Por Marta Hernández
El embeleso es la flor que figura como uno de los íconos identitarios populares de la ciudad de Santa Clara, razón por la cual es común verla sembrada en parques, sitios históricos y alrededor de esculturas o monumentos.
Martha Anido, historiadora y folclorista de Villa Clara, relató a la AIN que el arbusto abundaba en los terrenos donde se fundó, el 15 de julio de 1689, la villa de la Gloriosa Santa Clara.
Cuando comenzó la urbanización y se construyó el actual parque Leoncio Vidal, se mantuvo el embeleso dentro de la vegetación de la plaza.
La estudiosa explicó que el colorido de las pequeñas flores y su resistencia al clima tropical permiten su ubicación en zonas exteriores.
El mayor arraigo popular de la planta comienza el 24 de febrero de 1924, cuando se devela el monumento a Marta Abreu, en el parque Leoncio Vidal.
Desde entonces un compacto grupo de embelesos rodea la gran escultura de bronce, un hecho que devino costumbre y se extendió a otros sitios históricos de la ciudad hasta la actualidad, afirma.
Refiere Anido que este hábito popular, que incluye jardines y patios domésticos, contribuye a que los embelesos figuren entre los elementos que identifican la villa, aunque no esté oficialmente reconocido.
El Plumbago auriculata, nombre científico del arbusto, es originario de África, los estudiosos refieren que desde allí llegó a las islas españolas y luego los colonizadores lo trajeron a Cuba, donde se arraigó.
Para beneplácito de los santaclareños la historia de la planta resulta un resumen de la identidad de los cubanos, en la cual está mezclada la sangre africana, con la nativa y la ibérica.
Siglos han pasado desde que el embeleso llegó a la mayor de las Antillas y llenó los terrenos de Santa Clara.
La permanencia de dicha planta permite que en 2015, al paso por parques y sitios históricos de la ciudad, visitantes y locales puedan apreciar los conjuntos de esa pequeña flor azul que matiza, junto al verde de la vegetación acompañante, los lugares donde se guardan momentos vitales de la historia citadina.
A punto de cumplir 326 años, la ciudad renueva sus bríos, y se replanta la flor en los bordes de esculturas como la de Marta Abreu, el monumento a la acción contra el Tren Blindado, en el Parque de los Mártires y áreas exteriores de la Plaza de la Revolución Ernesto Che Guevara.
Tomado de AIN
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