Ese es el título del artículo que Waldo González López le dedicó a mi colega y amigo Alfredo Martirena, destacado caricaturista de Melaíto, suplemento humorístico de Vanguardia, y otras publicaciones nacionales y extranjeras. Con gusto lo publico en mi blog:
ALFREDO MARTIRENA O EL MEJOR HUMOR GRÁFICO
Desde que lo descubrí en Melaíto, durante los años 80, Alfredo Martirena es uno de mis dos caricaturistas cubanos preferidos, el otro, por supuesto, es mi viejo amigo de los míticos 60: Manuel, ese matancero irredento que hace años se dedica más a la cerámica.
Por eso, tras más de dos décadas, aparezco para entrevistar a este formidable artista de la línea, la ironía y el pensamiento crítico.
Recuerdo que, cuando intenté entrevistarlo por segunda vez por un enredo ¿cibernético? no pudo ser, porque la primera fue en la revista Muchacha, durante los años 80. Pero ahora sí será. Y hoy vuelvo con mi adarga al brazo para conocer qué hace este destacado creador villaclareño, cubano y de rango internacional.
—Martirena, sé que eres incansable y que no cesas como el rayo del gran poeta Miguel Hernández. Por ello, te pregunto: ¿Qué hiciste durante el último año?
Con placer te cuento que, entre los meses de noviembre de 2009 y 2010, además de realizar ilustraciones en todo este período que han acompañado trabajos críticos en el periódico Vanguardia, publico una tira humorística en Manantial, que se edita mensualmente. Varios de mis dibujos fueron seleccionados por el Centro de Información para la Prensa (CIP) para ilustrar, junto a un grupo de caricaturistas, el Directorio Nacional de Comunicación 2010.
Todas las semanas colaboro con varias publicaciones cubanas, como el diario Juventud Rebelde y su página dominical; el humorístico Palante donde he comenzado a publicar la tira «Compadres»; en un espacio fijo, en las revistas Bohemia y Enfoque, de la UPEC que también contaron con mis caricaturas en esa etapa; digitalmente publico en Cubahora donde tengo un espacio fijo semanal; en Rebelión y Telesur digital; mantengo una caricatura fija diaria en el periódico digital madrileño DiariosigloXXI; en soporte de papel, en Diagonal, periódico de izquierda quincenal madrileño, así como dos mensuarios españoles: la revista Monográficos, Barcelona, España y El Batracio Amarillo, Granada, España. Publiqué cinco dibujos en El Universal, México; varios en la revista Humoriscausa, México; en Nicaragua, cada semana, aparecen mis dibujos en El Alacrán, suplemento dominical de El Nuevo Diario; y en Ecuador se publica cada domingo la tira «Compadres» en el diario El Comercio, así como cuatro dibujos semanales en Últimas Noticias, suplemento del periódico homónimo.
Asimismo, participé en el libro colectivo editado en Argentina en abril del 2010, titulado Dr. Luiso, con temática de medicina, donde se incluyen además a una veintena de dibujantes iberoamericanos; se acaba de inaugurar a finales de noviembre la expo Español con Humor, coordinada con la Universidad de Alcalá de Henares donde he sido invitado a participar con dos dibujos y actualmente está expuesta en el Instituto Cervantes.
—Supe que obtuviste un premio en fecha reciente, mejor decir que mereciste otro, porque tú has recibido muchos…
Sí, en noviembre del 2009 obtuve el Primer Premio en la 3rd. Bucovina International Exhibition of Satirical Graphic–GRIPPE, 2009, y Mención Especial en el Concurso «Ciudad de Ideas» (México, 2010).
—Poco tiempo atrás, definiste las cualidades del semanario humorístico villaclareño Melaíto, donde te formaste y llevas muchos años. Dime si continúas pensando lo que le respondiste a la colega Libertad González, en La Jiribilla, en torno a las cualidades que debe poseer el humor gráfico.
Por supuesto: creo que ante todo, la primera cualidad es, justamente, tener un equipo valioso de dibujantes profesionales; en segundo lugar, una mayor apertura hacia la crítica en asuntos domésticos, y, en tercero, mayor participación internacional de los dibujantes con la llegada de Internet, sitios web, concursos internacionales y diarios en otras latitudes.
—Martirena, no puedo dejar de decirte que y debía haber comenzado por aquí: en primer lugar, te felicito, por tu línea distintiva que, por ello mismo, tu impronta es reconocida entre todas. Es un estilo, una marca inconfundible en el humor gráfico cubano e, incluso, hispanoamericano. O mejor, si quieres y para decirlo con un gran poeta, cuyo centenario acabamos de celebrar: el labriego de más aire, Miguel Hernández: por tu calidad «que no cesa». Estoy convencido, desde que «te descubrí», que eres uno de los mejores de Cuba. ¿Cómo, cuándo y por qué te «agarró» el humor y no, por ejemplo, la literatura, la música u otra manifestación del arte?
