, salud y alimentación, a pesar del bloqueo y el aislamiento, colocan a la isla a la altura de los países desarrollados.
Terrorismo de Estado de los USA
El bloqueo es un componente fundamental de la política de terrorismo de estado de Norteamérica, que —sin piedad— afecta a la población toda, sin distinciones. Desde el triunfo de la Revolución, el Imperio se empeñó en derrotarla. Cometió centenares de atentados incluso en lugares públicos.
No bien Fidel tomó el Poder, hizo la reforma agraria, comenzó las transformaciones para la salud, e inició la alfabetización: el clamor por cultura de José Martí se hacía cierto en el pequeño país. «Tengo, vamos a ver, /que ya aprendí a leer, /a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar/y a reír» (Nicolás Guillén).
(Fidel y la victoria en Playa Girón)
Cuando estaba en el corazón de la lucha por el desarrollo del pueblo, el 15 de abril de 1961 aviones estadounidenses disfrazados con insignias cubanas, atacaron tres aeropuertos y causaron la muerte de centenares de inocentes. Y a los dos días, USA se valió de mercenarios reclutados por la CIA en Nicaragua e invadió Bahía de los Cochinos, una de cuyas costas es Playa Girón.
Vestidos para matar, asolaron la isla, por tierra, mar y cielo, pero el gobierno cubano logró derrotarlos a las setenta y dos horas. En ese sitio, hoy existe un museo que recoge los detalles de aquel hecho histórico. Después de aquel asalto estadounidense, Cuba fortificó sus lazos con la entonces Unión Soviética y recibió su apoyo.
Los ataques continuaron, por cierto. En 1962 John F. Kennedy denunció la presencia de misiles nucleares soviéticos en Cuba, y la URSS retiró las armas mientras el presidente estadounidense prometió que las invasiones se suspenderían.
Pero las presiones y ataques siguieron, con los diferentes gobiernos del Norte. Cuando la URSS colapsó, después de la caída del Muro de Berlín, cesó la ayuda a sus amigos cubanos y la economía se desplomó violentamente. La isla seguía bloqueada y, ahora, otra vez en soledad.
(Hace 47 años impusieron el bloqueo económico más cruel y prolongado que se hubiera conocido)
¿Cómo Castro capea la tormenta del bloqueo? Según el escritor Gabriel García Márquez, puede hacerlo porque su visión de América latina en el futuro es la misma de Bolívar y Martí; porque ve a ésta como una comunidad integrada y autónoma, capaz de mover el destino del mundo.
Lo cierto es que la Revolución Cubana es «blanco o negro»: para la mayoría no parece existir el gris, que consistiría en aprender de lo bueno y rechazar lo que merezca objetarse.
Aunque ya casi no se aplica, en Cuba existe la pena de muerte, que ha sido utilizada —con o sin legislación— por casi todos los países, para castigar crímenes o ideas, lo cual no absuelve a ninguno.
En marzo de 2003, el Gobierno encarceló a 75 opositores, mercenarios que recibían dinero de Estados Unidos para traicionar a la patria; y en abril, mientras ocurría un éxodo masivo de cubanos, se fusiló a tres secuestradores —«los tres principales, más activos y brutales jefes de los secuestradores de una lancha»— y el mundo bramó. La mirada ética, en la cual me incluyo, bramó por eso: porque no acepta la pena capital ni en la guerra ni en la paz, ni bajo ningún concepto.
De cualquier manera, cabe preguntarse por qué el mundo no tronó ni truena todos los días, cuando las muertes en Palestina, en el Líbano, en Irak, Afganistán…; muertes cuya responsabilidad es mayoritariamente de Georges W. Bush, «terrorista», aliado con el sionismo. Por qué no estalló con tantas masacres que produjo el Imperio, incluidas las de América latina. Por qué no brama cuando algunos países teóricamente civilizados de Europa actúan —cada vez más— como Estados policíacos que asesinan, torturan y encarcelan. Sin justicia ni moral.
Me parece que, en principio, hay dos razones, la primera de las cuales es de manual: la repulsión reaccionaria hacia las izquierdas. En cuanto al supuesto o verdadero progresismo, ¿no será que más se le exige a quien tiene más para dar? Todavía me resuenan las palabras de José Saramago, frente a los fusilamiento de 2003: «Hasta acá llegué con la Revolución Cubana» dijo entonces.
