En 1923 saltó a la grama del Boulanger Park un equipo que muchos consideran lo mejor que haya pisado un diamante beisbolero en la Isla. Era la segunda versión de los llamados Leopardos de Santa Clara, un team que se unía a los ya profesionalísimos Almendares, Habana y Marianao. Esa temporada la liga invernal cubana era asaltada por esta cuadrilla del centro de Cuba y su trío de jardineros, Pablo Champion Mesa, Oscar Charleston y Alejandro Oms, haría historia.
John McGraw, mánager de los Gigantes de Nueva York, declararía por esos años: «El Caballero Oms, Oscar Charleston y Pablo Mesa son los mejores jardineros que he visto en mi vida. Mesa era considerado en ese momento el hombre más rápido en Cuba de home a primera.
Todo eso forma parte de la tradición beisbolera de esta provincia, leyenda que se condenó, como todo lo que olió a profesionalismo y se catalogó de olvidable. Pero desde que los equipos de la Serie Nacional cargaron con sus motes y mascotas, y Villa Clara se quedó al amparo de una naranja inexplicable y multioficio, las interrogantes albergaron la mente y el verbo de muchos intelectuales, de esos buenos, que por acá se apasionan por el béisbol.
De esta zona también, de Santa Clara, pero con asiento hace un tiempo en la capital del país y en Escriba y Lea, el doctor Félix Julio Alfonso tiene más de un argumento para que, de una vez por todas —como reclamó en la casona de la Uneac villaclareña—, esta novena recurra a los Leopardos como grito de guerra.
«Sobre el equipo de Villa Clara, algunos dicen que somos los azucareros, en una provincia donde quedan escasos ingenios; otros, los anaranjados, por el color del uniforme, o las inexistentes naranjas; y para unos pocos, entre los que me cuento, somos y debemos ser por derecho propio, los herederos de aquellos felinos gatopardescos que irrumpieron, con las garras afiladas y el pelaje torvo, en el lejano campeonato del año 1922. Pero por algún motivo que desconozco, a ciertos cronistas y funcionarios no les gusta este apelativo o lo consideran algo vergonzante. Nada puede ser más glorioso para el actual equipo Villa Clara que llevar el sobrenombre de Leopardos», explicó Alfonso.
Este es el mismo team Santa Clara, que en la historia de las Grandes Ligas iguala en peloteros (10) en el Salón de la Fama a los Rojos de Cincinnati, Tigres de Detroit y Medias Rojas de Boston. Así de grande fue este equipo que merece desempolvarse.
Otro que está inspirado en esta campaña es el escritor Lorenzo Lunar, quien fue determinante al declarar: «Esto no es un capricho, es una lucha por la cultura de esta ciudad. En el béisbol tenemos que ir a la tradición y hay demasiada ignorancia alrededor de este tema. La identidad de la provincia está en los Leopardos y no en una naranja sin sentido».
Más allá del debate de la intelectualidad, de comentaristas o directivos del Inder, quienes también navegan por esas aguas, existe la necesidad real de que el pueblo conozca su historia y sus porqués. Que nada impuesto se corone, solo aquello que premie lo que hemos sido y seremos.
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