Quiero compartir con mis lectores estos poemas del poeta puertorriqueño David Cortés Cabán. Disfrútenlos
UN RÍO DONDE ALGUIEN REMA
Nunca los hombres
son más pequeños que su muerte.
Sus días pasan y se alejan por encima de la vida
como el aire sobre la soledad.
Pero nadie sabe que es el mismo aire que nos da en el rostro.
Tampoco la tristeza es más lejana,
y tampoco son estos días que dan vueltas
detrás del recuerdo.
Pero esta tarde la vida ni es más pequeña
ni más demoníaca.
Es solamente un punto que se desvanece
como una mirada que no dice nada,
ni llama a nadie para que el dolor sea menos espeso.
Hoy es solamente un río donde alguien rema
tratando, tratando,
hasta que el vacío devora la sonrisa.
Del libro Al final de las palabras (New Jersey, Slusa Editores, 1985.
NO SOY UN TIGRE DE BENGALA
Es cierto:
no soy un campeón
no soy un héroe,
no soy ese galán
por quien tanto tu madre
suspira y se desvela.
Apenas tengo garras de tigre de bengala.
Pero esta noche,
cuando todos se hayan ido a sus habitaciones,
baja despacio, que no cimbreen las paredes,
que nadie sepa nunca quién te hizo
esos dos puntos rojos en la nuca.
ESE PEQUEÑO INMENSO PUEBLO
En estas calles
nenúfares silenciosos
como los versos de Po Chu Yi
o como la provincia de Shensi
ninguno de los dos es un camino
sino un refugio donde el amor es sólo
es ese pequeño inmenso pueblo
donde danzamos hasta tocar el fondo de la noche.
Del libro Una hora antes (Madrid, Editorial Playor, 1990)
XIII
A Jan / a Manuela
En una revista yo vi a Li Po
fue una noche de otoño
de árboles y viento y hojas
que el mes por ser ligero
dejaba caer como si una zanja lo arrastrara
y yo decía esto es un río
o esto debe ser un sueño
y un sol dorado y un color más alto me arrebataba
venía sonando y me daba en los ojos
entonces como burlándose llegó Li Po
No es nada anciano
Su barba fluye lenta sobre sus pies ligeros
que tienen el eco de un hombre terrible
que anda y gira en la continuidad de sus días
Cómo quisiera yo decirle a usted Li Po
que coja esa lira y toque una melodía
para que nos despierte
por qué no toca duro duro mirando el horizonte,
la ensenada o esas magnificas montañas detrás de su reino
Toque y ríase a carcajadas de nosotros
mientras yo que no quiero llorar
miro sus versos su espalda que persiste
lo que consuela.
De El libro de los regresos (Madrid, Editorial Verbum, 1999).
UN PAISAJE ABSTRACTO Y REAL
Lo que busco
no es la soledad de la alta espera
ni el silencio de tus manos
que exige abandonarme a tu cuerpo
Lo que busco
no es la imagen de tu rostro
otro silencio que invita a conocerte
y abre las puertas y me hace señales
y toco tu huella inasible
y caigo levemente derrotado
porque ya nada es igual
solamente el silencio
el silencio de tus labios
inventando otra historia
un paisaje abstracto y real
y eso basta.
ESTA FÁBULA DONDE CRECE TU NOMBRE
Llegas
como un río de estrellas fugaces
y palabras que silban
no sé si eres el destino que busco
que cae hacia la fina seda de tu rostro
Yo soy el otro que no cesa
desgarrando su vida
como esta fábula donde crece tu nombre.
DE CÓMO NOS HIERE EL TIEMPO Y LA SOLEDAD
No podemos escoger los días
ni apresar los instantes
llegan sin pedir disculpas
como bestias endiabladas se tiran
a nuestros pies
se acurrucan se echan como palomas turquesas
hasta cubrir el paisaje
Hoy mismo que camino esta callecita
vivo la luz lo diminuto lo más natural
el leve geranio y el vientecito
esparce la soledad de alguien
que vuelve oculto por este huerto
y entra a la casa y abre las puertas buscando
no el verde que baila en la habitación
sino el día más solitario
la voz que apague esta brasa.
De la antología Ritual de pájaros (Mérida, Venezuela, Ediciones El otro el mismo, 2004).
El poeta y crítico David Cortés Cabán nació en 1952 en Arecibo, Puerto Rico. Está considerado entre las voces más características de la poesía caribeña contemporánea. Aunque es parte de diáspora puertorriqueña en Nueva York (desde 1973), se niega a renunciar a su identidad.
Poemas publicados en VerbiClara:
El ausente
Esta noche Marilyn
A veces alguien llama
Regreso
VI
Y ahora quién sostiene el mirlo
XI
XII
Observa como el ruiseñor
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