Pero… ¿quién es Fidel?
Quienes lo abominan, dicen que es un dictador, le enrostran torturas que él niega que hayan ocurrido, así como la falta de libertad de expresión, y critican la pena de muerte.
Para los especialistas y politólogos, Fidel es un gran estratega militar y un político que creó una política exterior propia de una potencia mundial. Y lo hizo con el pueblo, desde una isla que es 84 veces más pequeña que Norteamérica.
Según esa suerte de concursos absurdos que hacen algunos medios, en este caso el «Times», él ocupa el noveno lugar entre los barbudos del mundo. El puesto primero e inamovible es para Karl Marx; y los siguientes son para Rasputín y el actor inglés Brian Blessed, para Darwin, el padre de la Teoría de la Evolución y… La cuestión es que Jesucristo es el cuarto en esa competencia fútil. ¡Qué carnaval!
Curiosamente, las primeras influencias ideológicas sobre Fidel, fueron los escritos de Primo de Rivera y la Falange española. Su papá era gallego y lo hizo estudiar en un colegio religioso. Su «guía espiritual», el jesuita español Armando Llorente, recordó que cantaban juntos el himno falangista «Cara al sol».
Después se diplomó como doctor en Derecho Civil y licenciado en Derecho Diplomático. Y pasaron los años. En 1958 y ante la interrogación de Llorente sobre si la revolución en marcha era de carácter comunista o humanista, Castro no dudó: «¡Padre, de dónde voy a sacar el comunismo si mi padre es más franquista que usted!». ¡Bueno!
Manos de bisabuelo, tiene 82 años, cabeza lúcida y alma saltarina, dijo a Oliver Stone, en el filme «Comandante», que gracias a no afeitarse ahorró muchos meses. Se lo acusa de «totalitario» y él sale al cruce y responde que lo es, porque tiene el apoyo de la «totalidad de la población»: tiene humor. Lo cierto es que se le hicieron miles de entrevistas, varios filmes, se escribieron libros, resultado de largas conversaciones; y se dice que le preguntaron todo: por la pena de muerte, por las supuestas torturas, por los fusilamientos, por las cárceles, pero… no es verdad.
Aparentemente nadie le preguntó directa y concretamente, con fechas, nombres, datos, testimonios, sobre los martirios de cada uno de quienes dicen haber sufrido las supuestas torturas; o sobre la falta de libertad de expresión, o la cárcel. Tampoco sobre la exclusión de muchos artistas, incluidos muchos escritores — disidentes, es cierto, y algunos, probados legionarios de los USA invasores; entre ellos Heriberto Padilla, Cabrera Infante, Reynaldo Arenas y Orlando Mediavilla. Es imposible leer o escuchar una repregunta…y claro que la personalidad de Castro es muy seductora y que esto no es fácil para todos. Pero si un periodista o escritor se hechiza, y no lo obliga con sus interrogaciones a responder concretamente… entonces, ¿dónde está la verdad?
(Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara)
Fidel. Lee inglés pero no lo habla, nunca fue a un psiquiatra y lo atribuye a su confianza en sí mismo; cuenta que los dolores más grandes de su vida fueron la muerte de su mamá y la del «Che». Dejó de fumar para tener autoridad en el combate contra el tabaquismo, le gusta cocinar, hace gimnasia y practica natación regularmente; ama la ciencia, sueña con que sus científicos descubran la vacuna contra el cáncer; es paciente y disciplinado, y tiene una potente imaginación.
A fuerza de vivir, el hombre de La Habana sabe que aprender a descansar es tan importante como aprender a trabajar. Muy cultivado, es un lector empedernido de economía, historia, literatura y poesía. No escribe poemas, pero le gusta que sus textos tengan cadencia, cierta musicalidad poética.
Ya no tiene prejuicios con los homosexuales, es fanático de todas las películas de Chaplin, disfruta de Cantinflas y le gusta el trabajo de Gérard Depardieu. En la calle lo llaman por su nombre, lo tutean, lo contradicen: la gente se siente en familia con él. No es grandilocuente, sino de modales finos y enemigo del culto a la personalidad. Es austero, y en ninguna parte de la isla podrá verse una pintura o escultura suya, ni sellos postales, ni monedas: nada. La sobriedad es uno de sus sellos.
