Por Cecilia Arrozarena
En Cuba, a más de doscientos kilómetros de la capital, un par de kilómetros al lado izquierdo de la autopista de La Habana a Villa Clara, se encuentra un poblado al que la gente de los alrededores llama Lequeitio. Sin embargo, el nombre oficial de la localidad actualmente es Goitizolo, según se advierte a la entrada: C.P.A. Antonio Goitizolo. ¿Por qué ese nombre de Lequeitio? ¿Por qué ese otro nombre de Goitizolo? Algunos vestigios históricos y alguna leyenda servirán para explicarlo.
Es un lugar estrechamente ligado a la historia familiar de Juan Goytisolo, clásico vivo de las letras castellanas y más reciente premio Cervantes.
AGUSTIN GOYTISOLO Y SUS ESCLAVOS
Agustín Goytisolo, natural de Lequeitio se estableció en Cuba a mediados del siglo XIX. Pronto se hizo dueño de un montón de esclavos y de un nombre distinguido en la industria azucarera. Era propietario del ingenio San Agustín, en Cruces, junto a Cienfuegos, y adquirió otras tenencias a lo largo de la isla. A uno de esos ingenios que erigió le llamó Lequeitio.
Se casó con Estanisláa Digat Lizarzaburu y confió los ingenios e intereses cubanos a su hijo Agustín. Otro hijo de Agustín Goytisolo, Antonio, se casó con Catalina Taltavull y Victory, hija de otra rica familia cubana de origen anglo-menorquín, y se establecieron en Barcelona, de manera que la familia formó una especie de triangulo marítimo comercial Cienfuegos-La Habana-Barcelona. Bisnietos de Agustín y nietos de Antonio nacerían en Barcelona los escritores José Agustín, Luis y Juan Goytisolo.
Juan Goytisolo cuenta en su novela Coto Vedado que en los años 60, al desempolvar el archivo familiar, se encontró con cartas familiares, facturas, letras de cambio, correspondencia comercial, resguardos y fotografías, que trastocaban la acicalada memoria familiar recibida y evidenciaban la sacarocracia de la que había formado parte su familia:
“El mito familiar, escrupulosamente alimentado por mi padre, se esfumó para siempre tras la cruda verdad de un universo de desmán y pillaje, desafueros revestidos de piedad, abusos y tropelías inconfesables”.
Juan Goytisolo simpatizaba entonces con la revolución cubana, actitud que modificó después radicalmente. Nunca se sintió vinculado, por otra parte, al tema vasco de sus orígenes. El vino a nacer en una familia burguesa española de Barcelona y no es casualidad que, a pesar de su displicencia con el franquismo y su herencia, se vea justo ahora premiado por el establishment de la inteligencia española.
De su pasado familiar, sin embargo, y del sentimiento de culpa que le causaba habla también en Señas de Identidad y al principio de Juan Sin Tierra. En Coto Vedado, Juan Goytisolo transcribe tres cartas recibidas por su bisabuelo de personas de su mismo apellido:
“Cienfuegos, sbre 25 1873
Sr. D. Agustín Goytisolo:
Querido amo, la presente es para poner en su conosimiento como hayer 24 le é entregado a el niño Agustín 300 p. oro para que me entregara la carta y díse que no me la puede dar yo hoy no le puedo ser útil a consecuensia de mi enfermedar como sumersé sabe y espero de sumersé le diga algo sobre esto yo estoy en casa de Vizente y el es quien me mantiene y me paga los gastos de la botica y espero que sumersé le diga al niño Agustín que me la dé para ver si trasladandome a otro puerto puedo aliviar mi enfermedar pues estoy bastante fatal y si sumersé se quiere desengañar puede preguntar á personas de su confiansa sin otra cosa les piden la bendisión tanto a sumersé como a la niña Trinidad y demás familia esta su criada Factora Goytisolo.
Recuerde sumersé que U. me ofresió lá carta y yo viendo que sumersé se demoraba me é tenido que empeñarme y bio que ni de ese modo no me la querendar no se que acerme pues si desea que yo baya a trabajar al campo y que tenga que dormir en el suelo me lo dirán eso será en recompensa de mis trabajos yo espero en sumersé y en la Virgen de la Carida mande a darme la carta la criandera F.G”.
Hay que recordar que el apellido que ostentaba Factora Goytisolo no se debía a parentesco sino a la costumbre de que los negros adoptaran el apellido de su dueño a la hora de obtener la libertad. El de Goytisolo es uno de los apellidos típicos de la zona, como Zulueta, Arrieta, Nazabal, Ulacia…
Estas son otras dos cartas:
“Cienfuegos 30 de julio 1882
Muy sr. mío penetrada del más profundo dolor participo a U. la funesta noticia de la pérdida de su negro biejo Cándido, mi amado esposo que pasó a gozar de mejor vida el día 23 del presente y así como por sus amables prendas ha causado un común sentimiento a toda la familia y amigos me persuado que también sentira en el ánimo una igual pena suplico a U. le tenga presente en sus oraciones ofreciéndome con este motivo a la disposición de U. en los precepto que fueran de su agrado. Dios guarde a U. muchos años
Ceferina Goytizolo”
“Cienfuegos. Abril 22 1884
Sr. D. Agustín Guaitisolo
Estimado amo mío, deseo que al recibo de esta se halle Vd. y toda la familia gozando de un perfecta salud como yo para mí deseo y que todo sea felicidades y a la Sra la bendición a la niña Fermina Trina Luisita Josefita Dios que la acompañe mil años y que le doy gracias a su hijo Agustín por los favores que me está haciendo aquí de una desgracia que me calló que después de Dios el me salvó y que mande su criado que tiene muchos deseos de verlo más que escribirle y me hará favor de contestarme esta carta para versarla en lugar de Vd. que no es mi amo sino mi padre.
