Y hubo un espanto de soles… Marinello y Pepilla en la Revista VILLACLARA.
Entre las principales figuras de la cultura cubana del pasado siglo se encuentran Juan Marinello Vidaurreta y su esposa María Josefa Vidaurreta [del Cañal], pilares fundamentales en este campo dentro de la obra de la revolución. Estos dos distinguidos villaclareños, unidos no solo en el amor sino por sus ideales, fueron desde su más temprana juventud admirados por sus coterráneos, lo cual se reseña en artículos que aparecen recogidos por la Revista VILLACLARA, en las décadas del 20 y del 30.
En uno de los primeros números de la Revista (marzo 1926), se encuentra la siguiente poesía, sin dudas dedicada por el autor a su novia. La misma aparece sin título y con la presentación de:
Versos de Marinello Vidaurreta
Yo no sentía la tarde
ni el alma.
Viniste tú
y hubo un espanto de soles
en los viejos corredores
doloridos de tu luz.
Marcho en la tarde dorada
y el campo todo pregunta:
¿cómo ilumina el sendero
este, que es sombra y es duelo
eternos?
Hay un asombro
en la pupila del río.
(Y soy un dulce rubor
al duro sol del Estío).
Me voy fundiendo en la llama
de la nueva quemadura:
tengo un gigante, el amor
que empavorece la altura
de los montes. Y un rumor
estelar entre las sienes:
No ven los miopes senderos
en el pecho amanecido.
Sólo me ven en la tarde
y voy marchando contigo.
El alma ya no sabía
de amores.
Llegaste tú
y hubo un espanto de soles
en los viejos corredores
traspasados de tu luz.
Diciembre, 1925 (1)
Esta poesía es la misma que acompaña un documental sobre la vida de Juan y María Josefa realizado en los 80 y retransmitido por la TV recientemente, el que motivó la realización de este trabajo.
En el mismo número de la Revista aparece un artículo titulado “La novia del poeta”, acompañado por una fotografía con el siguiente pie de grabado: Srta María Josefa Vidaurreta. El escrito destaca la belleza física de la novia:
… Si alguna vez hubiéramos dudado —¡imperdonable crimen de nuestra duda, hubiera sido por cierto!— de “la honda poesía” del poeta, habría bastado para hacernos arrepentir de ello, mirar a la muchacha que eligió para novia a la muchacha de las pupilas color de ajenjo, de gentileza de lirios, de blancura de nardos, de pureza de azucena. (2)
En esta etapa de su vida el joven Marinello, como ya conocemos, era un destacado poeta. El número del 15 de abril de 1926 nos presenta bajo el título de “El último poema de Marinello”, la siguiente composición que se acompaña de una foto del autor:
El grito
Guerreaba el Grito en los caminos:
-¡Oh aquel que sea tierra entre la tierra!
-En la piedra sedienta era el Grito alarido
y lágrima salobre en el agua sedienta.
-¡Ay del cuerpo insepulto
con el alma agobiada de tierra!
Guerreaba el clamor fuerte por el valle,
y un gemido de angustia sobre la sementera.
Prendió una ráfaga del Grito
su virtud dura en la tormenta interna.
Un temblor súbito.
Y fuimos una cuerda encendida en el Grito,
fuimos el Grito mismo azotando a la tierra.
Se fundieron las voces en la voz soberana
-¡Ay del que vio el relámpago, no la luz de la estrella!
Azrael duro y torvo, tu vibraste en el Grito
tu rompiste mis manos,
tu sajaste mi pecho con tu voz de tormentas.
Rodó la luz por las barrancas
y hasta la nueva luz vivió en mi sangre
la imprecación tremenda.
Pero, la nueva aurora,
brilló en las apartadas sementeras,
quedaron las tinieblas entre las manos rotas
y la noche, por siempre, sobre el pecho de tierra.
Juan M Marinello (3)
La Revista VILLACLARA, en esta su primera época, era dirigida por dos destacadas intelectuales villaclareñas: la incansable luchadora por los derechos de la mujer Ofelia Domínguez Navarro y la poetisa Emma Pérez G Téllez. Escribían para la Revista las personalidades más destacadas de la región. El 15 de agosto de 1926 se edita el último número de esta etapa (No 13), reapareciendo casi dos años después, el 15 de junio de 1928, manteniendo la numeración anterior y el año (No 14, Año 1). Ahora con un nuevo director, el decano del periodismo santaclareño: Manuel García-Garófalo Morales.
En el intervalo de tiempo transcurrido la joven pareja contrae matrimonio, en el año 1927. La Revista en este primer número de la segunda época, publica un artículo titulado: “La esposa del poeta”, donde muestra una foto de la misma y comenta sobre su carácter y sus dones espirituales:
Engalana nuestras páginas la figura delicada y simpática de la distinguida señora María Josefa Vidaurreta de Marinello, cultísima profesora de la Escuela Normal de esta provincia.
“Pepa”, como cariñosamente le llamamos, es uno de los factores indispensables para nuestras fiestas y veladas culturales, a las que presta siempre ser (sic) su concurso eficiente definitivo.
Sean estas líneas un testimonio de nuestra admiración y agradecimiento y un saludo afectuoso allá en la Urbe capitalina, donde en unión de su esposo el joven poeta Juan Marinello, se encuentra de vacaciones. (4)
El 30 de septiembre de 1928 la Revista se hace eco del regreso de Pepilla a Santa Clara:
María Josefa Vidaurreta de Marinello
Regresó a su ciudad natal, la distinguida señora, cuyo nombre y apellidos encabezan estas líneas.
De nuevo en Santa Clara ha comenzado su labor en la Escuela Normal para Maestros, donde presta sus servicios como profesora titular de ese plantel… (5)
El último número de la Revista que hemos podido consultar pertenece a una tercera época y es el correspondiente al 20 de mayo de 1932 (No 7, Año 1), donde se presenta otro retrato de Marinello y se emite un criterio sobre el mismo, caracterizando al Marinello de aquellos y de todos los tiempos, el que 40 años más tarde continuaba siendo el mismo, un martiano por excelencia.
Es gala y ornato de nuestra Revista el retrato del ilustre intelectual cubano, escritor, poeta, catedrático, orador, hombre de ciencia y ciudadano ejemplar y cívico.
Como la grandeza de los pueblos se mide por número de sus intelectuales y hombres de bien, como dijera el Apóstol, Marinello es una legítima joya de nuestra Cuba y por eso nos honramos, en traerlo a nuestras páginas.
Nos sentimos satisfechos de nuestra juventud y de hombres como Marinello, que sin ambiciones, ni egoísmos personales saben ennoblecer y engrandecer su Patria.(6)
Sirva este recorrido por una antigua Revista Santaclareña, tras Marinello y Pepilla como homenaje y recordación a estas carismáticas figuras que solo la muerte pudo separar, no sin antes permitirles ver realizados los ideales por los cuales lucharon toda su vida.
Citas:
(1) Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1, No 3, Santa Clara, 1 de marzo de 1926.
(2) Ibídem
(3) Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1, No 6, Santa Clara, 15 de abril de 1926.
(4) Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1, No 14, Santa Clara, 15 de junio de 1928.
(5) Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1, No 21, Santa Clara, 30 de septiembre de 1928.
(6) Villaclara. Revista decenal ilustrada. Año 1, No 7, Santa Clara, 20 de mayo de 1932.
Ing. Francisco Antonio Ramos García
MSc. Angel Gabriel Carrazana Duardo
De La Alborada
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