Palabras del reconocido poeta Luis Manuel Pérez Boitel en la inauguración de la 23 Feria Internacional del Libro en Santa Clara
Una vez más la literatura tiende puentes, nos seduce desde la isla. El libro, como sortilegio o fuente del pensamiento emancipador está sobre la mesa o como telón de boca y nos permite otros diálogos, otras cosmogonías alrededor de un peculiar acontecimiento. La continuidad o ruptura con lo diverso esuna expresión genuina del imaginario cubano y de la voluntad de un país como el nuestro, que se traduce en esta Feria. El libro, como producto cultural dibuja límites y a la misma vez sobrepasa los límites del universo estéticode todos los que participan en esta celebración, iniciada hace veintitrés años por iniciativa de Fidel Castro Ruz. Esa diversidad de miradas que convergen en un libro nos advierten no sólo las peculiaridades del proceso editorial por provincias y sellos editoriales, sino también nos enfrenta al complejo y diverso entramado del hecho creador.
Por ello más que dar continuidad a la Feria Internacional del Libro iniciada en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el Castillo de los Tres Reyes del Morro, el 13 de febrero del año en curso, debo advertir en primera instancia, que esta celebración comenzó mucho antes con la propia aportación del escritor cubano a las letras, con la participación de disímiles editores, y trabajadores de imprenta, por lo que debe extenderse más allá de un tiempo finisecular. No existe por tanto un momento prudente, para demarcar en esa rara temporalidad la clausura del encuentro que siempre ha tenido como peculiar premisa el necesario hábito por la lectura, la formación y elevación de la cultura del pueblo, incluso desde la perspectiva axiológica, un hecho que beneficiará a futuras generaciones de cubanos lo que me hace sostener que leer nos permite adelantarnos a la historia misma, y también por qué no a reconocernos desde lo diverso como único modo de captar lo común que nos identifique, que nos legitime desde las raíces.
Es a partir de estos pilares que puedo hablar a nombre de todos los operarios de esta festividad, y también a nombre del receptor de esta obra que en el caso de Cuba se hace más auténtico, en tanto el nivel educacional alcanzado por el pueblo en estas cinco décadas y la realidad política y social bajo la que hemos logrado algunas conquistas. Romper la imaginaria cinta de protocolo para la inauguración de la vigésima tercera Feria Internacional del Libro, en esta provincia de Villa Clara, confieso me honra. Desde este lado del mundo he logrado realizar una obra literaria, que siempre clasificaría como iniciática y modesta, advirtiendo además la valía de la entrega de mis coetáneos a esa plaza mayor, que como sagrado altar nos sostiene a todos, nos vindica y nos seduce como lo necesario, resultante de esa única investidura de sentirse cubano, que no es privativo sólo a los que residen en la isla, estoy hablando de la cultura de nuestra Nación.
Este acontecimiento reviste particular mirada, al estar dedicado aGertrudis Gómez de Avellaneda, en su bicentenario año de nacimiento, definitivamente una de las mujeres más peculiares de las letras cubanas y con la que todavía la historiografía tiene grandes deudas. Estoy hablando de una rebelde y emblemática intelectual, emancipadora del pensamiento cubano, cuya vida bien pudiera convocar a cineastas que nos devuelva la lucidez de La Peregrina como antiesclavista, identificada con su patria, y de una obra excelsa, donde tiene un particular escaño su lírica romántica a tal punto que el propio CintioVitier, en Lo cubano en la poesía descubre “una pasión, un fuego, un arranque vital que ninguna poetisa española ha tenido, y que anuncian las voces femeninas americanas de nuestros tiempos. Ella es ya, completo, el tipo de la mujer hispanoamericana”.
Sin embargo, algo debemos hacer, a título personal, con un autor cuyo centenario de nacimiento para nosotros los villaclareños no puede pasar por alto este año. Estoy hablando de Samuel Feijóo, portentoso escritor que todavía no ha sido valorado en su dimensión real en tanto sigue siendo minimizado en los estudios historiográficos con el calificativo de folclorista, pasando por alto el valor de su lírica para las letras hispanoamericanas. En ese olvido supuestamente involuntario quiero convocarlos a todos para asumir un juicio prudente y verdadero en torno a este hecho. Primeramente, que se realice la nulidad de la resolución rectoral que expulsara a Feijóo de nuestra Universidad Central de Las Villas,pues como bien precisaran tanto Roberto Fernández Retamar como Alfredo Guevara, en sus discursos de agradecimiento al recibir la condición de Doctor Honoris Causa en dicha casa de altos estudios, resulta meritorio signar que es esta la Universidad de Feijóo. Para andar así, con pasos agigantados, ante un acontecimiento que no puede pasar por alto, por lo menos para nosotros.