Vicente Goitisolo”
Se considera que la abolición de la esclavitud ha sido uno de los más grandes logros de la humanidad. Sin embargo, la liberación no significó bienestar para los desheredados. Los dueños de los esclavos desplegaban, al fin y al cabo, cierto paternalismo. Tiempos más duros que los de la propia esclavitud fueron aquellos de la supuesta libertad para aquellos libertos, sobre todo para los más ancianos, que quedarían de repente dispensados de ligaduras pero absolutamente desamparados.
DE UN LEQUEITIO AL OTRO: NAUFRAGIOS Y DELIRIOS
Eran tiempos de naufragios también los de mediados y finales del XIX. Los barcos zozobraban y, carente todavía de radio y de telefonía, desaparecían sin dejar rastro en el vastísimo océano que separaba a las dos lequeitios. Fue lo que le sucedió al buque Invicta del capitán Rafael Manterola, natural de Lequeitio, Vizcaya, quien a primeros de marzo de 1879, habiendo salido de Amberes hacia el puerto de La Habana, desapareció para siempre en los profundos mares de esa travesía, y nunca más se supo de él.
Lo mismo le sucedió a un miembro de la familia Goytisolo, Juan Martín Goytisolo, capitán de barco, quien partió de La Habana hacia Europa y se perdió también para siempre. Según tradición familiar, a los pocos días de que Juan Martín Goytisolo levase anclas en el puerto de La Habana, su hijo Silvestre Goytisolo, niño aún, en Lequeitio, sufrió altas calenturas y un delirio febril con visiones de naufragio:
—Hala, aita, ez ikaratu! Eutsi mastiari! Kontuz olatuagaz!
Es decir: “¡Así, no tengas miedo, padre! ¡Agárrate al mástil! ¡Cuidado con las olas!”. Así gritaba el niño en su delirio.
Y describía, y lo representaba como si lo estuviera viviendo él mismo, el angustioso drama de un naufragio que quizás, así lo ha trasmitido la leyenda, sucedía simultáneamente.
“Aita hil egin da!”
Es decir: “¡El padre ha muerto!”. Es lo que dijeron que el niño atestiguó finalmente, extenuado.
LEQUEITIO, OFICIALMENTE GOITIZOLO
Fue pues un ingenio azucarero quien dio nombre a la población de Lequeitio. Quien vaya por la autopista de de La Habana a Villa Clara, a más de 200 kilómetros, se puede desviar a la izquierda para llegar a esta pequeña población rural de Cienfuegos. Ya no hay ingenio, ni central, sólo algunas ruinas rendidas bajo la maleza, árboles de cítrico y matas de plátano. Hay también una colosal mansión, que debió ser increíblemente elegante, repartida ahora y descompuesta por menesterosas y numerosas familias.
Muchos de los habitantes de la zona se apellidan Goytisolo, o Goitizolo, aunque su ortografía correcta en euskera sería Goitisolo, lo que no significa en esa lengua sino “huerta de arriba”. Hablamos con José Goitizolo, un anciano negro, y su pequeña nieta, Marisleidis Terry Goitizolo. Nos dice que hay varias familias que se apellidan así. Y lo escriben con i latina y z, porque así lo ven escrito. Porque el nombre oficial del lugar ya no es Lequeitio. El lugar se llama oficialmente Antonio Goitizolo, como se lee a la entrada en un cartel de piedra:
C.P.A.
ANTONIO
GOITIZOLO
ANAP
Tiene condición de CPA o Cooperativa de Producción Agropecuaria, y el centro de producción está vinculado a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. El viejo lugar de Lequeitio, que es el nombre que le sigue dando la gente, se llama pues oficialmente Antonio Goitizolo.
La revolución cubana también intentó, como casi todas las revoluciones, reescribir el mapa del país. Extraños hilos étnicos y sociales se enredan en este cambio de nombre. Antonio Goitizolo fue un combatiente negro, uno de aquellos campesinos que hicieron triunfar la revolución en la isla de Cuba y cayó en su doloroso esfuerzo por lograrlo.
* Cortesía de Manuel Aire
Mi nombre es Amarilis Delgado Goytisolo de casada mi nombre es Amarilis Berdeal yo soy decendiente directa de Agustin Goytisolo el fue mi tatara abuelo encuentro este escrito de la familia Goytisolo muy facinante aunque yo no tengo contacto directo con la familia en España al unico que conoci fue al escritor Luis Goytisolo hace unos años cuando el visito a los Estados Unidos en Coral Gable Florida en casa de un primo gracias por el escrito aprendi algo de mi familia y su misterioso pasado
Atentamente
Amarilis Delgado Goytisolo (Amarilis Berdeal)
Miami Florida USA
Estimada Amarilis, gracias por su comentario, se lo envié a la autora del trabajo, que es del País Vasco. Saludos cordiales desde Cuba.
Yo por ser hijo de este pequeno pero querido pueblucho,me siento muy interesado en su historia,en sus costumbres y en sus jentes que me vieron nacer y crecer como uno mas,naci alli en 1957 y estuve y estoy muy ligado a la familia goitizolo que es muy extensa,de hecho quien sale en la foto es mi cunado,Rolando goitizolo y su nieta Marisleydi,Ahora por circunstancias del destino vivo aqui en Holanda, En La Haya,pero mis recuerdos y la infancia vivida en Lequeitio no los olvidare nunca, creo que fue la etapa mas feliz de mi vida, Saludos cordiales
Gracias por su comentario, Raúl. Quizás la autora del trabajo le responda. Los recuerdos de la infancia no se borran jamás. Saludos cordiales.