Por Omar Ríos G.
Coordinador TESORO Cuba
Una llamada de alerta que me llamó la atención hoy, fue la de una joven, repito, joven, estudiante de Periodismo, que quiero compartir con los que acceden a nuestro entorno de Hermes Google Groups.
Fue sobre el Repentismo que la estudiante de Periodismo Sabrina M. López Camaraza hace un artículo en la página cuatro del libelo Granma, de hoy 5 de julio, titulado «Entre el olvido y la esperanza». En él se les da la paternidad del repentismo cubano a campesinos de origen canario, especialmente los situados en el occidente cubano. Sabrina sitúa el siglo XVII como la entrada de la décima cantada en la literatura y cultura cubana.
En el Repentismo, la espinela es cantada e improvisada, para lo cual se necesita un “don” natural pocas veces visto.
Por ser de origen campesino, dice la novel periodista, se consideró este arte «la Cenicienta de la literatura cubana», ya que muchos poetas la ignoraban y hasta despreciaban porque surgía en los bohíos…
Aún hoy tenemos una gran deuda con la improvisación, y la juventud rechaza lo campesino por lo desleal de los medios comunicacionales en general por su origen campestre y lacerada por prejuicios sociales.
Alexis Díaz-Pimienta ha tratado el tema, y no hay oídos receptivos aún que saquen del ostracismo y subvaloración a esta forma de decir del poeta campesino.
La crítica especializada calla, y así se ha ido perdiendo la vida de la improvisación, que ya tampoco es propiedad masculina, sino que las féminas también la han asumido y divulgado.
Como única excepción, está el programa de TV «Palmas y Cañas», loable esfuerzo en pro de la herencia guajira por los aportes a la cultura cubana.
Tengo entendido que con alguna frecuencia en Canarias se hacen eventos cuyo invitado especial es el Repentismo, y algunos de nuestros artistas del género han asistido. Quizás debieran nuestros medios cubanos ser más dúctiles en cuanto a gustos se refiere, y Cultura re-abrace esta forma poética que alguna vez fue parte de la herencia campesina y motor de la cultura en los montes donde el mambí se batía con el machete en la mano…
Deja una respuesta