Hernando Burgos gentilmente me ha hecho llegar unos libros desde Perú, entre ellos, El burro Perico y otros animales domésticos, de Ciro Alegría.* Y alegría debe darnos a los cubanos que ese gran novelista, cuentista, político y uno de los escritores más importantes de la corriente indigenista en Perú, se haya detenido en la historia del burro Perico, de Santa Clara, nuestro. Muchas gracias, Hernando.
La historia del burro Perico sirve a Alegría para comentar nuestros prejuicios acerca de este animal. Encontraremos también en su libro: animales especiales como el perro Fala, del presidente Franklin Delano Roosevelt, y otros no tan especiales por su raza, pero sí por su mente y corazón; una vaca, una lora, el caballo Parking, así como el caballo en América y animales andinos como la llama, la vicuña y el cóndor.
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* Ciro Alegría Bazán, más conocido como Ciro Alegría (n. Sartimbamba, departamento de La Libertad, 4 de noviembre de 1909 – m. Chaclacayo, 17 de febrero de 1967) fue un escritor, político y periodista peruano. Es uno de los máximos representantes de la narrativa indigenista, marcada por la creciente conciencia sobre el problema de la opresión indígena y por el afán de dar a conocer esta situación, cuyas obras representativas son las llamadas “novelas de la tierra”. En ese sentido es autor de las siguientes novelas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941), siendo esta última su obra cumbre y la novela capital de la literatura hispanoamericana, que ha tenido innumerables ediciones y traducciones a muchos idiomas.
Al margen de sus méritos literarios, se le recuerda por su calidad humana y su bonhomía, salpicada de un humor muy peculiar. Hijo de hacendados ricos y blancos, él se consideraba un cholo serrano, ya que nació en la sierra y convivió durante sus primeros años con indios y cholos, peones y empleados de los inmensos latifundios pertenecientes a su familia. De ese recuerdo de su infancia y de los relatos que oyó entonces nacieron sus grandes novelas indigenistas. De sus padres recibió una educación liberal, que contrastaba con aquel ambiente en que creció. Ciro Alegría es uno de los representantes más destacados del Grupo Norte que surgiera en la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Trujillo.
Los textos de este libro aparecieron en publicaciones de diversas partes del mundo, entre ellas Cuba, donde Ciro Alegría conoció a su esposa, Dora Varona. El referido a Perico es el cuarto de un grupo titulado El burro y su circunstancia.
Al compararlo con Platero dice el autor que este último “tuvo un vate de la talla de Juan Ramón Jiménez que lo cantara. Que se lo recuerde siempre no será gracia de Platero, sino del poeta, mientras que el buen Perico está viviendo en la memoria del pueblo, sin auxilio de bardo ni obra impresa en circulación, a base de sus propios méritos”.
Naturalmente, cuando Alegría escribió el texto, hace muchas décadas, aun no se había escrito el hermoso cuento de Mayra Vilasis, ni los artículos periodísticos y blogs donde hoy aparece. De todos modos se mantiene hasta hoy algo que anotaba el escritor peruano: la presencia del burrito santaclareño en el recuerdo y el cariño popular.
Alegría tenía mucho interés por los animales. Antes de escribir su novela Los perros hambrientos, escribió relatos acerca de perros de la sierra norte del Perú. Los mismos le sirvieron de base para escribir la novela, que redactó en apenas un mes.
Los perros hambientos gira alrededor de los padecimientos de los campesinos de la sierra de La Libertad, en el norte del Perú, debidos a la sequía y a los abusos de los latifundistas, padecimientos que comparten también sus perros. El desprecio con el que los trata el hacendado convierte a unos y otros en “perros hambrientos”.
Hernando, muy interesante lo que explica, no sabía lo que Ciro Alegría había escrito sobre Perico. La historia de Perico se trasmite de generación a generación, y lo que escribieron Ciro y Mayra de este burro tan popular en Santa clara ayuda también a mantenerlo vivo en la memoria. Gracias por su comentario. Saludos desde Cuba