Somos los villaclareños los que debemos tomar la batuta, como hacía la emperatriz Teodora ante las incongruencias del emperador Justiniano, en la Roma antigua para legitimar este centenario. Propongo incluso, con vista al 31 de marzo, día del libro, que las autoridades correspondientes insten al Ministerio de Cultura de nuestra República, para declarar “Patrimonio Cultural de la Nación” la obra de este extraordinario hombre de las letras cubanas. Creo ~sinceramente~ que resulta para nosotros necesaria y vital tal entrega para reconocer, de facto, la obra y la dimensión de todos los fundadores de Signos, en esta noble propuesta de festividad de los aniversarios cerrados que gesta el país, como también debemos recordar el centenario de nacimiento de Onelio Jorge Cardoso, cuya obra debe ser reeditada, estimo, con al apoyo mancomunado y solidario de las instituciones culturales ensalzando su extraordinaria contribución a las letras cubanas.
Este año también honramos la obra de la pinareña Nersys Felipe Herrera, quien fuera reconocida en el 2011 con el Premio Nacional de Literatura, una mujer sencilla, de una ternura extrema cuyos Cuentos de Guane, recuerdo leí con mucho amor en la infancia. Ella ha sido, en mi opinión, un hada madrina para inspirar a nuevas hornadas de escritores del género infanto-juvenil en nuestra patria. Loable también resulta compartir este escenario con un autor que ha declarado que sólo dejaría de escribir si el cerebro dejasede funcionar y cuya obra resultaimprescindible para los estudiosos de la Historia de Cuba, estoy refiriéndome a Rolando Rodríguez García, Premio Nacional de Ciencias Sociales en el 2007 y de Historia en el 2008, escritor hijo ilustre de Santa Clara, al que también le damos la bienvenida a esta provincia junto a los demás creadores que de diferentes ciudades del país han llegado para esta celebración.
Como es costumbre, la Feria del Libro se dedica a un país invitado, en esta ocasión resulta grato que un Estado integrante de la Alianza Bolivariana para Las Américas, sea el que nos acompañe. Hoy se valida el encuentro con un grupo de escritores de Ecuador que nos visitan y que demuestra la importancia de las transformaciones sociales que se escenifican en dicho país con la Revolución ciudadana y el diálogo a partir de la integración de Nuestra América. El propio presidente Rafael Correa, en mi opinión, uno de los gobernantes más lúcidos e inteligentesdel mundo político actual, ha estado en otro momento en esta provincia. Ecuador tiene una extraordinaria tradición en la cultura a partir de la presencia de Amazonía, Sierra, Costa y Galápagos, es una digna plaza para festejar con ella desde la literatura lo que tienen de común nuestros pueblos.
Múltiples espacios podrá disfrutar el público villaclareño, durante estos días de Feria del libro que entre conferencias, presentaciones, lecturas y extensión de venta de publicaciones se realizarán con la perspectiva de que la cultura es lo que salvará al país, aspecto que es la tesis principal de las palabras a los intelectuales de Fidel Castro, en junio de 1961, en tanto “estamos pidiendo al máximo desarrollo en favor de la cultura” idea esta reiterada para entender que ciertamente lo que hay que salvar es la cultura, intención que no puede ni debe ir distante del proceso social que vivimos.Esa columna vertebral que une la cultura y el país resulta genuina si valoramos la importancia de la atención al creador, la preocupación por lo que necesita para fraguar su obra, y que las instituciones de la cultura estén en función de ello. Por lo que al inaugurar esta Feria del Libro llamo a la reflexión de lo que hemos hecho en este camino.
Doy la bienvenida ~una vez más~ a todos ustedes a la Feria del Libro en Santa Clara, que declaro inaugurada con el pensamiento martiano de que “Un libro nuevo es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente”.
Muchas gracias.
De CentroArte
Deja una respuesta