
Gráfica de Marcelo Saratella.
Mayo 29
En el verano de 1725, Petar Blagojevic se levantó de su ataúd, en la aldea de Kisiljevo, mordió a nueve vecinos y les bebió la sangre. Por orden del gobierno de Austria, que por entonces mandaba en aquellos pagos, las fuerzas del orden lo mataron definitivamente clavándole una estaca en el corazón. Petar fue el primer vampiro oficialmente reconocido, y el menos célebre.
El más exitoso, el conde Drácula, nació de la pluma de Bram Stoker, en 1897.
Más de un siglo después, Drácula se jubiló. No le preocupaba para nada la competencia de los vampiritos y vampiritas cursilones que Hollywood estaba fabricando; pero en cambio sí que lo angustiaban otras hazañas insuperables.
No tuvo más remedio que retirarse. Sentía un incurable complejo de inferioridad ante los poderosos glotones que fundan y funden bancos y chupan la sangre del mundo como si fuera pescuezo.
De Los hijos de los días, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012.
* Eduardo Galeano nació en Montevideo en 1940. Allí se inició en el oficio periodístico, en sus años tempranos, y allí publicó su primer libro. Desde 1973, vivió exiliado en Argentina y en la costa catalana. A principios de 1985 regresó a Montevideo, donde actualmente vive. En dos ocasiones fue premiado por la Casa de las Américas y por el Ministerio de Cultura del Uruguay. Recibió el American Book Award de la Universidad de Washington por su trilogía “Memoria del fuego”, y los premios italianos Mare Nostrum y Pellegrino Artusi, por el conjunto de su obra. Fue el primer escritor galardonado con el premio Aloa, creado por los editores de Dinamarca, y también inauguró el Cultural Freedom Prize, otorgado por la Fundación Lannam, y el Premio a la Comunicación Solidaria, de la ciudad española de Córdoba. En 2008 los países miembros del MERCOSUR lo designaron primer ciudadano ilustre.
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