(Al Ché, no in memoriam)
Tu piel ligada al hueso se perdió en la tierra.
La lágrima, el poema y el recuerdo
están labrando sobre el fuego el canto de la muerte
con ametralladoras doradas desde ti.
Y aquí, a cada noche se busca en tus libros
el propósito justo de toda acción
y se abre tu memoria a todo el que renace
pero nunca falta alguien que te alce en un altar
y haga leyenda tu imagen formadora
y haga imposible el sueño de alcanzarte
y aprenda algunas de tus frases de memoria
para decir “seré como él” sin conocerte
y lo pregone sin amor, sin sueño, sin amor, sin fe
y pierdan tus palabras sentido de respeto
hacia el hombre que nace cubierto de tu flor.
Algún poeta dijo, y sería lo más justo:
Desde hoy nuestro deber es defenderte de ser dios.
Callejas, 1968.
(El verso en cursiva es de Vicente Huidobro, del poema «Elegía a Lenin»).
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