Por Carlos Alejandro Rodríguez Martínez
Viejos amigos del escritor santaclareño Agustín de Rojas unieron empeños, recordaron conversaciones con el autor de Espiral, releyeron y enmendaron la novela El publicano, presentada en esta Feria por la casa editorial Sed de Belleza. Agustín, después de terminar la escritura de su novela histórica —según la definió él mismo—, envió apresuradamente una copia a concurso. Y aunque antes habría modificado determinadas consideraciones estilísticas que intentaban remedar el posible lenguaje de una época, decidió enviarla sin correcciones. Poco después, ganó el Premio Especial de Novela Dulce María Loynaz.
Tras la muerte del más importante autor cubano de ciencia ficción, según numerosos críticos, los escritores Yamil Díaz Gómez (corrector) y Carmen Sotolongo Valiño (editora) entregaron a Sed de Belleza una nueva versión de la obra, corregida a partir de criterios discutidos, oportunamente, con el autor.
De esta manera, la 24 Feria del Libro y la Literatura trae como novedad un excelente libro que aúna su valioso contenido con una encomiable edición. Por añadidura, el prólogo —profundo, analítico— del escritor Abel Prieto y el epílogo del fotógrafo, novelista y poeta Rubén Artiles Egües llaman la atención sobre los valores de esta obra que Agustín legó a la literatura cubana.
Según el Asesor del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, con El publicano su autor emprendió «una búsqueda trascendente, estremecedora, heroica. Nos dio una lección de coraje intelectual y de fe en la literatura. Y demostró cuánto puede lograrse si se desdeñan los anzuelos de las fábulas pueriles y olvidables y se encarnan a pecho descubierto los Enigmas Mayores».
Particularmente sobresale el empeño del escritor por abordar una historia universal, sin hojarascas incomprensibles. Agustín escribió un libro sobre Jesús, el hombre, y más aún, una novela trascendental sobre la ética humana. Frente a otras historias de Cristo, enfocadas en la interpretación de los evangelios o de algunos documentos eclesiásticos, El publicano presenta un enfoque ateo de Jesús y de sus discípulos.
En la novela, dividida en tres partes (Un milagro en Capernaum, El tiempo de pruebas, Los muertos vuelven a la vida) y un epílogo (Las águilas parten hacia el cadáver), el hombre Jesús y sus discípulos viajan por Tierra Santa para transmitir un mensaje de fe, que es, también, una ética social.
Por eso, hay que seguir a Abel Prieto cuando asegura que El publicano es, «por su audacia, su desenfreno tan agudo y lúcido, su reflexión tan honda sobre la incertidumbre y sobre la fe», una hazaña conmovedora.
Con la presentación de esta sui generis novela, en el ámbito de la 24 Feria del Libro y la Literatura, se ofrece a lectoras y lectores una posibilidad certera para acercarse a la obra que determinó un giro en la literatura de Agustín de Rojas. Antes de que el sello editorial Letras Cubanas publicara en 1998 la novela, el escritor santaclareño había concebido populares historias de ciencia ficción como Espiral, Una leyenda del futuro y El año 200.
Ayer (27 de marzo), con la presencia de Julián González Toledo, ministro de Cultura, los escritores Carmen Sotolongo y Yamil Díaz, conjurados con Abel Prieto y con el espíritu creativo de Agustín de Rojas, nos entregaron esta obra imperecedera. Y los lectores apasionados, y los críticos, y los interesados en la literatura, ahora y en los tiempos futuros, tendrán que volver una y otra vez a El publicano.
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