A L. Ascanio García
¡Viene de aquel lugar casi olvidado,
viene de aquel lugar
donde los lirios campesinos brotan
como espumas del mar!
Abandonó feliz y diligente
el nemoroso hogar,
cuando tras noche taciturna el día
empezaba a clarear.
Cual de purpúrea flor la Primavera
un frondoso rosal,
el crepúsculo abierto la encubría
en un manto real.
Bajo la tersa cúpula inflamada
bajo el palio triunfal
de los orbes que viajan arrullados
por un canto inmortal:
Sobre el movible dorso de la pampa;
sobre esa inmensidad
de esmeraldina veste desplegada
en onda colosal:
Su busto dibujaba exuberante
la primera claridad
que bajaba del cielo hacia los campos
cubiertos de humedad.
II
¡Viene de aquel lugar casi olvidado,
viene de aquel lugar
donde los lirios campesinos brotan
como espumas del mar!
Allí donde termina el blando sesgo
de la cuna triunfal,
besa la carne virgen de sus formas
la falda azul fugaz.
Como la tierra hoja del capullo
la espiga sin brotar,
vela su pie la suave capellada
de color verdemar.
Flotan sobre sus hombros, como alas
que quisieran volar,
las matizadas puntas del flamante
pañuelo de Madrás.
¡Que cubre como el pelo de las diosas
botones sin libar,
ánforas que el amor cierra en un punto
con chapas de coral!
Sobre su testa de copioso bucle
el viento hace temblar
ancho sombrero de cogollo, ornado
con una pluma real.
Cruza la morbidez de su garganta
de peonías un collar,
y a cada brazo de opulenta forma
ajorca de metal.
III
¡Viene de aquel lugar casi olvidado,
viene de aquel lugar
donde los lirios campesinos brotan
como espumas del mar!
Viene de aquel lugar de luz henchido,
de luz y soledad,
en pos de las alegres francachelas
de la vieja ciudad.
Viene para el amor: viaja impelida
por misterioso afán,
como hacia el fuego van las mariposas,
como los ríos al mar.
Viene para sentir hondos espasmos
y caricia infernal,
en medio a los ardientes devaneos
de ruda bacanal.
Viene como esas flores de la umbría
en el cieno a rodar,
como esas flores qué rodando llenan
las iras del raudal.
¡Ay! Cuando vuelva entumecida y sola
al calor del hogar,
ya no será la aurora quien la envuelva
en un manto real.
¡Ya no será la flor intacta y bella,
el lirio sin besar,
sino el clavel, envenenado y rojo
con que florece el mal!
Fuente consultada:
Francisco Lazo Martí. Poesías. Estudio preliminar de Edoardo Crema y una Introducción a la presente edición. Caracas, Venezuela, 1966, página 49. Colección Clásicos Venezolanos de la Academia Venezolana de la Lengua, N.º 12.
*Muchas gracias a mi querida amiga poeta venezolana Siboney del Carmen Rey (Yajaira del Carmen Soler Mendoza), que lo tecléo y me lo envió.
**Nació en Venezuela el 14 de marzo de 1869, en el estado Guárico, población de Calabozo, y falleció en el 8 de julio de 1909, en Maiquetía, estado Vargas. Junto con otros escritores venezolanos renombrados como Rómulo Gallegos, encabezó en Venezuela el movimiento literario del criollismo o nativismo criollo, que buscaba alejarse de lo exótico y enaltecer lo propio y lo patrio.
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