Mayo 27
En 1963, murió Fernando.
Él era un libre. Era de todos, y de nadie era.
Cuando se aburría de correr gatos en las plazas, se echaba a callejear con sus amigos cantores y guitarreros, y con ellos rumbeaba hacia la música, sonara donde sonara, de fiesta en fiesta.
En los conciertos, era infaltable. Crítico de fino oído, sacudía el rabo si le gustaba lo que oía. Si no, gruñía. Cuando lo capturó la perrera, una pueblada lo liberó. Cuando lo pisó un auto, el mejor médico lo atendió, y en su consultorio lo internó.
Sus pecados carnales, cometidos en plena vía pública, solían ser castigados con pateaduras que lo dejaban maltrecho, y entonces las brigadas infantiles del club Progreso le prodigaban cuidados intensivos. En su ciudad, Resistencia, en el Chaco argentino, hay tres estatuas de Fernando.
De Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.
* Eduardo Galeano nació en Montevideo en 1940. Allí se inició en el oficio periodístico, en sus años tempranos, y allí publicó su primer libro. Desde 1973, vivió exiliado en Argentina y en la costa catalana. A principios de 1985 regresó a Montevideo, donde actualmente vive. En dos ocasiones fue premiado por la Casa de las Américas y por el Ministerio de Cultura del Uruguay. Recibió el American Book Award de la Universidad de Washington por su trilogía “Memoria del fuego”, y los premios italianos Mare Nostrum y Pellegrino Artusi, por el conjunto de su obra. Fue el primer escritor galardonado con el premio Aloa, creado por los editores de Dinamarca, y también inauguró el Cultural Freedom Prize, otorgado por la Fundación Lannam, y el Premio a la Comunicación Solidaria, de la ciudad española de Córdoba. En 2008 los países miembros del MERCOSUR lo designaron primer ciudadano ilustre.
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