Y de su vida privada no habla, a diferencia del circo de intimidades que los políticos del mundo comenzaron a mostrar, sobre todo a partir de los ‘90. Su compañera desde hace treinta años es Dalia Soto del Valle, con quien tuvo cinco varones, cuyos nombres empiezan todos con la letra A. Se comenta que tiene por lo menos tres hijos más, pero el único que se conoce es Fidelito, fruto de su matrimonio con Mirta Díaz-Balart. Se niega a exhibirse, lo que no le impide reconocer algún añejo sueño con Sofía Loren o Brigitte Bardot. Sin embargo, muchos piensan que el gran amor de su vida fue Celia Sánchez, amiga y combatiente desde la lucha contra Fulgencio Batista. Fue la cara femenina de los ’60-’70 y murió en 1980. Es venerada por los cubanos.
¿Y ahora qué?
Cuba y su pueblo mítico, que tiene «esa sustancia conocida /con que amasamos una estrella». Pueblo renacido como tal a partir de la «Revolución Cubana», porque hasta entonces muchos habían claudicado frente a Washington. La isla era tan sólo una pequeña mancha en el mapa, donde las mafias hacían nido. Hoy, cuando en la mayoría de los países los seres humanos parecen huérfanos en medio de la multitud desabrigada, en la isla hay una mística de la fraternidad, y un gran amor por la patria.
Hay otra Cuba, es cierto: la de la mafia de Miami, donde los disidentes trabajan para el Imperio. Pero también… ¿por qué muchos quieren escapar?
Por otra parte, si pensamos con Simón Bolívar que «si un hombre es necesario para sostener el Estado, este Estado no deberá subsistir, y al fin no existirá», cabe preguntarse por qué Fidel no formó jóvenes para asegurar la continuidad cuando él ya no esté.
«Condenadme, no importa, La historia me absolverá», dijo Castro en el juicio del Moncada, el 16 de octubre de 1953. La opinión de cada uno es personal, a partir del interrogante: ¿qué es la libertad?
¿Son más libres los ciudadanos norteamericanos bajo el yugo del Imperio? Viven anestesiados por los hot-dogs y la gaseosa multinacional, y estrictamente vigilados en un país terrorista.
¿Quién tiene menos libertad: el que no puede salir de su país pero tiene casa, comida, educación, salud…? ¿O el que posee su pasaporte, pero carece de lo indispensable: techo, trabajo, escuela? Recordemos que cuando se inició la Revolución, había un 30% de analfabetos y un 60% de analfabetos funcionales, mientras sólo un 10% tenía cierta cultura general; hoy el 99,8% de su población está alfabetizada; y 67 universidades forman por año, gratuitamente, a 800 mil estudiantes. Hay un médico por cada grupo de 160 habitantes, y todo el servicio de salud —de la mejor calidad científica— es gratuito.
¿Son libres los inmigrantes que pueden salir de sus patrias para encontrar un lugar en el mundo… donde los matan o encarcelan? ¿Son libres los cada vez más desempleados del planeta, o lo son los cubanos, pues saben que tienen trabajo?
¿Es libre el país más poderoso de la tierra, si está convirtiendo cada ciudad en cárcel y cada persona en sospechosa? ¿Son libres los habitantes de un país que pregona la Justicia y no la ejerce? En una palabra, ¿qué es hoy la libertad?
(Los Cinco Cubanos, prisioneros del Imperio)
El Gigante del Norte tiene cautivos desde hace diez años a los famosos Cinco cubanos Prisioneros del Imperio. Están acusados de espionaje —y condenados— sin pruebas, lo cual merece la reprobación del mundo y de los organismos internacionales involucrados en estos temas.
Cuando Fidel Castro estudiaba, ávido de conocimiento, en una ocasión le prohibieron entrar a clase, a causa de su militancia política. Tenía 20 años.
Entonces, se fue a la playa, meditó y se acostó boca abajo, besando la arena. Después volvió, a pesar de saber que podían matarlo.
Aquel día lloró.
¿Quién llora en la isla hoy?
