El 24 de febrero es abundante en efemérides culturales e históricas en Cuba. Un día como hoy falleció el doctor Matías Duque Perdomo (1841), pronunció Martí un discurso homenaje al patriota y amigo Fermín Valdés Domínguez en Nueva York (1894), se reinició la guerra de independencia (1895), Llegó a La Habana el Generalísimo Máximo Gómez al frente de las tropas (1899), se inauguró en el Parque Central de La Habana la estatua de José Martí (1905), nacieron la poetisa Rafaela Chacón Nardi (1926) y el cantautor Pablo Milanés (1943), vio la luz la primera edición del periódico La Calle (1955), se constituyó del Directorio Revolucionario (1956), el periodista norteamericano Herbert L. Matthews entrevistó a Fidel Castro (1957), se fundó Radio Rebelde (1958), se proclamó la nueva Constitución de Cuba (1976).
También un 24 de febrero nació un ilustre cubano de las letras cubanas: Juan Clemente Zenea. Crisol, el portal de la cultura en Granma ha publicado este artículo y ha incluido su poema Fidelia.
JUAN CLEMENTE ZENEA: ILUSTRE CUBANO DE LAS LETRAS
Juan clemente Zenea. Conjunto monumentario
del escultor español Manuel Mateo
Juan Clemente Zenea, uno de los más ilustres exponentes cubanos de las letras del siglo XIX, nace en Bayamo el 24 de febrero de 1832. Sus primeros estudios transcurren en una escuela privada de su ciudad natal, pero en 1845 se traslada a La Habana para ingresar en el colegio San Salvador, a cargo del prestigioso intelectual José de la Luz y Caballero.
Apenas con catorce años Zenea comienza a despuntar como poeta, dando a luz sus primeras estrofas, que publica en el diario La Prensa, del que años más tarde, en 1849, sería redactor.
Por esta época conoce a Adah Menken, actriz, bailarina y poetisa norteamericana, con quien vive una corta e intensa relación amorosa. De esta experiencia Zenea aprende a comprender mejor el inglés y el francés.
También por aquel entonces redacta junto a Idelfonso Estrada Zenea El Almendares y colabora en el periódico clandestino La Voz del Pueblo, debido a lo cual se ve obligado a abandonar el país y marchar hacia Nueva Orleans, Estados Unidos, en 1852.
Allá reanuda sus relaciones con Hada Menken. A ella dedicó uno de sus mejores poemas, Fidelia. Muy pronto toma partido en la causa independentista cubana, afiliándose a dos organizaciones surgidas con tal fin, que buscaban además una posible anexión a los Estados Unidos. Zenea realizó desde sus escritos una fuerte campaña contra el gobierno español, a través de publicaciones en periódicos tales como “El correo de Lousiana”, “El Independiente” y “Faro de Cuba”. Más tarde se traslada a New York y desde allí trabaja para “El Filibustero”, “La Verdad” y “EL Cubano”.
Su situación política y nacionalista, llegó, en ocasiones, a ponerlo en situaciones delicadas. Fue condenado a muerte en La Habana en 1853, pero por amnistía política es perdonado y puede regresar a Cuba al año siguiente. A partir de este momento se dedica a la enseñanza del inglés en el colegio de José de la Luz y Caballero.
En 1865 regresa a Nueva York, y posteriormente se traslada a México. Iniciada la gesta independentista cubana, en 1868, regresa a Estados Unidos para desde allí colaborar con la causa y de esta forma se involucra en varias expediciones hacia la Isla, pero todas resultaron un fracaso. Arriba clandestinamente a Cuba en 1870, pero es apresado por los españoles y fusilado en 1871.
Son muchas las obras literarias, aparte de innumerables artículos en periódicos y revistas, que publicó en su relativamente corta vida. Varios de sus poemas se incluyen en “EL laúd del desterrado”, además de varios artículos en publicaciones cubanas y españolas de la época como “La Chamarreta”, “El Siglo”, “revista del pueblo de Cuba”, “Ofrenda al Bazar”, “Álbum cubano de lo bueno y lo bello”, “Brisas de Cuba”, entre otras. Fundó y dirigió la “Revista Habanera”. Antes de morir, tenía el proyecto de una novela en verso y varias leyendas que quedaron inconclusas. En cuanto a poesía, se puede destacar una Antología de versos de temas variados, pero siempre líricos, y su libro titulado Diario de un mártir, publicado póstumamente, en 1874, en donde, haciendo uso de un lirismo exquisito y tierno, presagia su infausta muerte. Entre sus más afamados poemas están Fidelia, En un álbum, A una golondrina, Diario de un mártir, Ausencia En Greenwood. Es considerado uno de los máximos exponentes del Romanticismo en Cuba.
FIDELIA
¡Bien me acuerdo! ¡Hace diez años
y era una tarde serena!
¡Yo era joven y entusiasta;
pura, hermosa y virgen ella!
Estábamos en un bosque,
sentados sobre una piedra,
mirando, a orillas de un río,
como temblaban las hierbas.
¡Yo no soy el que era entonces,
corazón en primavera,
llama que sube a los cielos,
alma sin culpas ni penas!
¡Tú tampoco eres la misma,
no eres ya la que tú eras;
los destinos han cambiado:
yo estoy triste y tú estás muerta!
