“Dejadme. Mi última peseta es para la Revolución. Y si hace falta más y se acaba el dinero, venderé mis propiedades, y si se acaban también, mis prendas irán a la casa de venta, y si todo eso fuera poco, nos iríamos nosotros a pedir limosnas para ellos y viviríamos felices, porque lo haríamos por la libertad de Cuba”. (1)
Así contestaba Marta Abreu de Estévez a sus amigos y familiares en el exilio parisino cuando se le decía que era muy espléndida a la hora de abrir su bolsa para la Revolución. Marta, su esposo Luis y su pequeño hijo Pedro Estévez se habían visto en la necesidad de pasar a residir en París, al hacérseles sospechosos al Gobierno Español, que interpretó los festejos por la inauguración del Alumbrado Eléctrico en Santa Clara, el 28 de febrero de 1895, como una celebración por el reinicio de la guerra independentista, además de que muchos de los conocidos de la pareja habían tomado el camino de las armas.
Desde su llegada a París, Marta se preocupó por enviar fondos para la Revolución. El 14 de enero de 1896 se recibe un giro por dos mil pesos en la Delegación del Partido Revolucionario Cubano en New York, esto la convierte en la primera en contribuir a la causa cubana dentro de la comunidad cubana radicada en la Ciudad Luz. Al mismo tiempo contribuye con importantes sumas para lograr la inauguración y salida del Periódico Independentista “La Repúblique Cubaine” (La República Cubana) fundado por Domingo Figarola Caneda y en el cual se contaba a Europa sobre las verdaderas intenciones y el desarrollo de la guerra en Cuba. Luis era uno de sus principales colaboradores. El 23 de enero de 1896 se editó en París el primer número del periódico.
Posteriormente sus envíos se harían más frecuentes, estos iban firmados bajo el seudónimo de Ignacio Agramante, héroe de la pasada guerra por el cual Marta sentía gran admiración. Su casa en la calle Beajon número 36 era de obligado transito para todos los cubanos necesitados que requerían dinero para venir en expediciones a luchar por Cuba.
Al enterarse de la muerte de Maceo, envía un telegrama al Delegado del Partido Revolucionario Cubano en New York, Tomás Estrada Palma, con el siguiente texto:
“Diga si es cierta desoladora noticia. Cuente con diez mil pesos. Adelante. Firma Ignacio Agramonte”
Al tener certeza de la muerte del General Antonio añade 30 000 pesos más al envío anterior y mil más a nombre de su hijo Pedro Estévez.
Marta no había conocido personalmente al Titán, pero si lo admiraba mucho por sus hazañas en la pasada guerra, sin embargo, Maceo si conocía del patriotismo de Marta, lo que había expresado por carta a Juan Bruno Zayas meses antes:
“… respecto a la benemérita Patricia Marta Abreu, cuyo fervor por la causa de Cuba me era conocido por usted mismo, nada tengo que agregar a cuanto usted me manifiesta en la carta a que me contraigo. He recibido una valiosa expedición de armas, pertrechos y dinamita…”. (2)
De la buena fe de Marta al hacer sus donativos para la Revolución es constancia la siguiente comunicación del enviado extraordinario del Partido en Paría, Arístides Agüero:
“… esta emigración es muy tibia, los ricos no tienen patriotismo verdadero sino interesado. Lo primero que preguntan es ¿cuándo se arreglará Cuba? ¿acabarán pronto eso?, poco les importa que perdamos o ganemos, lo que ansían es poder moler y ganar dinero pronto. De los que han dado dinero, solo Ignacio Agramante (Marta Abreu) creo tiene amor a Cuba libre, los otros lo hicieron por miedo al fuego o a la revancha. Cada día me convenzo más de que el obrero cubano vale mucho más que nuestros aristócratas, hacendados…”. (3)
Las entregas de Marta a la tesorería durante el tiempo que duró la contienda ascienden a 125 000 pesos, pero si se añade lo dado a los presos de Ceuta, las diferentes expediciones, a “La República Cubana”, toda clase de colectas locales y a la Delegación Parisiense del Partido se puede estimar que su contribución superó los 200 000 pesos. Esto representa la mitad del aporte total de la Colonia Cubana de París, superando tres veces a los donantes más cercanos, muchos de ellos con fortunas muy superiores a la suya.
Por todo esto en febrero de 1899 el Generalísimo Máximo Gómez, de visita en Santa Clara, expresaría:
“… si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a Dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil se le asignara el mismo que yo ostento.” (4)
CITAS:
1-García Garófalo Mesa, Manuel. Marta Abreu de Estévez. Apuntes Biográficos. Imp. Masa y CA. Habana, 1918, p 131-132.
2-Miró Argenter, José. Crónicas de la guerra. Tomo III. Instituto Cubano del Libro. La Haban, 1970, p 366. Carta de Antonio Maceo a Juan Bruno Zayas Tapia, 25 de julio de 1896.
3-Estrada, Paul. La Colonia Cubana de París 1895-1898. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1984, p 301. Carta de Arístides Agüero a Tomás Estrada Palma, París 10 de junio de 1897.
4-Ídem 1, p 77.
Ing. Francisco Antonio Ramos García
M.Sc. Angel Gabriel Carrazana Duardo
De La Alborada
Gracias, amiga! Tanto tiempo no pudo encontrar el imagen de Martha, nada mas, vi su monumento en Santa Clara. Ahora si la conozco! Y tambien su historia.
Mi querida amiga Mariula, si quieres saber más de Marta Abreu, en este blog encontrarás más artículos sobre ella. Ojalá vuelvas a Santa Clara. Un abrazo