*Cristina Castello es poeta y periodista, bilingüe (español-francés) y vive entre Buenos Aires y París.
http://www.cristinacastello.com/
http://les-risques-du-journalisme.over-blog.com/
* Este artículo es de libre de reproducción, a condición de respetar su integralidad y de mencionar a la autora.
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50 ans de la Révolution Cubaine : Qu’est la liberté ? Par Cristina Castello
L’indifférence —contraire de l’amour— est étrangère à la Révolution Cubaine et à Fidel Castro. Ils réveillent Éros ou Thanatos, l’éden ou l’enfer, l’amour ou la haine, d’après la vision de chacun. Découvrir son essence est une tâche cyclopéenne.
Plus que connaître l’histoire, il importe de penser à cette île avec ses lumières et ses ombres ; et aussi avec un peuple qui a une mystique. Il s’agit de désapprendre le regard capitaliste que —quoique nous le déplorions beaucoup— dans une plus ou moins grande mesure, nous avons intégré. Et de sonder l’essence même de la liberté ; de nous demander ce qui signifie être libre. Le sommes-nous, nous-mêmes ?
Tout le processus révolutionnaire qui a fait de Cuba un pays socialiste dès 1959, est connu comme la Révolution Cubaine. Précisément, le premier jour de 2009 fut le 50º anniversaire de son commencement, quand un groupe rassemblé autour de Fidel Castro a battu le dictateur Fulgencio Batista (1952-1958), et a pris le Pouvoir. Le Président a nommé magistrat Manuel Urrutia, et Castro a assumé le poste de Premier ministre jusqu’à 1976, date à partir de laquelle il a assumé la présidence.
La révolte fut initiée par l’assaut du Quartier Moncada le 26 juillet 1953 et, d’avance, Castro avait appelé à la grève générale avec cette consigne : « Révolution, oui ; coup d’État, non ». Le débarquement du yacht Granma en 1956, a donné l’impulsion définitive à la guerre. Quatre-vingt-deux francs- tireurs, avec entre autres Ernesto « Che » Guevara, Camilo Cienfuegos et Raúl Castro, ont pris pied sur cette terre ce jour-là. « Ici nous sommes ! / le mot nous vient humide des bois, / et un soleil énergique se fait jour dans les veines », résonnaient les vers de Nicolás Guillén.
Ils portaient des armes : ils voulaient destituer Batista, un assassin qui a semé la mort, la faim et la corruption. Ils portaient des rêves, des valeurs —ces semences fondamentales pour Fidel—, et se repaissaient des idéaux de l’écrivain, poète et héros national de Cuba, José Martí : « Être cultivés pour être libres ».
Fidel s’est maintenu à cette charge jusqu’à 2006, quand —à la suite d’une affection intestinale sérieuse— son frère Raúl lui a succédé. En 2008, celui-ci a été choisi par le Parlement, après le renoncement de Fidel, il est de nos jours le commandant en Chef des Forces Armées Révolutionnaires, et le premier secrétaire du Parti Communiste.
Dès 1959, le « Commandant » —l’une des personnalités les plus importantes du XXème siècle— a subi plus de 600 attentats contre sa vie, et les États-Unis d’Amérique du Nord n’ont jamais reconnu les attaques contre l’Île. Il y a 47 ans ils ont imposé le blocus économique le plus cruel et prolongé qu’on ait connu. Son objectif était de détruire la Révolution Cubaine « […] à travers le désenchantement et le découragement fondés sur l’insatisfaction et les difficultés économiques […], refuser à Cuba l’argent et l’approvisionnement, pour diminuer les salaires réels et monétaires, pour causer la faim, le désespoir et le renversement du gouvernement […] ».
Pendant ce temps, ils accusaient Fidel d’être un dictateur. Mais, toujours les adversaires doivent se rendre à l’évidence de ce que, malgré le blocage et l’isolement, les indices d’éducation, de santé et d’alimentation placent l’île à la hauteur des pays développés.
Le terrorisme d’État des USA
Le blocus est un composant fondamental de la politique de terrorisme d’état de l’Amérique du Nord qui —sans pitié— blesse toute la population sans distinction. Depuis le triomphe de la Révolution, l’Empire s’est entêté à la battre. Il a commis des centaines d’attentats, même dans des lieux publics.