La hablé al oído en secreto
y ella inclinó la cabeza;
rompió a llorar como un niño
y yo amé por vez primera.
Nos juramos fe constante,
dulce gozo y paz eterna,
y llevar al otro mundo
un amor y una creencia.
Tomamos, ¡ay!, por testigos
de esta entrevista suprema,
unas aguas que se agotan
y unas plantas que se secan;
nubes que pasan fugaces,
auras que rápidas vuelan,
la música de las hojas
y el perfume de las selvas.
No consultamos entonces
nuestra suerte venidera,
y en alas de la esperanza
lanzamos finas promesas;
no vimos que en torno nuestro
se doblegaban enfermas,
sobre los débiles tallos,
las flores amarillentas;
y en aquel loco delirio
no presumimos siquiera
que yo, al fin, me hallara triste,
¡que tú, al fin, te hallaras muerta!
Después, en tropel alegre,
vinieron bailes y fiestas,
y ella expuso a un mundo vano
su hermosura y su modestia.
La lisonja que seduce
y el engaño que envenena,
para borrar mi memoria
quisieron besar sus huellas;
pero su arcángel custodio
bajó a cuidar su pureza,
y protegió con sus alas
las ilusiones primeras;
conservó sus ricos sueños
y, para gloria más cierta,
en el vaso de su alma
guardó el olor de las selvas,
guardó el recuerdo apacible
de aquella tarde serena;
mirra de santos consuelos,
áloe de la inocencia…
¡Yo no tuve ángel de guarda
y, para colmo de penas,
desde aquel mismo momento
está en eclipse mi estrella;
que en un estrado, una noche,
al grato son de la orquesta,
yo no sé por que motivo
se enlutaron mis ideas;
sentí un dolor misterioso,
torné los ojos a ella,
presentí lo venidero:
me vi triste y la vi muerta!
Con estos temores vagos
partí a lejanas riberas,
y allá bañé mis memorias
con una lágrima acerba.
Juzgué su amor por el mío,
entibiose mi firmeza,
y en la duda del retorno
olvidé su imagen bella.
Pero al volver a mis playas,
¿qué cosa Dios me reserva?…
¡Un duro remordimiento
y el cadáver de Fidelia!
Baja Arturo al Occidente
bañado en púrpura regia,
y al soplar del manso Alisio
las eolias arpas suenan;
gime el ave sobre un sauce,
perezosa y soñolienta;
se respira un fresco ambiente,
huele el campo a flores nuevas;
las campanas de la tarde
saludan a las tinieblas,
y en los brazos del reposo
se tiende naturaleza…
¡Y tus ojos se han cerrado!
¡Y llegó tu noche eterna,
y he venido a acompañarte
y ya estás bajo la tierra!…
¡Bien me acuerdo!
Hace diez años de aquella santa promesa,
y hoy vengo a cumplir mis votos,
y a verte por vez postrera.
Ya he sabido lo pasado…
Supe tu amor y tus penas,
y hay una voz que me dice
que en tu alma inmortal me llevas.
Mas… lo pasado fue gloria; pero el presente, Fidelia,
el presente es un martirio:
¡yo estoy triste y tú estás muerta!
Interesante las efemerides, Juan Clemente Zenea, recuerdo que el primero que me llevó a leerlo y buscarlo fue el libro Lo cubano en la poesía de Cintio V.
Gracias por estas notas interesantes, flash de la memoria
Gracias, Juan Carlos por tu comentario. Sí, Lo cubano en la poesía, de Cintio Vitier, ha portado muchísimo a los amantes de la poesía cubana. Un abrazo
Hola Amparo quisiera comentarte un poema mío que escrbí hace unos años, parte de mi propia historia; pero que fue inspirado en este poema «Fidelia» de Jaun C. Zenea. Podés enviarme razón a mi correo que te lo he dejado acá arriba. Un abrazo. Sabés? me encanta mucho la poesía cubana, de verdad la disfruto un ciento.
dios fue el primer poema que me aprendí de memoria cuando era niña ,mi papa guardaba en sus dos mesas de cama los libros que mas estimaba porque eramos muchos niños imagino que temía que lo rompiéramos,pero yo cuando se iba a trabajar registraba y tropecé con el libro de poesía abrí el libro y me encontré a fidelia no supe quien era el autor,pero lo leí mil veces hasta que me lo aprendí de memoria ,cuando puedo lo busco y regreso a mi infancia gracias por tenerlo aquí
Estimada Eloísa, gracias a usted por leerlo en mi blog. Es bonito regresar a la infancia a através de un poema. Saludos desde Cuba.
hola gracias por contestar ,hoy la infancia regresa y busco su blog ,cada año voy a visitar mi tierra en diciembre ,caminando por prado le pregunte a los que pasaban junto a mi si conocían de quien era el monumento que principia el paseo ,nadie supo que era de zenea y le confieso que viví como diez años en neptuno y no lo había visto , ahora voy y todo el que pasa por allí le digo de quien es el monumento , me entristece que la gente de a pie que pasa por su lado no sepa quien es ,casi ha pasado un año de mi mensaje, le mando saludos de cancun
Eso pasa, Eloísa, con muchos monumentos. Hace bien en divulgar de quién es. Saludos desde Santa Clara.