Por Desiderio Navarro
Esto no es más que una vergüenza que retoma, recombina y refuerza, hasta usando símbolos patrios, algunos de los peores fenómenos negativos señalados más de una vez en los Consejos Nacionales y en las reuniones de la Comisión de Cultura y Turismo de la UNEAC.
Ya en el Power Point que sobre el marketing turístico presenté hace varios años ante el Consejo Nacional de la UNEAC aparecían varias imágenes para turistas —afiche, lata de bebida, escultura en madera pintada —que, en una fusión de sexismo, racismo y pseudofolclor, ofrecían mulatas sensuales vestidas con la bandera cubana. La gran diferencia es que esas imágenes ahora ya han cobrado cuerpo y vida y bailan para el turista estadounidense.
Sólo una combinación de concientización ideológica y sanciones administrativas podría contrarrestar ese «vale todo para vender», ese mercantilismo inescrupuloso en busca de esa «Money» que, simbólicamente, la foto descubre en el fondo y pone de relieve entre los dos cuerpos femeninos. Hay que declarar inadmisible, de una vez por todas, la eterna coartada economicista de las «buenas intenciones» de la captación de divisas y turistas. De lo contrario, los «casos puntuales» serán cada vez más escandalosos y reiterados. En realidad, son casos sintomáticos tan «puntuales» como las puntas de icebergs.
Ante casos como éste, lo más comprometido de la intelectualidad y de la sociedad cubana en general seguramente no permitirá que, con su silencio, la voz de unos pocos intelectuales aislados resulte, sin quererlo, la única expresión de la conciencia crítica de la sociedad en la esfera pública. A todos los que amamos este país y su cultura nos toca ser los aguafiestas impugnadores del mercantilismo turístico inescrupulosamente pragmático, de la apropiación real y simbólica de espacios públicos por el lujo aristocrático o la banalidad pedestre corporativos foráneos, de la entrega de nuestras calles y nuestra cultura y hasta nuestra bandera como espectáculo o paisaje de fondo a la medida de los caprichos, fantasías y expectativas del Otro-con-Money.
Y sin más, ¡que de actitudes hable Nicolás!
Desiderio Navarro
6-Mayo-2016
Maracas
De dos en dos,
las maracas se adelantan al yanqui
para decirle: —¿Cómo está usted, señor?
Cuando hay barco a la vista,
están ya las maracas en el puerto,
vigilando la presa excursionista
con ojo vivo y ademán despierto.
¡Maraca equilibrista,
güiro adulón del dólar del turista!
Pero hay otra maraca con un cierto
pudor que casi es antimperialista:
es la maraca artista,
que no tiene que hacer nada en el puerto.
A ésa le basta con que un negro pobre
la sacuda en el fondo del sexteto;
riñe con el bongó, que es indiscreto,
y el ron que beba es del que al negro sobre.
Ésa ignora que hay yanquis en el mapa;
vive feliz, ralla su pan sonoro,
y el duro muslo a Mama Inés destapa,
y pule y bruñe más la Rumba de oro.
Nicolás Guillén, West Indies, Ltd. (1934)
No sucede nada, no temas.
Sólo es el tiempo.
Nos ha pasado
como una exhalación
y hemos tenido que arrimarnos un poco
al arcén. Pero
ya contábamos con eso.
Mira, la noche (allí enfrente,
esperando) aún está
Ven,
salgamos fuera
Todavía
nos queda mucho
atardecer.
Karmelo Iribarren
Precioso poema, Nicolás. Gracias