Dès que Fidel a pris le Pouvoir, a fait la réforme agraire, a commencé les transformations pour la santé, et a initié l’alphabétisation : la clameur par la culture de José Martí devenait certaine dans le petit pays. «J’ai vu / que j’ai déjà appris à lire, / à compter, que j’ai déjà appris à écrire et à penser/et à rire » (Nicolás Guillén)
Quand il était au cœur de la lutte pour la croissance du peuple, le 15 avril 1961 des avions américains déguisés avec des insignes cubains, ont attaqué trois aéroports et ont causé la mort de centaines d’innocents. Pendant ces deux jours, les USA se sont servis de mercenaires recrutés par la CIA au Nicaragua et ont envahi la Baie des Cochons, notamment sur Playa Girón.
Habillés pour tuer, ils ont dévasté l’île, par terre, mer et ciel, mais le gouvernement cubain a réussi à les battre en soixante-douze heures. Dans cet endroit, aujourd’hui, un musée existe qui reprend les détails de ce fait historique. Après cet assaut américain, Cuba a renforcé ses liens avec l’Union soviétique de l’époque et a reçu son appui.
Les attaques ont continué, certes. En 1962, John F. Kennedy a dénoncé la présence de missiles nucléaires soviétiques à Cuba, et l’URSS a retiré les armes tandis que le président américain a promis que les invasions seraient suspendues. Mais les pressions et les attaques ont suivi, avec les différents gouvernements du Nord. Quand l’URSS s’est effondrée, après la chute du Mur de Berlin, elle a révoqué l’aide à ses amis cubains et l’économie s’est violemment écroulée. L’île subit le blocus et était à nouveau dans la solitude.
Comment Castro surmonta-t-il la tempête du blocus ? Selon l’écrivain Gabriel García Márquez, Castro a pu le faire parce que sa vision de l’avenir de l’Amérique latine est la même que celle de Bolivar et Martí ; parce qu’il la voit comme une communauté intégrée et autonome, capable de bouleverser le destin du monde.
Il est certain que la Révolution Cubaine est « blanche ou noire » : pour la majorité, il ne semble pas exister de « gris » qui consisterait à prendre ce qui est bon et à repousser ce qui mérite d’être rejeté.
Bien qu’elle ne s’applique presque pas, à Cuba existe la peine de mort, qui a été utilisée —avec ou sans législation— par presque tous les pays, pour punir des crimes ou des idées, ce qui n’excuse rien.
En mars 2003, le Gouvernement a emprisonné 75 adversaires, des mercenaires qui recevaient de l’argent des États-Unis pour trahir la patrie ; et en avril, tandis qu’un exode massif de Cubains survenait, trois ravisseurs ont été fusillés — « les trois principaux, les plus actifs et brutaux, des ravisseurs d’une chaloupe »— et le monde a rugi. Le regard éthique, où je m’inclus, a crié ; me concernant, je n’accepte pas la peine capitale ni en temps de guerre ni en temps de paix. De nulle manière.
Quoi qu’il en soit, il faut se demander pourquoi le monde n’a pas tonné tous les jours, avec les morts en Palestine, au Liban, en Irak, en Afghanistan … ; des morts dont la responsabilité est majoritairement de Georges W. Bush, un « terroriste » allié avec le sionisme. Pourquoi n’a-t-il pas éclaté avec tous les massacres que l’Empire a produits, y compris en Amérique latine ? Pourquoi ne rugit-il pas quand quelques pays théoriquement civilisés d’Europe agissent —de plus en plus— comme des États policiers, assassinent, torturent et emprisonnent ? Sans justice ni morale.
Il me semble qu’en principe, il y a deux raisons, la première est de toute évidence : la répulsion réactionnaire envers les gauches. Concernant le progressisme vrai ou supposé : ne sera-t-il pas qu’on exige le plus de celui qui a plus à donner ? Les mots de José Saramago, lors des fusillades de 2003, résonnent encore : « Jusqu’ici, je suis arrivé avec la Révolution Cubaine ».
Mais … qui est Fidel ?
Ceux qui l’abominent, disent que c’est un dictateur, qu’il est responsable des tortures qu’il nie, ainsi que du manque de liberté d’expression, et critiquent la peine de mort.
