Por Osvaldo Rojas Garay
José Martí fue un hombre excepcional. Apenas 42 años de vida intensa le bastaron para trascender en varias facetas. Se conoce perfectamente al Martí independentista, antimperialista, maestro, poeta, escritor, pero tal vez muchos no sepan que el Apóstol fue también un excelente cronista deportivo.
En sus narraciones, el más universal de los cubanos destaca lo brutal del boxeo rentado y recomienda los ejercicios corporales como creación de belleza y salud física, moral y espiritual, lo cual mantiene vigencia en nuestro tiempo.
Resulta impresionante cómo adelantándose a su época plantea que «nada fortalece tanto como el ejercicio de la fuerza». «A los niños —escribió—, sobre todo, es preciso robustecer el cuerpo a medida de que se les robustece el espíritu»; «La mente ha de ser bien nutrida, pero se ha de dar con el desarrollo del cuerpo, buena casa a la mente».
Y subraya: «¡Cuántas menos flores nos arrebataría la tisis, (…) si se hicieran un hábito en nuestras niñas y entre nuestros jóvenes los ejercicios gimnásticos!».
Sobre la crueldad del pugilismo, Martí escribió una crónica publicada en La Opinión Nacional, de Caracas, el 4 de marzo de 1882, en la cual señala: «Aquí los hombres embisten como toros, apuestan a la fuerza de su testuz, se muerden y se desgarran en la pelea y van cubiertos de sangre, despobladas las encías, magulladas las frentes, descarnados los nudos de las manos, bamboleando y cayendo, a recibir entre la turba que vocea y echa al aire los sombreros y se abalanza a su torno, y les aclama, el saco de monedas que acaban de ganar en el combate. En tanto que el competidor, rota las vértebras, yace exánime en brazos de sus guardas, y manos de mujer tejen ramas de flores que van a perfumar la alcoba concurrida de los ruines rufianes».
Los deportes acuáticos constituyeron igualmente centro de atención del Maestro, quien en una crónica aparecida en el periódico La Nación, de Buenos Aires, Argentina, el 19 de septiembre de 1885, reseña: «Inglaterra y Estados Unidos van a disputarse la Copa “América”, que premia el yacht que mejor corta el mar y doma el viento. Como los Estados Unidos vencieron en la regata anterior, el Yacht Genesta ha venido de Inglaterra a contender con el Puritan, elegido entre los americanos por el más velero».
En el propio diario bonaerense, Martí expresa el 11 de enero de 1885 las incidencias de un partido de fútbol rugby:
«[…] a las dos comenzó el juego, a las seis no era aún terminado. Los de un bando, se proponen entrar a puntapiés la bola en el campo hostil; y el de éste deben resistirlo, y volver la bola al campo vecino. […] los diez, los veinte, todos los del juego, trenzados los miembros como los luchadores del circo, batallan a puño, a pie, a rodilla, a diente».
Tampoco el ajedrez escapó de la pluma ágil y amena de nuestro Héroe Nacional. Se sabe que practicó el juego ciencia y un ejemplo es la muy conocida partida que realizó en 1876 frente al niño Andrés Ludovico Viesca. Sobre el llamado deporte mente es significativa la referencia que hizo en la Revista Universal, correspondiente al 20 de julio de 1876, acerca de la salida de la revista La Estrategia Mexicana. Ahí señala:
«Lo primero que tendrán los subscriptores de La Estrategia será el match que acaban de jugar en Londres por el campeonato del mundo —no oficial— Henry Blackburne, británico y Wilheim Steinitz, austriaco».
Como queda demostrado aquí, al preparador de la guerra necesaria, al fundador del Partido Revolucionario Cubano y el periódico Patria, al hombre sincero que con los pobres de la tierra quiso su suerte echar, no le fue ajeno el deporte.
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