
El jacinto es una planta perenne oriunda de las costas del Mediterráneo.
Hyacincthos era el nombre del hijo de la musa Clío, un joven dotado de gran belleza y muy amigo de Apolo, por más que las malas lenguas dijeran que el dios del Sol se había apasionado por él. Un día, Apolo lanzó el disco con tan mala fortuna que el viento lo desvió y alcanzó a Jacinto en la cabeza, y lo mató en forma instantánea. Desolado por el accidente, Apolo transformó la sangre que salió de la herida de su amigo en una flor de color azul o, a veces, violeta: el jacinto.
Debido a su bella tonalidad, este nombre se le dio también a una piedra semipreciosa, el circón, que es considerada, por alguna razón desconocida, como símbolo de la lealtad e indicada para la meditación. No obstante, hay piedras de circón de otros colores, tales como rojo y amarillo.
El nombre de Hyacincthos pasó como Hyacinthus al latín y como Hyacinthe al francés, del cual llegó al español bajo la forma Jacinto. El nombre de la planta se registró por primera vez en nuestra lengua en 1438.
De La palabra del día, por Ricardo Soca
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