Aprovecho este Día de las Madres para publicar este poema de Antonio Guerrero, uno de los Cinco antiterroristas cubanos que estuvieron injustamente encarcelados en los Estados Unidos y que ya se encuentran en su patria, la mía, Cuba. Mirtha Rodríguez, su madre, vive orgullosa de este héroe de la Patria. Felicidades, Mirtha, en su día.
Madre mía
Llamarte por tu nombre, flor y amiga.
Tus manos hacen mucho cada día.
Mujer deshabitada, rebeldía
para hacer que el amor que arribe y siga.
Lágrima del frutal y de la espiga
que solemne se llena de alegría.
Isla dinámica en la geografía
de donde el corazón la paz obliga.
Tu nombre es una inmensa desnudez
de luz y vida. Sin ti la lucidez
no podría encontrar lo más sublime.
Donde yo te menciono hay valentía,
y al hacerlo, tú evitas se lastime
mi paz y mi entereza, madre mía.
23 de julio de 1999
My Mother
I call by your name, flower and friend.
Your hands fashion the world each day.
Uninhabited woman, rebelliousness
in making love arrive and continue.
Tear of spike and fruit
which solemnly fills itself with joy,
dynamic island in the geography
where the heart obliges peace.
Your name is an immense nakedness
of light and life. Without you,
lucidity lacks what is most sublime.
Where I mention your name there is courage
by wich you disallow
my peace and my integrity to be lacerated, my mother.
July 23, 1999
Fuente: Guerrero, Antonio: Desde mi altura; From My Altitude, pp. 78-79, Editorial José Martí, La Habana, 2001.
Carta de un emigrante a la madre
Nací con los estertores del arco iris gris
de Hiroshima y Nagasaki.
Crecí en tu regazo:
María, Lorenza, Josefina…;
no viene al caso tu nombre de jilguero
porque me basta la manzanilla de tu cabello
para sentir tu aleteo en mi sangre.
En esta tarde de lluvia con Patria desgarrada
veo con tus ojos de agua
mi origen de eucalipto y palmera,
la cometa sin piola que extravié en tu delantal de harina…;
el cielo atormentado de Irak,
la pupila quemada de niños palestinos
y la bestia de acero rondando las alcobas.
Tengo para mí un desayuno de ausencia,
cocido con la despedida de emigrante,
tu retrato de perfil enamorado de mi padre,
mi cédula de identidad con el once y ceros infinitos;
una oración desnuda con muletas,
semejante a la gallina ciega picoteando estrellas.
Aciertas, madre, al decir que tu hijo
tiene “cosas extrañas”:
soy Diógenes con su lámpara encendida
en mitad del día;
el hombre que se suicidó por una manzana…
En esta tarde de lluvia con Patria desgarrada,
siento que aún respiro en tus entrañas,
como un árbol colosal de insondables raíces;
siento que aún navego en tus pies de transparentes peces,
y añoro tus dedos que limpiaron mis lágrimas vertidas
por mi perinola que murió de alegría.
Madre:
hoy he medido la distancia con el mar,
y creo que mi retorno es un boceto corroído,
un oasis colgado del cielo sediento…
Deja por un instante
tus faenas de perejil y maíz,
y baja al río:
toca las piedras nocturnas de cocuyos
que nos permitían lavar penas
y escurrir recuerdos.
Dile a Rosalía, dormida bajo el capulí,
que aprendí en el teclado de las golondrinas
la canción vespertina de la separación sin olvido.
Toma una hoja del limonero,
y entona aquella elegía que papá compuso
contra la guerra en su mesa de carpintero.
Siéntate con la diestra en la mejilla,
para escuchar la sinfonía de las ranas
y tu universal nombre que grito desde el río…
Agosto/2006.
César Cando Mendoza
Gracias, César, la publicaré. Saludos
En realidad debemos apreciar muxo a nuestra mamitas bless kisss
Es la misma que me dijeron en el cole
Este poema es muy bonito
q poema mas lindo valoremos a nuestras madres q es el regalo mas lindo q Dios nos a dado tkm mamita
Una gran pagina , qué siga el exito …..!!!
Muchas gracias, Güicho. Saludos cordiales
me gusto el poema
lindo y las palabras q necesita una buena madre
El 10/05/2015 10:01, WordPress.com escribió: > WordPress.com > verbiclara posted: » Aprovecho este DÃa de las Madres para publicar > este poema de Antonio Guerrero, uno de los Cinco antiterroristas > cubanos que estuvieron injustamente encarcelados en los Estados Unidos > y que ya se encuentran en su patria, la mÃa, Cuba. Mirtha RodrÃguez, s» >