La frecuente presencia de Pablo Kleiman en nuestra ciudad constituye ya una costumbre, sobre todo para los que somos seguidores del acontecer trovadoresco y de las programaciones «mejunjeras». Tal vez por eso se nos ha ido quedando a un lado la valía de este joven argentino y la importancia de sus visitas a Santa Clara, a lo que contribuye, sin duda, su esencial modestia que lo hace pasar por un visitante más.
Sin embargo, Pablo Kleiman no es solo un amigo solidario eventual. En su país es secretario general de la Juventud de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), desprendida de la Central General de Trabajadores cuando esta prefirió afiliarse a la política neoliberal implantada en el país.
Desde esta responsabilidad él decide visitar a Cuba en 1997, en ocasión de la conmemoración en nuestro país de los 30 años de la muerte del Che y sus compañeros de guerrilla.
«Me impresionaron las largas filas para honrar a los caídos, aquello me marcó sensiblemente, cuenta Pablo. Estuve 20 días, pero me di cuenta de que era suficiente para conocer al pueblo cubano. Luego volví en el 2000, y anduve Cuba desde Viñales hasta Baracoa. Mi proyecto era seguir por otros países, pero caí en una especie de círculo vicioso con Santa Clara y los amigos que ya tenía. Por lo tanto, decidí establecer aquí mi base. Entre los que conocí estaba Roly Berrío.»
«Me di cuenta de que los mejores embajadores podrían ser los trabajadores de la cultura, los artistas, e invité entonces a Diego Gutiérrez en el 2005. Su visita nos fue muy provechosa: impartió un taller de guitarra en una villa miseria, actuó en un aniversario de las Madres de la Plaza de Mayo y en el Encuentro Nacional de la Juventud de la CTA, entre otras importantes actividades.
Roly Berrío con un «niño del pueblo»,
en una de las marchas organizadas
por los trabajadores argentinos.
«En abril de 2007 va Roly —trovador al que considero de gran carisma y movilizador —, quien participó en una enorme marcha desde Misiones hasta la Plaza de Mayo, y pasa por diez provincias. Era la Marcha Nacional de chicos del pueblo (niños de la calle), organizada por todas las instituciones que trabajan por la niñez a nivel de calle. Los marchantes y oradores son todos niños, los adultos solo cuidan.
«Hacia finales del 2008 asisten Leonardo García y Raúl Marchena. Leonardo participa como artista en actos de la CTA y en actividades para beneficio de la niñez pobre. Por su parte, Marchena tuvo la oportunidad de actuar en los encuentros conmemorativos del aniversario 40 de la caída del Che, junto al agregado cultural de la Embajada de Cuba en Argentina, además, en un encuentro del gremio de los trabajadores judiciales de Buenos Aires, y pasó un tiempo en un hogar de chicos de la calle en la capital.
«También, he podido llevar al trovador cienfueguero Ariel Barreiro, e incluso, aprovechar la estancia de Santiago Feliú en mi país, ocasión en que ofreció, a petición nuestra, un recital en beneficio de la niñez en situaciones de riesgo».
«El contacto con los jóvenes cubanos me sirve de mucho, me reanima, me hace crecer como persona, militante, sindicalista. Pero considero que también a ellos les sirve conocer nuestra realidad, de eso estoy convencido. Es parte de mis propósitos con este puente cultural que he tratado de lograr».
Resulta sumamente loable la labor de Pablo Kleiman. No menos importante es el aporte de nuestros trovadores, actividad casi desconocida y no siempre valorada en su justa altura, pues a veces tendemos a ubicar los viajes en giras de placer, aventuras o ganancias materiales, sin concluir cuánto de mensaje solidario e ilustrativo puede haber en estas embajadas artísticas.
Alexis Castañeda Pérez de Alejo
Fotos: Cortesía del autor
AGUANTE PABLO KLAIMANNNNNNNNNN