Por Horacio Ricardo Silva
En el marco del “9° Proyecto de ArtErótico en Primavera”, organizado por Orlando Siliotti, el próximo sábado 19 de septiembre tendrá lugar la presentación de esta obra, opera prima de Sandra Flores Ruminot. La cita es a las 20:00 hs en La Nave Cultural, Av. España y J. A. Maza, ciudad de Mendoza.
La autora, nacida en 1970 en Concepción (Chile) y radicada en Mendoza desde los cinco años de edad, es docente de teatro, actriz y escritora. Ha recibido el Premio Nacional Argentores 2010, por su obra de radioteatro “Cuando seamos libres”, en coautoría con Marta Reta. Es parte del staff de las revistas digitales “Palabras Macabras” y “Literatta”, en las que tiene a cargo la Columna Erótica; e integra, además, el café literario “Palabras Convocantes”, un espacio de difusión de la literatura y el arte mendocinos.
Dice Flores Ruminot: “El erotismo llegó a mis poemas como una pulsión natural; surgió de pronto sin intención preconcebida, como una necesidad de expresión de mis deseos, vivencias y fantasías, porque la pasión forma parte de mi naturaleza”.
Para la autora, la represión de la sexualidad constituye “una forma de dominación, de establecer qué es lo socialmente permitido o condenado; y es por eso, que el erotismo femenino ha sido silenciado a lo largo de la historia”.
Ella tenía sabor a manzanas, publicada por Editorial Equinoxio, ofrece entonces un espacio de rebeldía vital; una “insurrección de buena salud”, al decir de Antonin Artaud, contra un mandato patriarcal que preconiza la mutilación del clítoris del alma.
Porque, como afirma la poeta: “Una mujer debe reconocer su esencia sensual, y disfrutarla sin prejuicios; que el erotismo es una parte intrínseca de su condición humana, y que es necesaria en la búsqueda de su libertad e identidad”.
Durante el evento, la autora —acompañada por la locutora nacional (ISER) Sonia Balzano— darán lectura a algunos de los poemas que conforman esta intensa obra, húmedo homenaje a la exquisita sensualidad de Venus y Afrodita; un libro que —a todas luces— debe leerse en pareja.
era un amor de candil incendiado
en los ruidos de la noche
no podían pronunciarse
sin desearse hasta la sombra
una caricia vagabunda
fagocitaba el ansia
desataba el nudo del jadeo
avergonzaba paredes
sorprendía curiosas miradas
era un amor de brasas
de pechos apretados
de bocas abiertas como peces
de ropas deshojadas en un cuarto
cualquier hora era la hora
de arrancar suspiros a la cama
violar mesadas de cocina
detener ascensores en marcha
se rumiaban a la distancia
masticando el recuerdo
del último gemido
saboreaban en los huecos del reloj
los besos tatuados en los labios
añoraban el olor de la batalla
era un amor de chispas
de leños frotados en vaivenes
de piel iluminada por temblores
de vientres naufragados
en mareas de flujos aromáticos
de esos que sellan
la voz con la locura
de esos que se gritan
un amor de fuego
a matar
o morir en un suspiro
Sandra Flores Ruminot
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