Este término aparece ya en el Universal vocabulario en latín y en romance (1470), de Alfonso Fernández de Palencia, proveniente del latín paedagogus ‘preceptor’ , palabra tomada del griego paidagogós, con el mismo significado, que se formó mediante la unión de paidós ‘niño’ y agó ‘conduzco’, ‘guío’. Entre los antiguos, el pedagogo era una especie de ayo o preceptor, que se encargaba de guiar al niño durante los primeros años de su vida.
El vocablo pedante surgió en Italia como una broma hecha a costa del cultismo pedagogo, que el pueblo identificó en forma jocosa con la palabra ya existente pedante, que significaba ‘el que anda a pie’. Al comparar pedante con pedagogo, se buscaba establecer un contraste entre la arrogancia de algunos pedagogos y su pobreza, ya que todos ellos andaban a pie, algo que poco ha mudado con el paso de los siglos.
En los últimos años, apareció en nuestra lengua el galicismo pedófilo (de pédophile), para designar a quienes abusan sexualmente de los niños, que acabó por ser incluido en el diccionario de la Academia Española. Sin embargo, la Academia hasta hace pocos años prefería paidófilo o, mejor, pederasta, aunque este último vocablo —formado por paidós y erastés ‘amante’— se aplica también a los homosexuales masculinos.
Entre los derivados de paidós encontramos también en nuestra lengua pediatra, que se formó con la adición de iatrós ‘médico’, para designar al facultativo que se especializa en niños.
De La palabra del día, por Ricardo Soca
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