Por Eduardo Galeano
Siglos antes de que naciera la cocaína, ya la coca fue hoja del Diablo.
Como los indios andinos la mascaban en sus ceremonias paganas, la Iglesia incluyó la coca entre las idolatrías a extirpar. Pero las plantaciones, lejos de desaparecer, se multiplicaron por cincuenta desde que se descubrió que la coca era imprescindible. Ella enmascaraba la extenuación y el hambre de la multitud de indios que arrancaban plata a las tripas del Cerro Rico de Potosí.