Pour les spécialistes et les politologues, Fidel est un grand stratège militaire et un homme politique qui a créé une politique extérieure comparable à celle d’une puissance mondiale. Et il l’a fait avec le peuple, depuis une île qui est 84 fois plus petite que l’Amérique du Nord.
Selon certains sondages absurdes faits par certains médias, genre « The Times », il occupe la neuvième place des barbus du monde. La première et inamovible place est pour Karl Marx ; et les suivants sont Raspoutine et l’acteur Anglais Brian Blessed, puis Darwin, le père de la Théorie de l’Évolution et… Mince ! Jésus-Christ est le quatrième dans cette compétition futile. Quelle mascarade !
Curieusement, les premières influences idéologiques de Fidel, ont été les écrits de Primo de Rivera et la Phalange espagnole. Son père était galicien et il l’a fait étudier dans un collège religieux. Son « guide spirituel », le jésuite espagnol Armando Llorente, a rappelé qu’ils chantaient ensemble l’hymne phalangiste « Face au soleil ».
Après il a obtenu son diplôme de docteur en Droit Civil et fut licencié en Droit Diplomatique. Et le temps a volé. En 1958, devant l’interrogation de Llorente si la révolution en marche était d’un caractère communiste ou humaniste, Castro n’a pas douté : « Père, d’où je vais hériter le communisme si mon père est plus franquiste que vous! ». Bon !
Mains de bisaïeul, Fidel a 82 ans, tête brillante et âme bondissante, a dit à Oliver Stone, dans le film « Commandant », que, ne pas se raser, lui a permis des économies de beaucoup de mois. On l’accuse d’être « totalitaire », et il dit qu’il l’est parce qu’il compte sur l’appui de la « totalité de la population » : Il a de l’humour. Certes, qu’on a fait de lui des milliers d’interviews, quelques films, vidéos, et livres.
Pourtant, apparemment personne ne lui a rien demandé directement et concrètement, avec dates, noms, données et témoignages, sur les martyres de tous ceux qui disent avoir subi les tortures supposées ; ni sur le manque de liberté d’expression, ou la prison. Non plus que sur l’exclusion de beaucoup d’artistes, voire de maints écrivains —des dissidents, certainement— , dont quelques-uns soldats des USA ; parmi eux Heriberto Padilla, Cabrera Infante, Reynaldo Arenas et Orlando Mediavilla. La personnalité de Castro est bien séductrice, c’est clair, et les vrais journalistes, capables de dévoiler toutes les vérités, ne sont pas au rendez-vous. Alors donc, où la vérité est-elle ?
Fidel. Il lit l’anglais mais ne le parle pas, il n’est jamais allé chez un psychiatre, et il l’attribue à sa confiance en lui-même ; il raconte que les plus grandes douleurs de sa vie ont été la mort de sa maman et celle du « Che ». Il a cessé de fumer pour avoir l’autorité de se battre contre le tabagisme, il aime cuisiner, il fait de la gymnastique et de la natation ; il aime la science, rêve que ses scientifiques découvrent le vaccin contre le cancer ; il est patient et discipliné, et a une imagination puissante.
À force de vivre, l’homme de La Havane sait qu’apprendre à se reposer est aussi important qu’apprendre à travailler. Très cultivé, c’est un lecteur invétéré d’économie, d’histoire, de littérature et de poésie. Il n’écrit pas de poèmes, mais il vise une cadence et une musicalité poétique pour ses textes.
Fanatique des films de Chaplin, il jouit de Cantinflas et de Gérard Depardieu ; il n’a déjà pas de préjugés envers les homosexuels, et dans la rue, les citoyens l’appellent par son nom, le tutoient, le contredisent : les gens se sentent en famille avec lui. Ennemi du culte de la personnalité, il n’est pas grandiloquent, mais réservé. Austère, à l’île on ne pourra voir un portrait ni une sculpture de lui ; et non plus des timbres postaux ou monnaies à son effigie : rien. La sobriété est l’une de ses marques.
