A los 83 años, se mantiene muy activo. Viene de publicar dos libros (Carolina Grau y La gran novela latinoamericana) y está por sacar una novela de 400 páginas: Federico en su balcón. Subraya que la ficción “dice lo que no se puede decir de ninguna otra manera”.

Carlos Fuentes. Imagen: Carolina Camps.
Por Silvina Friera
Los acontecimientos ocurren en las arenas movedizas de las fronteras. Quizás el azar sea parte del orden invisible de las cosas. Un enigma, un fantasma, serpentea los ocho cuentos de Carolina Grau (Alfaguara), el último libro de Carlos Fuentes. La mujer homónima es una Eva perdida en el paraíso, una niña Alicia, o una mujer indígena –por enumerar apenas algunas de las máscaras que ocultarán, al fin y al cabo, quién es–, que pretende encontrar el revés de la trama del encierro. En la cinta de estas narraciones hay más para examinar: núcleos temáticos como la cárcel del amor, los cercos entre luz y oscuridad, entre la necesidad ineludible de liberación, de fuga y evasión; y cómo administrar la libertad. La magia del deseo potencia el recuerdo. Lo mantiene cerca. ¿Cuál es o sería el “adentro” y el “afuera” de estos relatos que, aunque de lectura autónoma, conviene leer encadenados? “Esta novela-cuento o cuento-novela es un homenaje a El conde de Montecristo. Dumas ya lo había hecho: se encontró con una historia y la transformó. Y esto nos abre el campo literario para preguntarnos qué hacer”, dice Fuentes en la entrevista con Página/12. (más…)
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