Por Leslie Díaz Monserrat
La noticia corrió como pólvora. Madiba* ha muerto. El mundo llora. La imagen del líder africano ocupó el espacio estelar de todos los medios de comunicación. Sudáfrica exhala dolor. El pueblo tomó las calles y alumbró con velas las avenidas.
Rolihlahla nació para trascender. Su verdadero nombre significa rebeldía en xhosa (uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica) y se lo puso el padre, sin saber que sellaría de esta forma el futuro de su hijo.
Nelson, así lo llamó su maestra, la señorita Mdingane, el primer día de clase en la escuelita de la aldea de Qunu. El sobrenombre escolar lo inmortalizó para siempre. Nelson Mandela ha hecho historia.
A los 16 años participó en la ceremonia inicial de la edad adulta. Desde ese entonces fue bautizado como Dalibhunga, o el «creador», según el significado original en su idioma nativo.
Rolihlal Nelson Dalibhunga creció en un país dividido por colores. Saboreó el acre de la xenofobia. Fue a la cárcel. Allí vivió 27 años. No lo dejaban usar zapatos. Al salir no lograba anudarse los cordones con precisión.
El 11 de febrero de 1990 el país le abrió las puertas a su libertad. Cuando llegó a la presidencia, todavía la nación exhibía, sin cicatrizar, las heridas del apartheid.
Entre blancos y negros existía un abismo de odios y resentimientos. El Presidente dormía poco. Había malgastado mucho tiempo en la cárcel. Se levantaba muy temprano para correr.
Aceptó a su guardia personal con la blancura de los descendientes del conquistador europeo. Así inició el período de perdón y se convirtió en el padre de una nación multirracial.
En 1995, durante la Copa Mundial de Rugby, se presentó ante 2 billones de espectadores con el uniforme de los Springboks. Por primera vez, el estadio lucía repleto de blancos y negros. Todos juntos mostraban el nuevo color de Sudáfrica.
Puso amor por sobre el odio. Así se convirtió en Tata, el padre de la democracia sudafricana. Muchos le criticaron su amistad con Fidel Castro y sus visitas a Cuba. Pero él nunca abandonó a sus amigos, esos que le tendieron la mano cuando nadie lo hizo.
A Cuba le agradeció su contribución en la lucha contra el apartheid y la muerte de cientos de cubanos en tierras africanas.
En 2001 le diagnosticaron cáncer de próstata. La enfermedad lo alejó de la vida pública. A los 95 años, Khulu (abuelo en xhosa) luchaba por la vida en su casa de Johannesburgo. Este jueves la noticia entristeció a todos. Madiba Nelson Rolihlahla Dalibhunga Tata Khulu Mandela ha muerto. El mundo llora.
* Título honorífico que otorgan los ancianos del clan de la etnia xhosa.
Una excelente crónica de Leslie. La felicito por tan hermoso homenaje a Mandela y a ti, como siempre, por hacerla llegar a miles a través de Verbiclara.