De izquierda a derecha: Josefina Urioste, madre de Chiqui; su hermana Leila; Chiqui; su prima Martha Anido; Esther Gómez, la abuela paterna; su prima Magalys y su tía Clara Estrella. Parados detrás, su tía Nena con su esposo, y en el centro, Agustín, el padre.
La tranquilidad de la tarde del 26 de mayo de 1957 se vio rota en Santa Clara con el sonido de una fuerte explosión que estremeció la esquina de las calles Buenviaje y Maceo, así como el Parque Vidal y sus alrededores.
De inmediato, dos de los tres tripulantes de la máquina quedaron destrozados por la potente bomba: el mayor tenía 24 años y se nombraba Julio Pino Machado; mientras el otro, Agustín Gómez-Lubián Urioste, conocido como Chiqui, apenas 19.
Ambos eran activos integrantes del M-26-7 en la antigua provincia de Las Villas y tenían la misión de poner el artefacto explosivo, por ellos mismos elaborado, a un costado del edificio que ocupaba la entonces sede del Gobierno Provincial, hoy Biblioteca Provincial Martí.
Solo sobrevivió la estudiante de la Escuela Normal para Maestros Gladys Pérez García, Marel, quien se ha encargado de contar lo acontecido en esos trágicos minutos.
Margot y Bertica, madre y hermana de Julio, recuerdan
Mi hijo Julio era de constitución delgada, alto para su edad, pelo castaño, ojos azules, rostro sonrosado y pecoso, alegre, siempre de buen humor, cariñoso, muy noble y dispuesto siempre a conmoverse ante cualquier desgracia, propia o ajena.
Como hombre era valiente y con convicciones muy arraigadas. Leía mucho a Martí, Kant, Tomás Moro, Kafka y era reflexivo. Tenía un pensamiento de izquierda.
Junto a Rodolfo de las Casas, Casitas, y Roberto Hernández Zayas se preparaba para irse a la Sierra Maestra. Ellos pudieron, pero a él no le alcanzó la vida para hacerlo.
Conocí de su muerte cuando regresaba de una misión del Movimiento 26 de Julio en Cabaiguán. Fui a buscar su cadáver en la Casa de Socorro, adonde los habían llevado a los dos. Allí me enfrenté al jefe de la Policía, coronel Cornelio Rojas, y no lo dejé entrar al recinto: “Esta es una madre que llora y este es un cubano que cae y sabe por lo que lucha.”
De ese fatídico 26 de mayo de 1957, rememora Bertica Pino Machado: Julio estuvo atareado ese día. La bomba se había preparado en los altos de la botica de Colón y Candelaria, donde radicaba la emisora Radio Tiempo, y él no debía participar en la acción; pero a última hora lo llamaron por teléfono y le informaron que uno de los compañeros previstos no podía ir.
Fui yo quien recibió esa llamada. Julio estaba acostado y al conocer la orden se encaminó a cumplirla en compañía de Chiqui Gómez, y como era habitual que en misiones de este tipo se utilizaran a muchachas, para hacer parecer un paseo o una fiesta, fue escogida la estudiante Gladys Pérez García, Marel.(1)
En la memoria del padre de Chiqui
La muerte del hijo conmocionó al doctor Agustín Gómez Lubián, quien con posterioridad se entregó por entero a la causa de la Revolución y dirigió en Las Villas el Movimiento de la Resistencia Cívica.
Alrededor de las 7:30 de la noche conoció del trágico desenlace. De una autobiografía inédita de Totó, como cariñosamente era conocido el doctor Gómez Lubián, damos a conocer a los lectores la profunda huella que dejó la pérdida del único hijo varón:
Un relámpago fue su vida, cuajada de heroismo, que nos señaló el camino de la igualdad y honradez. Para él la Patria fue agonía y deber como dijo nuestro Apóstol José Martí.
Cuando se organiza el Movimiento 26 de Julio comienza a trabajar en sus filas desde la lucha clandestina, más tarde al pasar a estudiar la Carrera de Medicina en la Universidad de La Habana se une al Directorio Estudiantil que presidía su amigo y compañero José A. Echeverría, […]
Fue revolucionario y poeta, su obra está entre la de los poetas mártires de Latinoamérica.
El 26 de mayo de 1957 muere en un acto de acción y sabotaje, tenía 19 años de edad y cursaba el segundo año de medicina.(2)
Texto íntegro y fiel del borrador elaborado por Chiqui Gómez, 24 horas antes de su muerte
El bloque universitario villareño reunido hoy dia 25 de mayo de 1957 ha tomado los siguientes acuerdos:
1ero: Respaldar plenamente la civica y valiente postura del sr rector de la universidad central de las villas Dr. Agustín Anido Artiles al rescatar la libertad y el decoro de dicha universidad
2o Felicitar al Dr Anido por este gesto y hacer extensiva la felicitación al Comité Gestor Pro-Federación Estudiantil universitaria por sus cívicos acuerdos en este trascendental momento.
3ro) Hacer constatar nuestra repulsa a la actitud de fuerza y coacción adoptada por los profesores destituidos y un grupo minoritario de alumnos, los cuales guiados por intereses personales se han puesto de espaldas a la postura civica que exige el momento actual.
4o) Hacer constar que nuestra actitud no se basa en sectarismos ni simpatias personales, sino siguiendo los altos ideales de libertad, Honradez y Decoro de nuestra bicentenaria univ por los cuales se han inmolado tantas vidas.(3)
Ni Julio ni Chiqui pudieron ver libre a su Cuba. La fatalidad se interpuso aquella tarde de domingo, y segó sus vidas jóvenes y valiosas.
La terrible bomba despedazó sus cuerpos, pero no pudo con sus ideas. Margot Machado, la ahora casi centenaria madre de Julio, dejó estas palabras a la posteridad: “Tengo mucho dolor en mi alma desde que murió mi hijo. Pero me tengo que sobreponer, porque por encima del amor de una madre a un hijo está el amor a la Patria, y él murió por la Patria.” (4)
Mientras, el propio Chiqui en su postrer poema escribió con premonición: La dama blanca besó mi frente / con beso casto, beso de hermano / besa en la frente la dama blanca / a los que deben morir temprano.(5)
(1) «Margot: una mujer, un siglo y su entorno», investigación inédita de Zoraida Maura y Mirta T. Carrazana.
(2) Gómez Lubián, Agustín: «Autobiografía», h. 15. Inédito.
(3) Ídem, h. 17.
(4) «Margot: una mujer, un siglo y su entorno», investigación inédita de Zoraida Maura y Mirta T. Carrazana.
(5) Gómez Lubián, Agustín: «Autobiografía», h. 16. Inédito.
De izquierda a derecha: Josefina Urioste, madre de Chiqui; su hermana Leila; Chiqui; su prima Marta Anido; Esther Gómez, la abuela paterna; su prima Magalys y su tía Clara Estrella. Parados detrás, su tía Nena con su esposo, y en el centro, Agustín, el padre.
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