Curiosamente, canté de niño, es decir, cuando estaba en la escuela primaria hacia dúo con mi hermana Teté, y al parecer no lo hacíamos mal, pues nos llevaban a cuanto acto pioneril aparecía en aquella época.
Luego en 5to. y 6to. grados hice algunos sketchs curiosamente con matices de humor, para hacer ver el mal uso de las reglas de educación formal en los niños; los preparaba una maestra que ponía muchísimo interés y me animaba a que tomara en serio el tema de la actuación.
Mas, a pesar de estas inclinaciones nunca me desprendí del dibujo, que era lo que realmente me gustaba hacer. Entonces llegó la adolescencia y todo lo que esta trae consigo. Nunca fui un buen alumno y, al cumplir los 18, no alcancé carrera para la Universidad y, por razones médicas, tampoco podía ir al Servicio Militar.
Mi madre, quien nunca ha entrado en juegos, rápidamente me indicó que debía trabajar, pero ahí apareció Panchito, reconocido caricaturista de Melaíto; él hacia entonces sus primeros animados de aficionado con el Cineclub Cubanacán y necesitaba un rellenador, alguien que le hiciera los fondos. Ahí entro yo en acción. Entablamos una amistad que perdura hasta hoy y, gracias a él y al colectivo de la publicación villaclareña, dirigida por Pedro Méndez, comencé a colaborar. Estaba vacante la plaza que había dejado Ajubel al marcharse al DDT; sinceramente, creo que todos los astros se alinearon para que se dieran las cosas y ahí comenzó mi carrera de humorista grafico a partir de 1984.
—¿Qué es el humor para el destacado humorista Martirena?
En otras oportunidades ya lo he dicho: como muchos dibujantes que se dedican a hacer humor gráfico, este constituye el centro de nuestra vida. No es un trabajo… es una diversión que, además, tiene el aliciente de que te la paguen, aunque a veces no como quisiéramos.
El humor, en especial, ha hecho que vea la vida desde un prisma diferente, ha desarrollado en mí un sentido más agudo de la observación y sobre todo me ha enseñado a ver el entorno siempre con un matiz humorístico, lo que, de ningún modo, le resta seriedad a nuestra labor.
—¿La literatura no influye en tu humor?
Debo confesar que cuando era niño, no fui un gran lector, la adolescencia fue turbulenta, así que tampoco tomé tiempo para la lectura. Sin embargo, con los años, poco a poco y, casi sin darme cuenta, mi inclinación por la lectura fue creciendo y aprendí a disfrutar de este hábito. Por ello, te digo: ¡claro que la literatura repercute en lo que hago!, desde los clásicos hasta lo más reciente que llega a mis manos, me ha ayudado sobre todo a sintetizar diálogos, a hacerlos coherentes, además de abrirme a otros horizontes que, a corto o largo plazo, influyen en lo que plasmo en el papel cuando dibujo un chiste.
Creo que leer, no solo literatura, también noticias y otros temas de interés en cualquier medio, incluso en Internet, lo que hago cada mañana, ha pulido en buena medida los textos de mis viñetas haciéndolos más profesionales.
—¿Qué otro arte influye en tu humor tan peculiar y reconocible?
Soy un amante del séptimo arte, creo que por ahí llega mi inclinación hacia la historieta. Disfruto mucho con un buen filme, ya sea un drama, un policíaco, un suspenso o una buena comedia.
La música me apasiona y no puedo trabajar sin ella. No tengo distinción en géneros, solo que sea buena. En mi rutina a la hora de «filtrar» que es como llamo a la llegada de las musas para crear una viñeta, no puede faltar mi Ipod con la música que prefiero, me pongo los audífonos y me «conecto», como dicen mis hijos jocosamente; entonces ahí comienza a fluir la creación conjuntamente con el humor.
—Tus planes actuales
Estoy fraguando un proyecto de exposición y además un nuevo libro (el último se editó en España por Naussica Editorial en 2008). La exposición también será exhibida en España, espero sea este año. Estoy trabajando a mil en estos proyectos.
Ya concluyo esta entrevista y charla virtual con Alfredo Martirena, quien desde su Villa Clara natal, por su altísima calidad, ha descollado internacionalmente como uno de los más importantes humoristas gráficos e historietistas cubanos.
Tomado de CubArte
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