Sumergido a lo largo de una playa, el asentamiento aborigen encontrado al norte de Ciego de Ávila, comienza a cambiar las coordenadas del pasado de Cuba antes de la llegada de los españoles al llamado Nuevo Mundo
Por Luis Raúl Vázquez Muñoz
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PUNTA ALEGRE, CHAMBAS, Ciego de Ávila.— Al parecer ocurrió por un designio de los dioses. Quizá Mabuya, la deidad de los taínos —dueña de los peligros y los huracanes—, decidió lanzar los vientos hacia ese tramo de la costa y levantar el manto que ocultaba el misterio de sus hijos. Pero eso todavía estaba por conocerse.
El caso es que, al anunciarse el paso del huracán Kate (1985), los pescadores del poblado de Punta Alegre se guarecieron la noche entera en sus casas, con el ruido del viento y la lluvia y el sonido sordo del mar enfurecido. Al amanecer, entre los destrozos, había una noticia.
Dos amigos pescadores, Nelson Rodríguez Torna y Pedro Guerra Arche, recuerdan los comentarios entre los ajetreos de la recuperación: «Dijeron que por allá, por el lado de Los Buchillones, se había roto un dique; y que el agua y el viento habían raspado los árboles y el fango. Dijeron también que la crecida sacó un montón de cosas de madera, y ahí nos fuimos nosotros dos para ver aquello». (más…)