El Che no fue un santo
ni un burócrata impuro.
Nunca me gustaron las fotos
de hombres grandes
en paredes pequeñas.
Ni a Jesús ni al Che
los tengo en fotos dentro
de mi casa. Conozco
su entrada y su quedarse
en la historia
con las gentes que amaron.
Los sigo y persigo
como a soles que alumbran
el oscurecimiento global
de la tierra.
El imperio se asusta
por la luz que trajeron.
Esa luz fuerte y limpia
que persigue a la sombra.
Eso basta.
Llévense todas las fotos
todos los íconos
y quede únicamente
su fuerte pensamiento
y su combate.
Raúl Arias – Ecuador. (Gracias, Raúl, por su colaboración)
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