Un día como mañana, pero del año 1880, Leonor Pérez Cabrera le escribió esta carta a su hijo José Martí. Doña Leonor no entendía la vocación del hijo que maltrataba su vida y su salud, y le impedía escribirle. Martí la adoraba, la quería con delirio, pero no dejó de reconocer la diferencia que había de idelaes. En carta a su amigo Manuel Mercado: “Mi madre tiene grandezas y la amo, pero no me perdona mi salvaje independencia, mi brusca inflexibilidad, ni mis opiniones sobre Cuba. Lo que tengo de mejor es lo que es juzgado por más malo. Me aflige, pero no tuerce mi camino. Sea por Dios”.
Habana, 15 de octubre [1880](1)
Pepe: hace días que quiero decirte algo de lo mucho que en mi alma rebosa y me ahoga; pero con la esperanza cada día de recibir carta tuya, lo dejo para el siguiente. Vana esperanza, vapores llegan a esta todos los días, y para mí no traen nada. No me quejaré ya más, estas cosas no se imponen, sólo te envío adjunto la fecha de tu última carta.(2) Examina tu conciencia y dime si esto es justo, o es que ya tu familia se encierra en tu mujer y tu hijo, si a nadie tienes que guardar consideración.
Mucho he llorado estos meses, pues creía que algo malo te sucedía, pero he oído que personas que han llegado a esa dicen que te han visto que están Udes. buenos, y sanos, puedes comprender lo agradable que será para mí tener que indagar de extraños, si viven o mueren, pues ni tu Padre político(3) ha tenido necesidad de vernos en su paso por esta, sólo sé que Udes. lo despidieron en el muelle por lo que veo que estabas en todas tus facultades de razón, y no se te ocurría ni un mero recuerdo. Esto hijo me hace tanto daño, que no habrá palabra ya que pueda curarme; ni cómo creer en ellas ya, si el desencanto es horrible, no necesitas saber de nosotros supuesto que a tres días de distancia no tienes lugar de escribirnos, y tengo que contestar a los que me pregunten si he recibido carta de mi hijo, no, esto no significa confesar que este hijo es un ingrato, me avergüenza confesarlo, y te disculpo, pero mi corazón se despedaza.
No sé si recibirás esta pues me han dicho que te has mudado otros lo saben y yo no.
Carmen también se porta mal conmigo, ella me prometió escribirme a menudo y no lo ha hecho desde julio, ella es ya madre y no comprende los sufrimientos de otra madre que ya está cansada de sufrir, y que tal parece que el mío a quien ha dado el ser, es el encargado de acibarar toda su vida acabando de nublar sus ojos para siempre, pues no pueden estar nunca secos. Dios te perdone hijo todo el mal que me haces, y por tí le pido a todas horas, y porque te conserve tu hermoso hijo, y note castigue en él lo que con tu abandono haces sufrir a tu
Madre (más…)