Et, de sa vie privée, il ne parle pas, contrairement au cirque de l’intimité que les hommes politiques du monde ont commencé à montrer, surtout à partir de 1990. Sa compagne, depuis trente ans, est Dalia Soto del Valle, qui a eu cinq fils, dont les noms commencent tous avec la lettre A. On dit qu’il a eu au moins trois fils de plus, mais le seul qui est connu est Fidelito, fruit de son mariage avec Mirta Díaz-Balart. Il refuse de s’exhiber ce qui ne l’empêche pas de reconnaître de vieilles rêveries avec Sophia Loren ou Brigitte Bardot. Nonobstant, on pense que son grand amour fut Celia Sanchez, amie et combattante depuis la lutte contre Fulgencio Batista. Vénérée par les Cubains, c’était le visage féminin des années 60-70 et elle est morte en 1980.
Et maintenant, quoi ?
Cuba et son peuple mythique « a cette substance connue / qui façonne une étoile ». Peuple renaît comme tel à partir de la « Révolution Cubaine », parce que jusqu’alors maintes gens avaient boité face à Washington. L’île était seulement une petite tache sur la carte, où les maffias faisaient leur nid. Aujourd’hui, quand dans la majorité des pays les êtres humains semblent orphelins au milieu de la multitude désabritée l’île a une mystique de la fraternité, et un grand amour pour la patrie.
Il y a une autre Cuba, c’est certain : celle de la maffia de Miami, où les dissidents travaillent pour l’Empire. Mais aussi … pourquoi certains veulent-ils s’échapper ?
Par ailleurs, si nous empruntons la pensée de Simón Bolívar concernant « si un homme est nécessaire pour soutenir l’État, cet État ne devra pas subsister, et à la fin il n’existera pas », il faut se demander pourquoi Fidel n’a pas formé des jeunes pour assurer la continuité quand il aura quitté le monde.
« Condamnez-moi, l’histoire m’absoudra », a dit Castro dans le jugement du Moncada, le 16 octobre 1953. Qu’en dire ? Chacun a son opinion, à partir de la question : qu’est-ce qui est la liberté ?
Anesthésiés par les hot-dogs et la limonade multinationale, strictement surveillés dans un pays terroriste, les citadins nord-américains sont-ils plus libres sous le joug de l’Empire ?
Qui est-ce qui a moins de liberté : celui qui ne peut pas sortir de son pays mais a : maison, nourriture, éducation, santé … ? Ou celui qui possède son passeport, tandis que manque l’indispensable : un toit, un travail, une école ? Rappelons que quand la Révolution a débuté, il y avait 30 % d’analphabètes et 60 % d’analphabètes fonctionnels, pendant que seulement 10 % avaient une certaine culture générale. Aujourd’hui 99,8 % de sa population est alphabétisée ; et 67 universités forment chaque année, gratuitement, 800 mille étudiants ; il y a 1médecin pour 260 habitants, et tout le service de santé —de la meilleure qualité scientifique— est gratuit.
Par hasard, les immigrants qui peuvent sortir de leur patrie pour trouver un lieu dans le monde… où on les assassine ou emprisonne sont-ils davantage libres ? Sont-ils libres, les chômeurs de plus en plus nombreux sur la planète, ou sont-ce les cubains, sachant qu’ils ont un travail ?
Est-il libre le pays le plus puissant de la terre, s’il transforme chaque ville en prison et que chaque personne devient suspecte ? Sont-ils libres, les habitants d’un pays
Le Géant du Nord, depuis dix ans, tient captifs les fameux Cinco (Cinq) Cubains, prisonniers de l’Empire. Ils sont accusés d’espionnage — et condamnés— sans preuves, ce qui mérite la réprobation du monde et des organismes internationaux concernés.
Un jour, Fidel Castro étant un étudiant avide de connaissances, on lui a défendu d’entrer dans une classe à cause de son militantisme politique. Il avait 20 ans.
Alors, il est parti à la plage, a médité et a abaissé sa bouche vers le sol en embrassant le sable. Après il est revenu, bien qu’il ait su qu’ils pouvaient le tuer.
Ce jour il a pleuré.
Qui pleure dans l’île aujourd’hui ?
* Cristina Castello est une poète et journaliste argentine bilingue (espagnol-français) qui vit entre Paris et Buenos Aires.
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* Cet article est libre de reproduction, à condition d’en respecter l’intégrité et d’en mentionner l’auteur.
Fuente: Humeurs de Jean Dornac
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