Parecía una cola para comprar huevos de los llamados baratos o carne de res por la libre. La gente llegaba y rezaba el salmo de rigor: “¿Quién es el último?”. “¿Detrás de quién tú vas?”. “Detrás de la muchachita de la blusa roja que va detrás de la señora del pañuelo”. Y la fila crecía sospechosamente, no porque hubiese marcado algún iraquí con pinta del Estado Islámico, sino porque el tumulto estaba armado justo frente a una tienda de Cimex.
Imaginando estaba cuál era el artículo en rebaja por inminente caducidad cuando me voceó, de acera a acera, el vecino con quien suelo entablar discusiones de economistas no titulados: “¿Viste que sí hay dinero en la calle?”. Abrió la jaba y me alargó el comprobante recién rasgado en la puerta de salida: caja decodificadora de televisión digital, 38.30 CUC. “¿Hay o no hay dinero, periodista?”.
Me encogí de hombros, como…