Israelito, ese sobrino trotamundos a quien tanto quiero y admiro, anda de cumpleaños. Qué podré desearle a este nadador sino mucha salud y éxito en la vida, aunque a decir verdad todos decimos que nació de pie. ¿Por qué será, gallego? Y que me perdone Hilda por decirle así; eso es de su cosecha. Yo me alegro mucho de que la vida te depare todo lo que ansías, porque has luchado siempre, ella en verdad no te ha regalado nada.
Te recuerdo tan cariñoso y contento siempre. Y me encanta que me diga que soy su Tole Tante o su Tía Loca; ese alias me persigue desde hace tanto tiempo…
Eres el encargado de que viaje por el mundo a través de postales. Y sabes, la primera me la enviaste desde Moscú, cuando estudiabas. Por supuesto que encabeza las otras, y aunque no sea la foto de un lugar, tiene una gran importancia para mí, porque me recordabas.
Por suerte, internet nos mantiene unidos en el espacio, y así nos podemos comunicar casi a diario, “vernos”. Y muy importante también, puedo leer esos relatos postviajes trotamundos, que me sacan de la rutina y me llevan a países lejanos y cercanos gracias a la imaginación (mía y tuya).
Esa dedicatoria de tu primer libro me emocionó tanto:
Y me satisface que sigas escribiendo. No dejes a un lado el libro que tienes en mente, quiero ser su correctora también, pero no te demores demasiado; la vida da tantas vueltas…
Hablando de tus relatos, son tan reales que leyéndolos caminé por el cielo, sentí en mis ojos la mirada de un tigre, conocí los 4 músicos de Bremen, asistí a la ópera de las ballenas, bailé en los carnavales de Río de Janeiro y de Colonia, subí al Pan más grande del mundo, me mojé en las cataratas del Niágara, navegué por los ríos peligrosos de Costa Rica, visité la isla sin noche, fui al Picadilly Circus…
Siempre estaré esperando las narraciones de sus viajes, para seguir disfrutando las historias de este sobrino trotamundos: