Seguramente muchos villaclareños recuerden todavía aquel viejo filme tridimensional de Andre Toth, que en las mediocres actuaciones de Frank Loveejoy, Phyllis Hick y Caroline Jone narraba horrendos crímenes que se ocultaban detrás de una aparentemente tranquila y bella exposición de figuras de cera. Lo que de seguro pocos conocen es que en Santa Clara existieron dos museos de cera.
No eran estos lugares instituciones museables con todas las de la ley, sino una mera exhibición de figuras de cera que representaban escenas extraídas de obras literarias conocidas, leyendas, figuras de la historia universal y del acontecer de la localidad.
Uno de estos museos se encontraba situado en la calle del Carmen, al lado de la quincallería La Central, y se anunciaba como Gran Museo de Cera, propiedad del señor Caifessi. Según publicó El Alba, periódico literario y económico de la época, durante todo el año 1868 en este lugar se exhibirían figuras de cera al tamaño natural: Maximiliano, Miramón y Mejías entregando sus espadas al General Escobedo, Pío IX visitando y poniendo en libertad a los garibaldianos. Había muchos grupos históricos más, que se mostrarían poco a poco.
La entrada a este singular museo, como es del suponer, no era gratuita y sus precios reflejaban la desigualdad social de la época: entrada general, 40 centavos; niños y militares, 15 centavos, y gente de color, 25 centavos.
La institución también ofrecía una atracción extra: el Gabinete Privado, con precios especiales, y que estaba prohibido a los menores. En este gabinete se podía ver a la diosa Venus, la amputación de una pierna, la operación de un ojo, una mujer de parto y otras figuras más. El precio general era de 25 centavos; para militares 15 centavos; y para gente de color, 20 centavos.
En el anuncio de la prensa se consignaba en nota aparte que «…el Sr. Caifessi hacía también retratos y figuras de cera, se encargaba de componer figuras de cera, se encargaba de componer figuras rotas y pintaba santos».
El otro Museo se encontraba situado en el no.1 de la calle San Juan Bautista, y exhibía también figuras al tamaño natural: el fusilamiento de Maximiliano, la Divina Pastora y el Divino Pastor, el zapatero catalán de La Habana asesinando a su mujer, etcétera.
Según El Alba del 14 de mayo de 1868, el Museo de Cera ofrecía para ese día, y el sábado y domingo próximos « (…) el admirable y horroroso asesinato de Linares y Peraza. Se le verá amarrado a un árbol por los siete bandoleros que lo conducían. Este cuadro está muy bien representado, con mucha naturalidad. Habrá muchos cuadros históricos más, los cuales serán presentados con la debida propiedad». Los precios de entrada a este museo eran: 40 centavos el preciso general, 15 centavos los militares y niños, y 25 centavos para las personas llamadas de color.
Como se puede apreciar por la información de la prensa de época, entre las rarezas y los privilegios que tuvo nuestra mediterránea y comercial villa, estuvieron también dos museos de cera.
Lic. Alexis Castañeda Pérez de Alejo
De La Alborada
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