Los cuentos «agudos y graciosos» —frecuentemente con connotaciones picarescas o abiertamente sexuales— se contaban en otras épocas en voz baja, entre cuchicheos, sobre todo en presencia de personas del sexo opuesto, un recato que antes era mucho más acentuado que hoy.
Para designar estas historias, al comienzo obscenas, surgió la palabra chiste, derivada del verbo chistar. En los orígenes de nuestra lengua, este verbo tenía el significado de ‘cuchichear, hablar en voz baja’ o también ‘emitir un sonido con intención de hablar’. Chistar es una voz de formación onomatopéyica que proviene del sonido /sst/ o /chst/, para llamar a las personas o para imponer silencio. Chiste aparece documentado en castellano desde el siglo XIII con Berceo, bajo la forma chista y, por el contexto, vemos que se refería a historias obscenas:
Mostrad el Pater noster a vuestras creaturas.
Castigad que lo digan yendo por las pasturas,
Mas vale digan esso, que chistas e locuras,
Ca suelen tales mozos fablar muchas orruras
El carácter obsceno de los primeros chistes aparece también en el portugués de Camões, como vemos en este verso de la Comedia del rey Seleuco, en la cual el chiste aparece como una canción lasciva:
Mande-lhe cantar un chiste.
Chiste não que es desonesto,
E não tem esses extremos,
Outro canto mais modesto.
De La palabra del día, por Ricardo Soca
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