El interés por alcanzar una mayor equidad de género en las sociedades contemporáneas y el auge creciente de un pensamiento feminista con posturas muy radicales, ha generado la intención de visibilizar cada vez más a la mujer en el discurso. Pero, si bien amerita destaque cualquier finalidad comunicativa que favorezca la inclusión y el equilibrio, no hay por qué revelarse constantemente contra ciertos principios normativos de la lengua, achacándole a esta un carácter sexista.
Lo afirma un ejemplar reciente de un periódico nacional en su primera plana: «Cientos de hombres y mujeres asistieron entusiastas…». Una promoción radial exalta la misma precisión: «Arriba, arriba, entrando todos los niños», dice el locutor en calidad de maestro, mientras una voz femenina le riposta: «Profe, y nosotras las niñas, ¿nos quedamos fuera?». (más…)