
Muerte de Martí en Dos Ríos, de Carlos Enríquez.
Luchó como un león, altivo y noble,
siendo su muerte el sol de la pelea:
de orgullo, pues, su aniversario sea;
uno más, funérea, la campana dobla.
La Fortuna, inconstante, de un mandoble
quiso, al matarlo, destrozar la Idea,
y al resplandor de la incendiaria tea,
cayó en la lid cual altanero roble.
No se eclipsó la Estrella Solitaria,
sino que fue mayor su centelleo…
Y hoy, en prez de su gloria extraordinaria,
la patria, convertida en mausoleo,
le ofrece de los bronces la plegaria
y su enseña en el Moro por trofeo!
El Fígaro,
20 de mayo de 1903.
Deja una respuesta